De Derecha Diario
Las políticas llevadas a cabo por Erdogan condujeron al país a la mayor inflación registrada desde el año 1998. Insólitamente el Banco Central turco sigue bajando la tasa de política monetaria por presión del Gobierno.
El episodio inflacionario de Turquía se sigue profundizando y parece no encontrar techo. Los precios minoristas se dispararon hasta un 85,5% interanual al término del mes de octubre y 3,54% solamente en ese mes, por lo que el país registra la variación acumulada de 12 meses más violenta desde junio de 1998 según las estadísticas oficiales.
Se acumuló una aceleración de 2 puntos porcentuales en la tasa de inflación anual desde septiembre. Mes a mes, la inflación se consolida por encima del 3% mensual, una cifra muy elevada al promedio que se registró durante el año 2021.
La inflación en alimentos alcanzó el 99% en comparación con octubre del año pasado, los precios de la vivienda aumentaron un 85% y las tarifas de transporte público se dispararon hasta un 117%.
El descontrol inflacionario es aún mayor considerando el segmento mayorista de los precios, que ya registran un aumento interanual del 157,69% en octubre. Solo en octubre los precios al por mayor aumentaron un 7,83%.
De forma completamente desquiciada el presidente Recep Tayyip Erdogan no solamente se opone a subir la tasa de política monetaria del Banco Central de Turquía, sino que además presionó para bajarla todavía más. Según la estrafalaria conjetura del mandatario, las tasas de interés “propagarían la inflación”, una lógica completamente inversa a la que se aplica en la mayor parte de las economías en el mundo.
La administración Erdogan intervino el banco central durante el último trimestre del año pasado, condenando como “usura” a la remuneración de las tasas de interés casi por motivos religiosos. Esta acción fue el origen de la inflación más extrema en 24 años.
Frente al último dato de aumento de los precios, Erdogan volvió a intervenir el banco central y ordenó una nueva reducción de la tasa de interés del 14% al 10,5%. Los analistas esperan que se produzca una mayor relajación de la política monetaria en los próximos meses.
La hoja de balance de la autoridad monetaria sigue en crecimiento, y la tasa de encaje para el promedio de los depósitos bancarios continúa apostada en el 8%, sin ningún cambio desde 2021. El banco central se queda sin instrumentos efectivos para actuar frente a la inflación de manera ortodoxa.
Con una política monetaria completamente subyugada a las muy poco convencionales disposiciones del Erdogan, las expectativas de inflación comenzaron a descanclarse fuertemente y el país se aproxima a consolidar tres dígitos de inflación según las proyecciones para 2022.