Por Lenin Aquino, del Movimiento Encuentro Venezolano.
La convocatoria del referéndum consultivo que se realizó el 03 de diciembre en Venezuela para refrendar el asunto territorial del Esequibo se ha convertido del leve efecto “del aletear de una mariposa” en un dinamizador de la política nacional e internacional afectando la gobernabilidad en Guyana, preocupando a Washington, movilizando al Comando Sur de los Estados Unidos y poniendo en una disyuntiva al recién estrenado liderazgo de María Corina Machado al frente de la opción opositora.
El señor presidente de Guyana Irfaan Ali ha declarado amenazante haciendo un llamado a sus aliados coloniales de Inglaterra y telefoneando con urgencia al Comando Sur de los Estados Unidos para hacerle frente a “los matones que gobiernan en Venezuela” en una declaración imprudente y provocadora.
No es posible que un acto interno como convocar a un referéndum consultivo para orientar una decisión sobre un asunto de soberanía limítrofe esté a punto de escalar una guerra entre Venezuela y Guyana por un territorio que legítimamente nos pertenece. En el siglo 21, cuando el mundo se debate en una confrontación multipolar por el nuevo orden económico mundial, la guerra por los mercados, el petróleo, el gas y otros minerales, busca escenarios impredecibles. La diplomacia se debilita, el derecho internacional no existe, y son la fuerza y las armas las que deciden la posesión del territorio y de la riqueza.
Ucrania en Europa, Palestina en el medio Oriente, Niger en África, Taiwan en Asia son por ahora cuatro escenarios en donde las potencias mundiales pujan en el reacomodo del nuevo orden económico internacional. El Esequibo venezolano en América con un subsuelo rico en petróleo, gas, tierras raras, con biodiversidad, agua abundante y selva productora de oxígeno, ha pasado a convertirse en el quinto escenario de la confrontación global. Las fuerzas de la dinámica económica en la lucha por la sobrevivencia nos empujan a un conflicto para defender nuestro derecho histórico sobre un territorio que nos pertenece desde tiempos coloniales.
El gobierno de Guyana y el gobierno de Venezuela están a tiempo de no caer en la lógica perversa de una confrontación bélica, pero las compañías transnacionales petroleras y los perros de la guerra han soltado sus demonios, sacan sus cuentas y decretan que una guerra por el territorio Esequibo debe ser financiada con la explotación de sus propios recursos. O sea, de nuestros cueros saldrán las correas para castigarnos.
El gobierno del presidente Joe Biden tiene que tener claro que un conflicto militar entre Guyana y Venezuela va a desequilibrar a todo el continente y puede desatar una diáspora de millones de latinoamericanos, mucho mayor que la actual, migrando hacia los Estados Unidos.
En el escenario político interno de Venezuela, el tema del territorio Esequibo de escalarse en una confrontación bélica, el gobierno nacional va a invocar la seguridad de la nación y el estado de excepción suspendiendo las elecciones presidenciales del año 2024. Considero un error politizar el tema de la reclamación territorial esequiba, la falta de consenso en el liderazgo opositor a la hora de preservar nuestros derechos históricos sobre el Esequibo, por el simple hecho de no coincidir con el gobierno en la defensa de ese espacio, debilita a la oposición y, por ende, a la unidad nacional alrededor de tan controversial asunto.
Para el gobierno encabezado por el presidente Nicolás Maduro una estrategia desacertada en el manejo de nuestro reclamo legitimo sobre el Esequibo puede significar un conflicto militar descontrolado, aupado por las potencias, en donde perdamos mayor soberanía territorial de la que reclamamos ahora.
Así las cosas, el delicado tema de la reclamación de nuestro territorio Esequibo exige a la clase política venezolana un consenso urgente, no es la oposición contra el gobierno, es el momento de la unidad nacional de todos los venezolanos en una sola fuerza para recuperar los derechos sobre nuestro espacio territorial usurpado en el pasado por la Inglaterra colonial.
Una marcha pacífica y sin armas de cientos de miles de venezolanos poblando las trochas del territorio Esequibo nunca podrá ser masacrada por las tropas ocupantes de Guyana, la posesión del ese pedazo de suelo patrio debemos resolverla en la medida de lo posible por la vía de la negociación diplomática bilateral sin descuidar el poder disuasivo de nuestras fuerzas armadas militares. Así de simple.