De Derecha Diario
El stock de la deuda bruta de la Administración Central superó los 406.000 millones de dólares en septiembre a un ritmo récord. Solamente en la gestión de Sergio Massa la deuda total creció en US$ 25.000 millones, y la deuda externa aumentó en US$ 10.000 millones en 15 meses.
El relato kirchnerista es cada vez más difícil de sostener. Contrariamente a lo que sugiere el discurso de Sergio Massa en representación del oficialismo, la deuda brutal de la Administración Central se incrementó en US$ 93.304 millones desde diciembre de 2019, un nivel de endeudamiento que alcanza a más que duplicar al que se llevó a cabo entre 2016 y 2019 bajo la gestión de Cambiemos.
Pero a diferencia de lo que ocurría en aquel entonces, cuando la mayor parte del endeudamiento se producía para pagar vencimientos anteriores, esta vez el endeudamiento se destinó a cubrir parte del déficit fiscal y el remanente con emisión monetaria del Banco Central.
El stock de la deuda bruta total superó los US$ 406.000 millones al cierre de septiembre, según las estadísticas del Ministerio de Economía. La deuda nominada en moneda local alcanza a representar hasta el 26% del total, la mayor parte de la misma ajustada por el coeficiente CER (quiere decir que no se puede licuar por inflación, de la misma forma que ocurre con la deuda en dólares).
Por otra parte, la deuda nominada en moneda extranjera superó los US$ 179.000 millones en septiembre. Creció hasta 25.000 millones de dólares desde la vuelta del kirchnerismo en diciembre de 2019, pese a que el relato oficialista lo niega rotundamente. El Gobierno de Cristina Kirchner, Alberto Fernández y Sergio Massa también se valió del endeudamiento externo para financiar sus desequilibrios.
De hecho, solamente en los 15 meses de gestión de Massa al frente del Ministerio de Economía la deuda externa se incrementó en 9.522 millones de dólares. Más del 40% de la deuda externa total se explica por préstamos con organismos multilaterales de crédito, y Massa utilizó esta vía para postergar el colapso del cepo cambiario.
La deuda reconocida con el BID se incrementó en casi US$ 2.000 millones desde julio de 2022, mientras que los préstamos con la CAF se incrementaron en más de 700 millones de dólares en el mismo período.
Como si todo esto fuera poco, también se acumula más endeudamiento por la activación y la ampliación del swap con el Banco Popular de China. Se activó un primer tramo por el equivalente a US$ 5.000 millones durante el primer semestre del año, y recientemente el régimen chino habilitó la activación de otro monto por US$ 6.500 millones para seguir endeudamiento al país.
A diferencia de lo que ocurre con la deuda del Fondo Monetario Internacional, que es transparente y cuyos criterios son públicos para cualquiera que quiera revisarlos, las cláusulas del swap chino son secretas y solo las conocen las altas esferas del Gobierno kirchnerista. No se sabe ni a qué tasa se devenga el préstamo, ni tampoco cuáles fueron las condiciones para llevar a cabo la operación.
