Las numerosas similitudes encontradas en los representantes de la izquierda radical en Latinoamérica deberían ser un motivo de alarma para los ciudadanos de las distintas naciones que se ven amenazadas por líderes populistas que promueven políticas para, de manera paulatina, violar la propiedad privada y la libertad de los individuos.
A pesar de las advertencias y testimonios que han ofrecido los millones de venezolanos que han sido forzados a abandonar su país de origen, debido a la persecución particular o a la crisis generalizada, es muy extraño conseguir casos en donde los nacionales presten atención a las alertas y decidan encaminar su país por un rumbo distinto. Chile no ha sido la excepción.
El país más próspero de la región, como lo fue Venezuela antes de la llegada del socialismo del siglo XXI, le está dando una importante plataforma a la diputada Pamela Jiles, quien, de manera abierta y pública, ha dado a conocer sus verdaderas intenciones de llegar a la presidencia de la república.
A mediados de los años 2000, el entonces presidente, Hugo Rafael Chávez Frías, habló de la importancia de acabar con las reservas para utilizarlas en ‘planes sociales’, así como fijarles un límite, es decir, la destrucción del ahorro y el gasto desmedido fueron las políticas propuestas y aplicadas en Venezuela. Los resultados de ello ya se conocen en Chile, quizás no en cifras oficiales, pero sí gracias a los cientos de miles de venezolanos que hoy han hecho al país sudamericano su nuevo hogar. ¿Qué diferencia existe entre esta iniciativa y la impulsada por Jiles en relación a las AFP? Sólo la forma, el fondo es el mismo.
Sumado a eso, el tema de las expropiaciones ya ha llegado al discurso de la diputada, quien aseguró en sus redes sociales que, dado el precedente sentado por el Tribunal Constitucional de Chile sobre los retiros de las AFP, no existe nada que en un futuro evite las nacionalizaciones. El irrespeto a la propiedad privada en la nación sudamericana ya comenzó.
Con su retórica, Jiles ya le ha enseñado al mundo como se ganó su apodo ‘La Abuela’. No existe otro motivo más allá del hecho que sus ideas retrógradas representan el atraso para el país, y regresaría a la nación más rica de Latinoamérica actualmente a los tiempos de sus abuelos, con los mismos estándares de vida, y mucho antes.
Solo los Giles apoyan a Jiles.
