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La administración Thatcher consolidó el crecimiento económico con políticas del lado de la oferta, erradicó el problema inflacionario y eliminó el déficit fiscal. La economía del Reino Unido atravesó un drástico proceso de modernización a partir de las masivas privatizaciones, y se recuperaron los servicios públicos.
El pasado 8 de abril se cumplió un nuevo aniversario del fallecimiento de Margaret Thatcher, la primera mujer en ocupar el cargo de Primer Ministro del Reino Unido entre 1979 y 1990, y en representación de un renovado conservadurismo británico que había recuperado la filosofía liberal de la economía.
Bajo su administración, el Reino Unido logró superar los episodios de estanflación crónica. La actividad económica real acumuló un crecimiento del 31% entre mayo de 1979 y noviembre de 1990, mientras que la producción industrial se expandió en un 10% después de casi siete años de estancamiento secular desde la crisis de 1973.
Thatcher sentó los precedentes de la economía moderna, sus reformas trascendieron su Gobierno y fueron mayormente mantenidas y convalidadas por las sucesivas administraciones de los “nuevos laboristas” a partir de 1997. Cuando la propia Thatcher fue interpelada para responder cuál consideraba como el principal logro de su gestión, simplemente respondió: “Tony Blair y el nuevo laborismo. Hemos obligado a nuestros adversarios a cambiar de opinión”.
Reforma del Estado y eliminación del déficit fiscal
Al momento de asumir la gestión, el Reino Unido atravesaba una crisis fiscal heredada del viejo laborismo británico. La principal fuente de financiamiento del déficit fiscal era la monetización del Banco de Inglaterra, habiendo agotado los importantes superávits fiscales de la década anterior incluso a pesar de la excesiva presión tributaria.
El programa de Thatcher llevó a cabo una reforma del Estado para bajar las tasas impositivas, alentar el crecimiento económico de largo plazo con políticas de oferta (en contraste con las políticas de demanda promulgadas por los laboristas), y disminuir el peso del sector público en la economía británica.
El gasto público total del Reino Unido se redujo del 41% del PBI en 1979 al 34,8% para el año 1990, el mayor ajuste presupuestario de la historia británica desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial. Asimismo, desde 1988 se eliminó completamente el déficit fiscal financiero (incluyendo el pago de intereses de deuda), y entre 1989 y 1990 el Estado registró superávits mayores al 1,5% del PBI. Esto permitió estabilizar el stock de la deuda pública y moderar la carga de los intereses.
Al mismo tiempo fueron rebajados los principales impuestos responsables de la recaudación nacional. La tasa marginal máxima del impuesto a las Ganancias cayó del 98% al 40% entre 1977 y 1990, mientras que la tarifa nominal promedio descendió del 72% al 32,5% en el mismo período. La tasa más baja del impuesto a la renta disminuyó del 40% al 25%, por lo que la totalidad de los contribuyentes percibieron la rebaja impositiva.
La tasa más elevada del impuesto a la herencia se redujo del 75% al 40% entre 1982 y 1986, y esta reforma prevalece hasta el día de hoy. La carga tributaria para las utilidades no distribuidas de las grandes empresas se redujo del 52% al 35%, mientras que para las pequeñas y medianas la tasa cayó del 40% al 25%.
Liberalización de precios y combate a la inflación
La administración Thatcher desarticuló el arsenal de regulaciones y controles que habían sido impuestos por los sucesivos Gobiernos laboristas para tratar de contener (sin mayor éxito) el aumento de los precios. El Gobierno conservador abolió los controles de precios pautados por la Comisión de precios y la Junta de Pagos en julio de 1979, y estos organismos fueron finalmente desmantelados ley de competencia de 1980.
Hacia octubre de 1979 la administración decidió eliminar completamente todos los controles cambiarios que aún operaban en el país. Hasta entonces, regía la Ley de control de cambios de 1947 aprobada por los laboristas, que desde la gestión del exministro Harold Wilson restringía la cantidad de libras que podían retirarse del país o la cantidad de divisa que podían adquirirse.
Estas medidas provocaron un sinceramiento de precios que desembocó en un salto del IPC de casi 5% en julio de 1979, y la inflación escaló al 22% interanual en mayo de 1980. Una vez eliminadas las distorsiones heredadas del laborismo, el Gobierno emprendió un estricto programa de ajuste monetario para limitar la oferta de dinero y mitigar la inflación.
La inflación retrocedió a un solo dígito a partir de febrero de 1982, y promedió el 5% entre 1983 y 1990. El programa económico de Thatcher permitió volver a anclar las expectativas inflacionarias, permitiendo una gran moderación de la nominalidad que perduró hasta la llegada de la pandemia en 2020.
Las masivas privatizaciones
La economía del Reino Unido atravesó un ambicioso proceso de modernización a través de la privatización de los principales servicios públicos. Se enterró el “Estado empresario” como interventor activo en la economía, para limitarse a una función estrictamente subsidiaria y garante de reglas de juego estables para la iniciativa privada.
Las privatizaciones más importantes conectadas por la administración de Margaret Thatcher:
Aeroespacial británica (1981)
Puertos británicos asociados (1983)
Telecomunicaciones británicas (1984)
Caja de Ahorros Fiduciaria (1985)
Empresa petrolera Britoil (1985)
Helicópteros de British Airways (1986)
Empresa de Gasolina británica (1986)
Rolls Royce (1987)
Autoridad de Aeropuertos Británicos (1987)
Empresa tecnológica ISTEL (1987)
Autobús Leyland (1987)
Aerolíneas británicas (1987)
Conglomerado automotriz Leyland (1988)
Ingeniería ferroviaria británica (1988)
Empresa de Acero Británico (1988)
Empresa Nacional de Autobuses (1988)
Empresa británica de fabricación naval (1989)
Red de distribución de agua en Inglaterra y Gales (entre 1989 y 1990)
El exministro de Hacienda Nigel Lawson, lamentablemente fallecido el pasado 3 de abril, fue una pieza clave para consolidar el proceso de privatizaciones. Fue considerado como una de las figuras más prominentes del gabinete de Thatcher. También contribuyó en aspectos técnicos para la reforma del sistema impositivo, la abolición de los controles cambiarios y el ordenamiento de las finanzas públicas.
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John R. De la Vega, P.A.
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John De la Vega es un abogado venezolano-americano que ha ayudado mucho a la comunidad venezolana e hispana en sus procesos migratorios en los Estados Unidos.
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