De Derecha Diario
El candidato expuso los lineamientos teóricos que sustentan su programa en el Congreso Económico Argentino en La Rural. Defendió el libre mercado, la dolarización y eliminación de la excesiva intervención del Estado en la economía.
El candidato Javier Milei defendió las ideas principales detrás del plan económico que llevaría a cabo en caso de ganar las próximas elecciones presidenciales. Expuso estas bases en el Congreso Económico Argentino en La Rural frente a los empresarios más importantes del país, y la presencia de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) y la Fundación Bolsa de Comercio de Buenos Aires.
Volvió a dejar en claro sus dos posturas más importantes: la defensa del libre mercado y la dolarización como el instrumento para acabar definitivamente con la inflación en el país. En este sentido, cuestionó la incesante vocación de la política tradicional por intervenir y regular la economía, así como la acción nociva que tuvo el Banco Central a partir de la segunda mitad del siglo XX.
“Ustedes no necesitan un Banco Central. En un momento de la historia el Estado se apropió del dinero para estafarlos. ¿Ustedes van a aplaudir que los políticos chorros los estafen con el robo del impuesto inflacionario? Raro… yo no”, anunció Milei.
El candidato liberal hizo referencia a la historia del accionar del Banco Central en Argentina, marcada por numerosos episodios inflacionarios, y los casos más extremos registrados en 1976 y 1989. En la práctica, Argentina nunca aprovechó ninguno de los beneficios de la “política monetaria autónoma” que se pretende emular desde otros espacios para justificar el orden monetario en vigencia.
Es por estas razones que los programas de estabilización basados en las expectativas que tienen las personas alrededor del peso podrían tener implícito un alto riesgo de fracaso. La falta de credibilidad en el peso es lo que, en última instancia, justifica la dolarización que propone Milei.
Por otra parte, Milei disparó contra Juntos por el Cambio por su “oposición” cómplice con el kirchnerismo en múltiples áreas para intervenir la economía. Mencionó el caso de la ley de alquileres como el ejemplo más notorio, en el cual ambas fuerzas se pusieron de acuerdo para firmar un proyecto que redujo la oferta de viviendas disponibles y perjudicó tanto a inquilinos como a propietarios.
En este sentido, remarcó su fuerte oposición a lo que se denominan las “fallas de mercado” en la teoría económica, tomando distancia con respecto a otros economistas como José Luis Espert (ahora en JxC). En cambio, resaltó la importancia de los incentivos naturales para la resolución de estas “fallas” y enunció que cada vez que el Estado interviene también provoca fallas, demandando así más y más intervención para solventarlas.
“¿Ustedes creen que van a decir que se equivocaron? El imbécil de (Daniel) Lipovetzky, después de esa nefasta ley de alquileres, ¿qué dijo? ‘Falló la regulación’. ¡No! ¡Falló la ley! ¡Falló el legislador! ¡Fallaron los malditos diputados y senadores que votaron esa basura”, disparó el candidato.
El espacio de Patricia Bullrich volvió a demostrar una falta de consenso alarmante en cuestiones básicas de regulación, ya que el kirchnerismo obtuvo el visto bueno de los senadores radicales para la puesta en marcha de otro proyecto para regular las viviendas de alquiler con fines turísticos (pesificar contratos e imponer cupos de tiempo).
Un discurso frecuente en el prontuario de Juntos por el Cambio es remarcar que mantiene una mayoría legislativa capaz de imponer reformas estructurales. Pero la supuesta “mayoría” (que no se verificó en las urnas durante las PASO) es extremadamente heterogénea, y demostró no ser capaz de llegar a consensos tan básicos como lo es la regulación de los alquileres.
Resulta casi imposible esperar que si no existe consenso en cuestiones tan simples, pueda entonces haberlo a la hora de aprobar reformas estructurales con un impacto verdaderamente significativo para el país, la reforma previsional, la tributaria, la reforma del Estado, etc.