Caracas. – Dos células del «Tren de Aragua», integrada por delincuentes venezolanos y que se dedicaban a la venta de estupefacientes y a la extorsión, fueron desmanteladas por las autoridades de Bogotá, Colombia, esta semana.
Los reportes suministrados por los organismos policiales bogotanos indicaron que una de las células se dedicaba a la venta de estupefacientes en el Parque Los Hippies, en Chapinero, al oeste de la ciudad.
Mientras, la otra se encargaba de extorsionar a comerciantes mediante amenazas para exigir dinero en las localidades de Bosa y Kennedy, al suroeste de la capital.
Fueron capturadas nueve personas, cinco de ellas pertenecientes al «Tren de Aragua».
Cabe señalar que este es el primer resultado tras 12 meses siguiéndoles los pasos a ‘Los Lobos’, grupo de delincuencia común organizado al servicio de la citada organización terrorista chavista.
Lograron recopilar material probatorio como vigilancias, interceptaciones de líneas telefónicas y la labor de un agente encubierto, que evidenció la forma en la que la organización transportaba, camuflaba y comercializaba los estupefacientes. Se estableció que utilizaban emblemas con la figura de lobos para marcar su mercancía.
Uno de los apresados es alias «Jonatican», cabecilla del «Tren de Aragua» en Chapinero, quien coordinaba las operaciones ilícitas en bares y discotecas del sector y controlaba el ingreso de estupefacientes. Fue capturado en Bucaramanga, donde se escondía con apoyo del grupo delincuencial “AK47”.
Se investiga su participación en el lanzamiento de una granada el pasado 25 de mayo en un sindicato de Chapinero. Asimismo, alias ‘Reymon’, ‘Shagy’ y ‘Beiker’, cumplían funciones como expendedores directos en el parque los Hippies y alrededor, mientras alias ‘Gordo Rappi’ se encargaba de la distribución de la droga a domicilio.
Durante un segundo despliegue operacional y gracias a la denuncia oportuna de un ciudadano a través de la línea 165 lograron la captura en flagrancia de cuatro integrantes del Tren de Aragua, en el sector de Bosa que mediante intimidación hacían exigencias económicas a los comerciantes en las localidades de Bosa y Kennedy.
Se trata de tres ciudadanos venezolanos y un colombiano, quienes realizaban llamadas intimidatorias a las víctimas, exigiendo hasta 10 millones de pesos a cambio de no atentar contra su vida. Incluso, llegaron a efectuar disparos contra locales comerciales para generar temor y presión.