“A veces tenemos una visión muy cortoplacista, no pensamos en lo que hay detrás,” señaló la reconocida economista y ambientalista, Alejandra Ramos Jaime, en relación a la desinformación existente en el cuidado del medio ambiente.
Entre varios ejemplos, Ramos enfatizó que no necesariamente porque algo se considere ecológico, realmente lo sea, “lo biodegradable no siempre es mejor o más ambiental que lo no biodegradable,” añadió, “lo que me parece preocupante de este tema de ponderar tanto a lo biodegradable es que estamos siendo totalmente irresponsables; me parece bastante ruin estar legislando para favoreces materiales biodegradables por la única razón de seguir tirándolos de manera irresponsable.”
Así mismo, la ambientalista criticó fuertemente el intervencionismo estatal y las prohibiciones como un método efectivo para evitar la contaminación, “el décimo país que más plástico aporta (al océano) es Bangladesh, que de hecho es el país que prohibió el plástico por primera vez. Es el número 178 en consumo de plástico, y es el número 10 en contaminación de plástico, porque, a pesar de ser poco, no lo gestionan correctamente,” agregó, “el material no es realmente el problema, sino nuestras políticas públicas. Seguimos promoviendo esta cultura de irresponsabilidad. Estas políticas buscan el aplauso rápido.”
Ramos instó a los ciudadanos a no dejarse engañar con los discursos políticos que no ofrecen soluciones, “no debemos caer en estas políticas superficiales miopes que buscan nuestra aprobación y que muchas veces ciudadanos, bien intencionados, pero no bien informados, aplauden estas políticas y fomentan el que los políticos sigan aprovechándose de estos beneficios políticos.”
Así mismo, la economista recordó que la manera efectiva y correcta de medir el éxito de una política es a través de las consecuencias (positivas o negativas) que trae, “solemos juzgar a las políticas con las intenciones con las que están hechas. Muchas organizaciones y políticos te hablan de la intención de una política, no te hablan de los resultados, ni de las estrategias ni de las consecuencias.”
Ramos aprovechó la oportunidad para explicar el por qué se deben implementar políticas ambientales responsables por sobre aquellas iniciativas que ante la opinión pública le hacen bien al ambiente, pero en realidad están alejadas de lo correcto, “una bolsa de plástico es más ecológica en su fabricación que sus sustitutos. Una bolsa de tela debe ser usada más de 327 veces, una bolsa de papel más de 7 veces, para justificar el impacto ambiental de su fabricación.”
“Muchas veces me han dicho que debo aceptar que el estar hablando tanto del plástico al menos está generando conciencia y está haciendo que la gente se preocupe,” declaró Ramos, “lo preocupante es que estamos viendo a la concientización como el objetivo y no como el medio.”
“El problema nunca ha sido limpiar el medio ambiente, ha sido limpiar nuestras culpas,” dijo.
Del mismo modo, la ambientalista hizo un llamado de atención a los promotores del libre mercado que le restan importancia a este tema, “la figura estatista se ha adueñado del discurso ambiental y, a lo mejor, a sus opositores ideológicos se les vuelve más fácil es la negación o minimización del problema,” a su juicio, el las propuesta estatistas en este ámbito ganan fuerza a medida que la alternativa prefiere negar el problema, “creo que existen las herramientas dentro de la libertad y los mercados para cuidar el medio ambiente. En vez de ser negacionistas, deberíamos atribuirle la importancia que se merece a cada problema ambiental, pero, proponer algo al respecto. Dentro del esquema del mercado libre hay herramientas para cuidar el medio ambiente.”
La economista destacó las similitudes que existen entre el ambiente y otros temas, y según ella, es ahí en donde está la solución a los conflictos ambientales, “como cualquier otro mercado, los bienes ambientales son recursos y servicios. En ese mismo sentido, se pueden cuidar a través de mecanismos que conocemos para otros tipos de bienes. Hay estrategias de cooperación voluntaria donde se pueden establecer escenarios en donde se gana entre todos. Son muchos más exitosas a través del tiempo y generan mejores resultados.”
Ramos también generó polémica, al expresar que los países más desarrollados tienen a ser los que principalmente están comprometidos con los temas ecológicos, “la riqueza no está peleada con el medio ambiente. Está demostrado que un país en vías de desarrollo tiende a degradar el medio ambiente con cada crecimiento del PIB, al llegar a cierto nivel de ingresos, es al revés, cada incremento en el PIB conserva de mejor manera el medio ambiente,” “Un país que no ha logrado superar la pobreza, que lo que quiere hacer es tres comidas al día, tener un techo, una vestimenta, no le va a preocupar el conservar zonas ambientales; pero un país que ya logró satisfacer esas necesidades, va a empezar a demandar zonas verdes en frente de su casa, calidad de aire, servicios de calidad de agua, y el mercado va a escuchar.”
“El primer problema ambiental del mundo fue el excremento de caballo. Hubo una cumbre de los burócratas de las principales ciudades del mundo, para tratar de resolver este problema. Estaba hecha para 10 días, duró 3 porque no estaban llegando a ninguna solución, pocos años después llego el coche, y ahora es visto como ese nuevo villano,” recordó la ambientalista, “el plástico vino para tratar de reducir la dependencia del marfil, que se estaba volviendo carísimo porque cada vez había menos elefantes. Hubo un concurso para tratar de sustituir al marfil, llegó el celuloide que finalmente dio paso al plástico.”
Para Ramos, son los emprendedores y los individuos con visión los que conseguirán las soluciones que el mercado demanda en materia ambiental, “hay personas tratando de innovar y generando esas soluciones, y eso ha sido la constante en la humanidad.”
Finalizó asegurando la receptividad de los ciudadanos, e incluso de los medios de comunicación ante esta visión que presenta una alternativa para el cuidado del medio ambiente ha sido óptima, y se mostró agradecida.
John De la Vega es un abogado venezolano-americano que ha ayudado mucho a la comunidad venezolana e hispana en sus procesos migratorios en los Estados Unidos.
John De la Vega es un abogado venezolano-americano que ha ayudado mucho a la comunidad venezolana e hispana en sus procesos migratorios en los Estados Unidos.
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