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(El Universal)

La organización de la diáspora, la gran oportunidad de reconstrucción de la Nación venezolana

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Por Yrvin Escorihuela

de @OrdenVzla

En un artículo anterior mencionamos que es una necesidad imperiosa la organización de la diáspora venezolana, esbozamos algunos factores al final de ese artículo, uno de ellos es la experiencia dejada por las colonias extranjeras en Venezuela: española, judía, italiana, portuguesa, etc. Todas ellas huyendo de las mismas atrocidades que hoy por hoy nos azotan: el totalitarismo, la guerra y el exterminio de sus respectivas naciones. Por otro lado, en este artículo presentaremos algunas ideas iniciales con un poco más de desarrollo.

Ahora bien, consideremos los elementos que pueden agruparse como un conjunto heterogéneo para ir construyendo esa unión tan necesaria en este tiempo donde nuestra nación corre peligro y está virtualmente al borde de la desaparición, no es la primera vez que sucede, pero casi toda nuestra historia republicana, por lo tanto es necesario remontarnos a la fundación de la Primera República por allá en 1812, desde allí nos daremos cuenta que tanto vida tan fugaz de la República como su caída estuvieron siempre signadas por las mismas razones que hoy nos mantienen divididos: la pugna entre diversos factores sociales, el personalismo, el poder por el poder sin voluntad de cambio ni trascendencia para las futuras generaciones y por supuesto el fenómeno más reciente, el de ganar elecciones.

La idea fundamental en este escrito es poder abrir una pequeña brecha, presentar lineamientos básicos en pro de conformar la organización de la diáspora a través de la armonización de los diversos intereses y factores sociales venezolanos tanto individuales como colectivos, tomando en cuenta que el eje principal se centra en el hecho de ser venezolano, de amar a Venezuela, de tener la esperanza de volver y ser parte de su reconstrucción, uno a uno, mano a mano, a fin de ser contribuyentes a la causa más noble que podamos tener en esta vida.

El accionable más tangible que podemos tener como lineamiento, sería la creación en cada país de un centro (dándole el significado literal a esta palabra) venezolano o centro de la comunidad venezolana en ese país, podemos darle un nombre específico, pero en este caso es un ejemplo para presentar esa idea.

El objetivo del centro o comunidad va orientado principalmente a la consolidación, al establecimiento de las relaciones sociales, al establecimiento de proyectos de diversa índole, especialmente de carácter cultural para mantener vivas nuestras tradiciones, dada la importancia de la cultura en estos tiempos postmodernos, están los de carácter comercial para crear redes de producción, elaboración, manufactura y distribución de bienes y servicios de productos para cimentar una buena base financiera con la finalidad de auxiliar y formar a nuestros connacionales más necesitados de modo tal que en corto plazo sean autosustentables y puedan ser prósperos a partir de sus propios talentos, pero también de proyectos de innovación que permitirían crear una gran base de conocimiento para inyectarla a los grandes centros de investigación de una nación como Venezuela, que son las universidades para cuando toque regresar y reconstruirla. Pero lo más importante de todo esto, es reencontrarnos entre nosotros, compartir, vernos a nosotros mismos, porque la felicidad también es un valor necesario, aunque no estará completa hasta que regresemos a Venezuela.

La oportunidad que nos ofrece la organización también radica en poder ayudar a venezolanos que no han podido salir de Venezuela, especialmente con tratamientos médicos y cirugías, esto permitiría independizarnos de entidades políticas con objetivos contingentes, además de evitar la malversación y mala gestión de recursos que vienen de la mano del lobby de éstas últimas, que es uno de los principales defectos culturales que tenemos desde mucho antes de la entrada del chavismo al poder y que debemos reparar: es una de las causas de la degradación moral de nuestra nación y con ella la caída de todas y cada una de las instituciones encargadas de establecer ese delicado equilibrio, tan necesario para mantener  el orden y concretar la paz social en primera instancia. Es por ello que esta organización deberá funcionar bajo un estricto esquema meritocrático y disciplinado.

Otro resultado constatable a mediano plazo, es la reducción de la presión sobre los diversos Estados receptores de la diáspora venezolana, a su vez permitirá canalizar problemas comunes como la legalidad ante los Estados tan necesaria para poder trabajar en cada país y hacer otros trámites asociados, pero esto se logra a partir de la cohesión, el trabajo en equipo y la transparencia en las actividades administrativas de cada centro venezolano.

Así como se puede reducir las presiones sobre los Estados, también podemos ser efectivos en la defensa de nuestros connacionales como único bloque en cuanto a actos que vulneren la dignidad del venezolano en cualquier parte del mundo: humillaciones públicas, menoscabo de las condiciones laborales, discriminación por raza y sexo y especialmente campañas orquestadas con fines políticos como la que está siendo instrumentalizada en Perú por parte del candidato presidencial Daniel Salaverry, con fines populistas que estimulan el odio entre la población local para generar elevados niveles de polarización en la sociedad peruana que tiene consecuencias fatales sobre nuestros connacionales.

