Por Leroy Garret.
En entregas pasadas, advertimos la comedia trágica de un cártel gobernante que se sacude entre disfrutar de las ventajas de hacer negocios con el mundo legal a través del activo petrolero, y no querer cumplir con un calendario y evento electoral transparente y ético que demandan sus legales asociados.
Se acabaron las bravuconadas, el triunvirato dictador representado por Maduro invitó al Presidente Ali de Guyana para ratificarle la intención venezolana de no tomar a la fuerza el Esequibo. Ya nada asombra, ese arranque diplomático de cobardía congénita era esperado.
Ya hemos comentado que Venezuela no puede hacerle la guerra a nadie, con el grado de destrucción material cuasi total que se encuentra.
Mucho era lo que arriesgaba el chavismo en esta “vuelta” belicista, principalmente el retorno a un aislamiento internacional que mucho le debilitaría pero que daría lugar a nuevas consideraciones de cómo salir de esta mafia a la fuerza, cosa que, aunque incierta mucho, nos convendría.
Dentro de las posibles oposiciones a la fanfarronería guerrerista del chavismo, establecimos la de los Estados Unidos por afectarse los intereses de ExxonMobil – Hess, esta última ahora parte de Chevron, operadora amiga de la dictadura que debió también estar incómoda de contemplar la interrupción del gigante y muy exitoso esfuerzo exploratorio y de producción petrolera que viven las aguas territoriales allende a la zona en reclamación.
También señalamos la posibilidad de intervención del Reino Unido, conocida en la antigüedad como Albión, así la bautizaron los Romanos, debido a la formación de las elevaciones de tiza que se encuentran frente al canal inglés que divide a Francia con Inglaterra, específicamente la zona de Dover. Para más señales Albión significa “Tierra Blanca”.
Hoy, el —a veces muy amarillista— tabloide inglés “The Mail” reporta que un funcionario no identificado de la cancillería británica (Foreign Office) categóricamente afirmó el total respaldo del Reino Unido hacia Guyana, en su carácter de miembro de su mancomunidad de naciones (Commonwealth).
El actual canciller David Cameron ha también hecho lo propio.
En nuestra pasada nota dijimos que la posible participación inglesa en el conflicto era probable e improbable, en similar motivación o intensidad, debido a que el antiguo colonizador no tenía beneficios directos de la actual y futura explotación petrolera, debo admitir, viendo las declaraciones publicadas acerca de la posición británica, luego de la reunión bilateral sostenida por las partes en conflicto, que definitivamente interesa y mucho a Westminster la suerte de Guyana como emergente hegemonico productor de petróleo y gas.
Olvídense de la guerra, ellos saben matar a la disidencia, pero ¿Agreder a otra nación? Olvídense, queda ahora preguntar: ¿Qué otra vías se plantearán para mantenerse en el poder como sea?