En una resolución significativa para la privacidad digital a nivel global, el gobierno del Reino Unido ha retirado su controvertida exigencia a Apple de proveer acceso a los datos cifrados de usuarios. La decisión se produce tras meses de un tenso diálogo transatlántico, culminando con la intervención del gobierno de EE. UU. para proteger la información de sus ciudadanos.
La Directora de Inteligencia Nacional de EE. UU., Tulsi Gabbard, anunció este lunes que Londres ha acordado anular la orden que habría obligado a Apple a debilitar sus protocolos de seguridad.
Cabe señalar que, de haberse implementado la medida, habría permitido a las autoridades británicas acceder a las cuentas cifradas de millones de usuarios, incluyendo ciudadanos estadounidenses, sentando un precedente alarmante para la privacidad de datos en todo el mundo.
«Después de un prolongado diálogo con nuestros homólogos en el Reino Unido, hemos llegado a un acuerdo que garantiza la protección de los datos privados de los estadounidenses y la defensa de nuestras libertades civiles y derechos constitucionales», afirmó la Directora Gabbard en un comunicado.
Es necesario recordar que el conflicto se intensificó el pasado febrero, cuando Apple desactivó su función de «Protección de Datos Avanzada» para los usuarios en el Reino Unido. Aunque la compañía no detalló las razones en su momento, informes posteriores revelaron que el gobierno del Primer Ministro Keir Starmer había emitido en secreto un «aviso de capacidad técnica» bajo la Ley de Poderes de Investigación (Investigatory Powers Act).
Esta ley faculta a las autoridades británicas a obligar a las empresas tecnológicas a modificar sus sistemas para permitir el acceso a información protegida, prohibiéndoles además divulgar la existencia de dicha orden.
La tecnología en el centro del debate es el cifrado de extremo a extremo, un pilar del compromiso de Apple con la privacidad. Este sistema codifica los datos de tal manera que solo el emisor y el receptor pueden leerlos, impidiendo el acceso a terceros, incluidas la propia compañía y las agencias gubernamentales.
Destaca el hecho de que gobiernos de diversas naciones han presionado para que se creen «puertas traseras» en estos sistemas, argumentando que son necesarias para combatir el crimen y el terrorismo. Sin embargo, expertos en ciberseguridad y defensores de las libertades civiles han advertido unánimemente que tales mecanismos socavarían la seguridad de todos los usuarios.
John Pane, presidente del grupo de defensa de derechos digitales Electronic Frontiers Australia, calificó la decisión del Reino Unido como «una victoria fundamental para la seguridad y la privacidad en la era digital».
«Crear una debilidad deliberada en el cifrado, incluso con buenas intenciones, habría abierto una caja de Pandora. Dicha puerta trasera se convertiría inevitablemente en un objetivo para actores maliciosos y gobiernos autoritarios, poniendo en riesgo a millones de personas inocentes», señaló Pane.
Esta retirada de la exigencia británica reafirma la importancia de la encriptación robusta como una herramienta esencial para la seguridad y la confianza en el ecosistema digital global.