Caracas. – Una denuncia sobre la terrible situación hospitalaria en el país se ha hecho viral en las redes sociales gracias a la denuncia de un joven venezolano, Luis Daniel Ortega Salas, quien en un video expone el costo excesivo que supera los USD$ 5.000 que le piden en un hospital público para operar a su madre.
Ortega ha difundido a través de sus cuentas en Instagram y X, varios videos en los cuales revela los detalles de la desesperante situación que vive junto a su familia, debido a que su madre debe ser operada de un problema cerebrovascular.
La mujer, una funcionaria pública, se encuentra desde hace seis meses hospitalizada en el Miguel Pérez Carreño de Caracas, donde el personal médico le hizo entrega a Ortega de la lista de insumos que le exigen para poder intervenirla.
«El día de hoy voy a realizar este video con todo el riesgo posible, sabiendo que me puede traer consecuencias legales, conociendo como es la represión en Venezuela», explica el ciudadano en uno de los primeros videos.
En esta grabación cuenta que el hospital lo envía a una «casa comercial» que expende los equipos médicos necesarios para la operación. Nada más el alquiler de los equipos rebasa los USD$ 5.000.
Aparte, el joven reclama la enorme lista de insumos que le exigen, en la cual se incluyen desde el agua mineral para los doctores hasta las bolsas negras para recoger la basura.
«¿Cómo es posible que los hospitales no tengan nada y las casas comerciales si posean todos los instrumentos y equipos? ¿Es que las empresas privadas tienen más poder que el Estado?», denuncia Ortega.
En otra de las grabaciones, realizada desde el estado Vargas, entre lágrimas, el caraqueño se lamenta de tocar varias puertas sin tener respuesta. Se queja de que nadie le ofrece ayuda en este agobiante episodio que atraviesa. En el video asegura haber acudido a la gobernación de Vargas para solicitar apoyo económico.
También, advierte sobre el problema que le podría representar difundir y denunciar su situación, debido a que exponer la grave realidad social y económica del país le podría costar su libertad, tal como le ha ocurrido ya a cientos de connacionales que prefirieron a levantar la voz —como es su caso— a quedarse callados.