Por Javier Cardozo
Sean socialdemócratas, liberales, o demócrata cristianos, los partidos políticos son creados para llegar al poder y, desde él, ejercer trasformaciones en el país. No tiene ningún sentido crear un partido político con la expectativa de ser oposición perpetua, cosa que parece que algunos dirigentes políticos venezolanos no entienden, de nada sirve crear un partido sólamente para “criticar” lo que hacen los grupos en el poder, para eso se crean otro tipo de organizaciones como los Tanques de pensamiento o los medios de comunicación.
El hecho de que el partido político busque el poder es un algo sumamente necesario, ya que inclusive, un partido político liberal que busque promover reformas donde el Estado pierda parte de su poder necesita en algún momento llegar a él, y esto no es algo contradictorio, para poder frenar al leviatán estatal hay que tener parte de su poder primero. Si esto no sucede, el partido liberal, por muy buenas ideas que tenga, verá como otro grupo que ostenta el poder impulsará las políticas que crean convenientes, podrá, por ejemplo, promover políticas de expropiación, aunque sea bajo la tapadera de la justicia social y el bien común.
No se desea plantear que crear y mantener un partido sea fácil, se necesitan recursos, tanto económicos como humanos; se necesita tener una estructura organizacional que permita un funcionamiento eficaz del partido, que pueda ajustarse a las distintas realidades sociales del país; se requiere tener procesos de formación, no es obligatorio que los miembros de un partido socialdemócrata sean expertos en ella y puedan dar conferencias sobre el tema pero sí que tengan una clara conciencia de en qué creen, porque, de no tenerla, serán presa fácil de otros partidos y de las dificultades que el panorama político les presente.
Este ha sido uno de los grandes errores en los partidos venezolanos (salvo algunas excepciones), no hay claridad de porque se milita en un partido más allá de porque la persona se sintió cómoda allí o le gusta el líder del partido, esto a su vez ha llevado a que los partidos sean conocidos no como el partido centro humanista sino como “el partido de” haciendo referencia a los liderazgos de estos.
Es entendible que los partidos tienen procesos, que muy difícilmente van a ser creados y al poco tiempo ya van a llegar a los niveles más altos de poder , que en algunos momentos pueden llegar a tener más espacios ganados que en otros, pero se debe estar ahí, en la lucha política. Un partido que no busca seriamente obtener puestos de elección popular no tiene sentido de ser. Vivir en la oposición perpetua genera desconfianza en la población y construye un escenario de falsa democracia. No faltará quien se pregunte ¿tendrán algún acuerdo los partidos de oposición y el de gobierno para mantener un status quo? En Venezuela, si los partidos no tienen una real vocación de poder, el PSUV seguirá ocupando espacios, desde los puestos de concejales hasta la presidencia de la Republica.