Llamarse jefe para no serlo …

El G4 con un acuerdo que le permite resguardar sus intereses partidistas y personales ató las manos de un imberbe político devenido en Presidente interino, deciden a conveniencia sin tomarlo en cuenta, lo convirtieron en un jarrón chino. El repetido eslogan Cése de la usurpación, Gobierno de transición, Elecciones libres es un trapo empolvado que olvidaron en algúna gaveta de las oficinas del G4.

La tiranía actúa a sus ánchas porque enfrenta a una oposición complaciente y dividida dirigida por viejos dinosaurios que temerosos de perder la cuota de poder que le han arrojado, eligen doblarse siendo lo importante no partirse, por lo cual deciden que la tragedia de Venezuela y las necesidades del pueblo venezolano deben seguir esperando.

Guaidó no ha sabido asumir su investidura y se comporta como la gallina que desplumó Joseph Stalin, perdió el rumbo, desconoce la dimensión del problema de Venezuela y la importancia del apoyo que la Comunidad Internacional le brindó a él, no al G4.

El comportamiento timorato y sumiso del Presidente interino frente a los cuatro jinetes de su apocalipsis ha permitido que lo entierren políticamente, debería asumir el liderazgo y hacerse respetar por tres razones fundamentales, el compromiso al respaldo que le brinda a la Comunidad Internacional, la confianza que depositaron en él los venezolanos y la herencia moral que dejará a su descendencia.

Cuando levanta su voz en nombre de Venezuela para criticar las elecciones en Nicaragua por estar viciadas se convierte en candil de la calle, porque el 21 de Noviembre en Venezuela se realizarán elecciones con la misma receta Nicaragüense que lavará la cara de la tiranía genocida que les pasará factura una vez materializado él irrito acto.

Olvida Guaidó que se es cómplice por acción u omisión y que cuando no se está a la altura del compromiso que se asume se está destinado a ser títere de hienas políticas. Guaidó no ha entendido que el único jefe de un Presidente electo o interino, es su conciencia y el pueblo que representa y no los miembros de partidos políticos.

Venezuela está convertida en una corporación criminal gobernada por delincuentes que tienen mercenarios en una “oposición a la medida“ que presurosa le sirven de alfombra roja a Maduro y a su corte criminal para que caminen sobre ella.

. Antonio Semprun