De Derecha Diario
El candidato del kirchnerismo estableció un nuevo dólar para la totalidad de las exportaciones, permitiendo a los productores liquidar al CCL con un tope del 30%. El “dólar soja” se generaliza para toda la economía, dando como resultado una devaluación implícita en torno al 50%.
Sin poder aguantar por mucho tiempo más la brutal presión devaluatoria, el ministro y candidato Sergio Massa anunció la generalización del dólar exportador para todos los sectores de la economía, luego de quedar en primer lugar en las elecciones de este domingo.
Lo que en un primer momento había comenzado a conocerse como “dólar soja” se fue generalizando, primero a otros granos, luego a la pesca, a las empresas pyme, a la industria automotriz y a las empresas petroleras, pero ahora será aplicable para todas las exportaciones del país.
En lugar de seguir ampliando el dólar preferencial sector por sector, Massa finalmente aceptó generalizar el sistema para todas las exportaciones. Este esquema permite que los productores puedan liquidar hasta un 30% de sus exportaciones a través del dólar Contado con Liquidación y el 70% restante al cambio oficial.
En la práctica, la maniobra de Massa es equivalente a una devaluación implícita en torno al 50% sobre todas las exportaciones, algo que no tardará en tener impacto en los bienes y servicios internos y en el sinceramiento de los precios por la cuantía del aumento. Esto repercutirá directamente en los precios de muchas industrias por la vía de los insumos, profundizando la recesión.
El objetivo del oficialismo es mantener a toda costa el tipo de cambio oficial congelado en $350 para el segmento mayorista, y $367 para el minorista. Esta es una decisión electoralista y no económica, y de esta manera devalúa los bienes de la economía sin impactar en el precio del dólar que la gente mira todos los días.
Massa busca afianzar la liquidación de divisas de los exportadores para tratar de contener la creciente necesidad de financiación de las importaciones, que con el cepo cambiario se abaratan cada vez más.
El Gobierno prometió mantener fija la paridad del dólar por lo menos hasta la segunda semana de noviembre, y la herramienta para cumplir ese objetivo es la devaluación implícita con el nuevo dólar exportador.
De acuerdo a la información provista por el Banco Central, el tipo de cambio real retrocedió a los niveles más bajos desde octubre del año pasado. La devaluación de agosto solo generó un efecto real por unos pocos días, y fue consumida paulatinamente por la creciente inflación desatada desde entonces.
Si Massa cumple con su promesa y mantiene fijo el dólar oficial hasta noviembre, el resultado podría desencadenar el mayor atraso cambiario de la presidencia de Alberto Fernández, y un completo desequilibrio del balance externo.
La brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo actualmente alcanza el 200%, niveles récord desde 1989. La presión por una nueva corrección del cambio oficial es aplastante, pero Massa tratará de postergarlo para después de las elecciones pese al gran costo que le generará al país.
