El presidente de Argentina, Javier Milei, dirigió este domingo un mensaje a los seguidores –que se agolparon a las afueras del Congreso para acompañar su asunción– en el que dejó claro que su plan de ‘shock’ económico y duro ajuste fiscal es la apuesta para sus primeros meses de Gobierno.
Luego de un breve acto de asunción, donde se abstuvo de hablar ante la Asamblea Legislativa, el mandatario se apostó en una tarima a las afueras del Hemiciclo, con su banda y bastón presidencial, con una afirmación tajante: «Hoy comienza una nueva era en Argentina».
Ante una enardecida multitud que ondeaba banderas y pancartas de La Libertad Avanza, el partido que lo llevó al poder, Milei también aprovechó para poner punto final a lo que, a su juicio, fue «una historia de decadencia».
«No hay vuelta atrás, hoy enterramos décadas de fracasos, peleas intestinas y disputas sin sentido, peleas que lo único que han logrado es destruir a nuestro querido país y dejarnos en la ruina. Hoy comienza una era de paz y prosperidad, de crecimiento y desarrollo. Una era de libertad y progreso», aseveró el mandatario recién investido.
Del mismo modo, destacó la importancia de las políticas públicas y del modelo que apuesta a un Estado fuerte, ya que, a su juicio, son solo «las ideas empobrecedoras del colectivismo».
No obstante, el tono optimista no duró mucho, pues Milei también se dedicó a enumerar la «herencia» recibida de su antecesor, el peronista Alberto Fernández, la que calificó como «la peor» de la historia, con el objetivo de anunciar un primer paquete de medidas económicas.
«Ningún Gobierno ha recibido una herencia peor que la que recibimos nosotros», aseveró Milei, quien lanzó una lista de datos sobre el déficit fiscal del país para justificar la próxima aplicación de su plan de medidas.
Por esa razón, consideró que la solución implica un ajuste fiscal en el sector público nacional de cinco puntos del PBI que, según prometió, «caerá casi totalmente sobre el Estado y no sobre el sector privado».
Justo después de esas palabras, la multitud que lo acompañó en las inmediaciones del Congreso empezó a corear la frase «motosierra, motosierra, motosierra», en línea con la campaña del ahora mandatario en funciones, que prometió reducir drásticamente el tamaño del Estado y del gasto público.