Si bien ya hemos hablado sobre los objetivos de la organización, tenemos que hablar de las amenazas que se ciernen sobre esta organización, que de concretarse debemos estar atentos de cuidar la unidad y mantenerla. La amenaza principal que aparece contra este tipo de organización, normalmente la vemos muy a menudo, a diario, la miramos al espejo: nosotros mismos, nuestra falta de solidaridad, nuestra incapacidad para creer en un futuro promisorio para Venezuela, no solo desde la perspectiva material, sino espiritual, social e histórica, e incluso detestarnos a nosotros mismos como venezolanos, denostar nuestra propia historia, pensar “que el de afuera y lo de afuera es mejor que lo que nosotros somos y lo que hacemos” aun cuando somos parte de ella y ella es parte de nosotros, pero aun así tenemos la gran oportunidad de construir la gran obra trascendente.

Mirarnos por encima del hombro por tener condiciones materiales superiores a la de otro compatriota, ese es un mal que ha generado resentimientos, muchos de ellos explotados por el chavismo para dividirnos y destruirnos material y moralmente.

Tenemos que recordar que somos una mixtura de razas y culturas, lo que nos da una esencia tan especial, el carácter que sonríe incluso en los momentos más duros, el coraje que nos lleva a hacer las acciones más nobles ante nuestros semejantes. No podemos dejar que nuestros defectos en nuestra idiosincrasia perturben o trunquen el camino a consolidar la cohesión de la diáspora, de la venezolanidad en sí misma, algo tan grande como eso puede dejar de existir por incurrir en mezquindades. Hagamos historia, no repitamos los errores del pasado, es cierto que el éxito no está garantizado, es cierto que la prosperidad y el progreso no están garantizados, pero tampoco el fracaso está garantizado, por lo tanto tenemos una gran oportunidad, una tarea titánica, lo mejor y más sublime de todo esto: con sello venezolano.

Seamos un gran ejemplo para el mundo, mientras que otros urden los planes más perversos para destruir a las naciones desde adentro, nosotros reconstruiremos a la nuestra desde afuera, seamos referencia, mostremos el camino a seguir.

El próximo enemigo es precisamente el régimen de Maduro, su tiranía que tiene tentáculos y adláteres en cualquier lugar del mundo, el problema no son esas ramificaciones, sino nuestra propia incapacidad de detectarlas a tiempo y aniquilarlas por completo, de tal modo que no sean una amenaza para la nación extranjera que nos recibe y para nuestra propia diáspora en plena organización.

Tenemos que tener en cuenta que seremos infiltrados por el aliado más próximo de Maduro, buscará dividirnos y destruirnos desde adentro, tomar el control de nuestra organización y redirigirla a su desmantelamiento, hará grandes donaciones (procedentes de fuentes ilícitas) para comprar nuestra voluntad, nuestro beneplácito e intentará manchar nuestro nombre a partir de eso, instigará el odio entre los ciudadanos de la nación extranjera que nos acoje para desmoralizarnos y de nuevo dividirnos, el enemigo más fuerte de Maduro y su tiranía somos nosotros mismos: unidos siempre; divididos y cada quien por su camino nunca.

Y el otro enemigo, por último, que nos intentará destruir, desmoralizar, desarraigar y desarticular, serán aquellos militantes de la causa de Maduro: comunistas, socialistas, progres y todas aquellas corrientes de la izquierda postmoderna que intentarán alterar la paz social en la nación que nos acoge, a esos debemos identificarlos (como lo hicimos en el artículo anterior), denunciarlos y señalarlos de agitadores, subversivos y promover su deportación, dado a que van a cada país con ese objetivo. Una evidencia de lo anterior se encuentra en Chile, que durante la revolución delincuencial del 18 de Octubre de 2019 hubo participación de venezolanos en apoyo logístico y actividades que fracturaron el orden público. Es necesario también aislar a delincuentes comunes, aquellos que mancillan nuestro gentilicio y manchen nuestra reputación ganada con trabajo duro y esfuerzo.

Recuerden siempre, estamos todos bajo una misma Bandera, todos somos venezolanos.

Venezuela quiere ORDEN

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John R. De la Vega, P.A.

Immigration Law
  • Asilo
  • Representaciones en la corte de inmigración
  • Peticiones familiares

John De la Vega es un abogado venezolano-americano que ha ayudado mucho a la comunidad venezolana e hispana en sus procesos migratorios en los Estados Unidos.

John R. De la Vega, P.A.

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John De la Vega es un abogado venezolano-americano que ha ayudado mucho a la comunidad venezolana e hispana en sus procesos migratorios en los Estados Unidos.

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