Cazas, helicópteros y aviones de transporte realizaron ejercicios de alto impacto en una base estratégica del Caribe.
De Derecha Diario
La antigua estación naval de Roosevelt Roads, ubicada en Ceiba, Puerto Rico, volvió a ser escenario de una intensa actividad militar estadounidense. En la pista se desplegaron cazas F-35 y F-18, aviones de transporte C-130 Hércules y helicópteros Black Hawk, Huey y AH-1 Cobra, marcando una clara demostración de capacidad operativa en una región clave para la seguridad hemisférica.
Las maniobras, registradas el lunes 22 de diciembre, se produjeron en un contexto regional atravesado por la escalada de tensiones entre Washington y el régimen narcodictatorial de Nicolás Maduro, al que Estados Unidos acusa de estar directamente vinculado a redes internacionales de narcotráfico y crimen organizado.
Ejercicios militares de alta intensidad y despliegue coordinado
Durante la jornada, se observaron despegues sucesivos de cazas F-18, helicópteros ejecutando maniobras tácticas de aproximación y descenso de tropas mediante rapel, y vuelos rasantes de aeronaves de ataque. Un helicóptero Black Hawk sobrevoló la base a baja altura, mientras un AH-1 Cobra completó aterrizajes tras operaciones de combate simulado.
La secuencia incluyó además:
- Remolque de helicópteros en pista
- Camiones militares transportando equipamiento pesado
- Aviones alineados para operaciones consecutivas
- Personal militar coordinando tareas logísticas y técnicas
Este nivel de actividad no se registraba en Roosevelt Roads desde hacía años, lo que confirma su reactivación como punto estratégico para el control del Caribe.
La estrategia de Trump: presión, seguridad y combate al narcotráfico
La administración del presidente Donald Trump reforzó en los últimos meses su presencia militar en la región como parte de una estrategia clara: desarticular las rutas del narcotráfico y ejercer presión directa sobre el régimen venezolano. Washington sostiene que Nicolás Maduro lidera una estructura criminal que utiliza el Caribe como corredor para el tráfico de drogas.
Según datos oficiales del gobierno estadounidense, el despliegue incluye miles de efectivos, buques de guerra, un portaaviones y aviones de combate. Desde agosto, Estados Unidos mantiene un amplio operativo antidrogas en el Caribe y el Pacífico oriental, con resultados concretos.
Las autoridades norteamericanas aseguran haber:
- Destruido unas 30 embarcaciones vinculadas al narcotráfico
- Neutralizado a más de un centenar de tripulantes involucrados
- Interceptado rutas marítimas utilizadas por organizaciones criminales
Incautaciones y bloqueo al petróleo sancionado
En paralelo al despliegue militar, Washington avanzó con la incautación de buques petroleros sancionados frente a las costas de Venezuela. El 10 de diciembre, Estados Unidos confiscó el petrolero Skipper junto con su cargamento, y días después se reportó la incautación de otra embarcación.
El régimen de Maduro calificó estas acciones como un “robo”, aunque desde Estados Unidos sostienen que se trata de medidas legales contra embarcaciones que violan sanciones internacionales y financian actividades ilícitas.
Un mensaje claro en un escenario regional cada vez más tenso
Mientras Caracas denuncia una supuesta “escalada”, los ejercicios en Puerto Rico continúan enviando un mensaje inequívoco: Estados Unidos mantiene la capacidad y la voluntad de garantizar la seguridad regional, proteger sus intereses y combatir el crimen organizado sin concesiones.
Bajo el liderazgo de Donald Trump, la política en el Caribe deja atrás la pasividad y avanza hacia una estrategia de disuasión firme, basada en presencia militar, control territorial y acción directa contra los enemigos de la estabilidad hemisférica.