La Plaza de Tiananmen en Pekín fue testigo de una ceremonia de bienvenida con todos los honores militares mientras el líder chino, Xi Jinping, recibía al ex presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva. Soldados trompetistas interpretaron himnos nacionales, hubo un desfile de infantería, un saludo de 21 cañonazos y se izaron banderas en un acto que marcó un importante encuentro.
Durante la reunión, que se extendió por casi una hora, Xi expresó que las relaciones entre China y Brasil jugarán un papel clave para la estabilidad y paz mundiales, destacando que ambos países son importantes mercados emergentes y tienen intereses comunes.
Se abordaron dos temas primordiales: estrechar los lazos económicos y presentar las posturas compartidas sobre la visión de la actualidad mundial, con especial atención a la invasión rusa en Ucrania.
Ambos líderes comparten una «neutralidad» similar, definida como «no intervención», y se posicionan como posibles mediadores para buscar una solución al conflicto.
«Los dos líderes acordaron que el diálogo y las negociaciones son la única salida viable de la crisis de Ucrania», informó la emisora china CCTV. Sin embargo, la propuesta de Lula de que Ucrania ceda Crimea como un medio para lograr la paz ha generado controversia en Kiev y en sus aliados.
Otro acuerdo importante alcanzado durante la reunión fue la decisión de realizar transacciones comerciales utilizando sus propias monedas, el yuan chino y el real brasileño, en lugar del dólar estadounidense como intermediario.
Tanto Lula como Xi buscan frenar el dominio del dólar en el comercio internacional y han llamado a otros países en desarrollo a trabajar para reemplazarlo con sus propias monedas.
Durante su visita a Pekín, Lula también buscó firmar acuerdos en áreas como desarrollo sostenible, innovación y tecnología. Uno de los proyectos destacados es la construcción del sexto satélite CBERS-6, fabricado en colaboración entre Brasil y China, que supervisará la biomasa de la selva amazónica.
Por su parte, Xi está interesado en fortalecer la presencia de las empresas chinas en el sector de redes de electricidad y extracción de petróleo y litio en Brasil, a cambio de más proyectos de infraestructura.