Por Antonio Semprun, coronel de la Guardia Nacional.
La frase de Henry Kissinger: «Estados Unidos no tiene amigos, tiene intereses», explica claramente la liberación de Alex Saab, y a la vez golpea la manera en cómo Francis Scott Key veía a su nación, a saber: «la tierra de los libres», y contradice el tópico original de Thomas Jefferson: “El imperio de la libertad”, enviando mensajes muy claros al mundo, especialmente a Venezuela.
El delincuente de cuello rojo Alex Saab, requerido por lavado de dólares en Estados Unidos, Italia y Colombia, terminó su cautiverio probablemente gracias al interés de lo que contiene el subsuelo venezolano.
A pesar de la demostración en la comisión de delitos, ya la genocida tiranía venezolana había sido favorecida con el indulto y entrega que echaron a la basura el trabajo, el riesgo de vida de los funcionarios de unidades de inteligencia norteamericanas en la captura en Haití por narcotráfico de los sobrinos de Cilia Flores, quien usurpa el cargo de primera dama de la República.
El petróleo ennegrece la lucha por el respeto a los derechos humanos o da preferencia a decisiones por lo que se pueda obtener de lo que tenga o represente un individuo.
La justicia de los Estados Unidos liberó a un delincuente de alto perfil integrante de la organización criminal que asesina y tortura a opositores en Venezuela, y deportó y entregó a un ciudadano a esa tiranía, al Teniente Pedro Naranjo, hijo del ex-preso político General José Naranjo, quien huyó del país con su hijo en busca de “justicia y protección”.
La lucha por la libertad de Venezuela es un esfuerzo titánico, no por el significado de la palabra, sino porque la mayoría de quienes se han mostrado como opositores han resultado ser caballos de Troya, y algunos aliados internacionales han resultado ser agentes interesados en las riquezas del país que están en manos de delincuentes dispuestos a cederlas a cambio de su protección y beneficios.
¿Qué produce la decisión de los Estados Unidos al delincuente y al ciudadano tras la libertad y la deportación? Al primero, cenas opulentas con los mejores ingredientes, reuniones con los amigos para poner en práctica las nuevas andanzas, halagos, compartir con la familia.
Al segundo, esperar que una luz blanca eterna se apague, desear que lo bajen del rin de un automóvil donde lo paran descalzo, rezar porque termine la paliza que le propinan, rezar para no escuchar el sonido que produce la puerta que se abre cuando entra el próximo torturador.
Ciudadanos y delincuentes el mundo está conformado por ambos grupos, pero las circunstancias parecieran mostrar que el favorecer a uno de los dos depende de lo que puedan ofrecer.