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Nadie nos vas a extrañar, serie de Amazon Prime

“Nadie nos vas a extrañar”: la serie que explica cómo funciona el Estado criminal

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Por Luis Torrealba, Coordinador Nacional de EsLibertad Nicaragua.

La nueva serie de Amazon Prime se está convirtiendo en un fenómeno de culto dentro de las series producidas en Latinoamérica, pues en las redes no dejan de hablarse de ella. Ambientada en los años 90, es una historia que, aunque parezca la típica serie adolescente, trata temas muy profundos como la amistad, la depresión, el suicidio y, aun sin intención de los productores de la serie, también nos muestra lo dañino que puede ser el Estado criminal para los individuos y no los explica en el inocente microcosmo social de un colegio latinoamericano.

La serie tiene todas las características de su género, como muchas referencias a series y películas de los 80s y 90s; la estructura de los personajes, tan a lo The Breakfast Club, que nos sumergen en la moda de esos años y nos hace sentir nostalgia por una época que no vivimos.

Es 1994 (el año que paso de todo) en Ciudad de México y cinco chicos manejan “un negocio ilegal” en su colegio. Lo ilegal: vender tareas y trabajos a sus compañeros, con la ventaja social que en la fauna escolar nadie nunca sospecha de los nerds. Su negocio les trae dinero y por supuesto popularidad. Pero las hormonas y una muerte inesperada amenazan con arruinarlo todo su entramado. Ahora bien, no haremos aquí spoilers de la serie, profundizar en sus capítulos quedará como homework del lector. Nos enfocaremos en analizar únicamente el tema que nos atañe.

Si bien la serie presenta una visión ficticia de ciertas realidades sociales, y para nada busca ser un tratado académico sobre el funcionamiento de un Estado criminal, podemos analizar cómo la misma utiliza elementos narrativos para explorar temas relacionados con el acoso, el poder, la violencia, la corrupción y las desigualdades que esto genera. Con la narrativa más inocente posible, la serie nos va mostrando como opera un Estado delincuente, y no me refiero al lucrativo negocio de los protagonistas, sino a todo lo que hay detrás, a las figuras de autoridad que son representadas en la serie, y que en todo caso convierten a los personajes principales en víctimas.

En el centro de la serie está el colegio, un espacio que debería representar orden y educación, pero que en «Nadie Nos Va a Extrañar» toma el papel de una arena controlada por jerarquías informales y abusos de poder. Los adolescentes, aunque jóvenes e inexpertos, operan dentro de sistemas de control y manipulación muy similares a los que se encuentran en un Estado criminal. Los personajes que ostentan mayor poder social toman decisiones que afectan la vida de los más débiles, usando la intimidación, el chantaje y la violencia psicológica para mantener su estatus.

Este reflejo de una jerarquía injusta nos remite a la estructura de un estado corrupto, donde una élite o grupo selecto acumula poder mientras explota al resto de la población. Los personajes que ostentan el poder en el colegio lo hacen al margen de la ley institucional o, peor aún, con la complicidad de autoridades que, en lugar de proteger, perpetúan el desequilibrio. Esto crea una sensación de desamparo entre los personajes que están fuera de este círculo, similar a cómo los ciudadanos en un estado criminal viven bajo el yugo de una élite corrupta y violenta. Y, sin duda, este ambiente funciona como caldo de cultivo para la creación de mercados al margen de lo éticamente correcto por parte de personas que en otras circunstancias serían ciudadanos ejemplares.

Otro aspecto crucial en la serie es la presencia de adultos que deberían funcionar como figuras de autoridad. Profesores, padres y otras figuras representativas están, en su mayoría, ausentes, desinteresados o directamente involucrados en los actos de corrupción que los adolescentes enfrentan. Esta pasividad o complicidad de las instituciones recuerda a la corrupción sistemática de los estados criminales, donde los organismos encargados de velar por la justicia y el bienestar de los ciudadanos están profundamente infiltrados por el crimen organizado o son negligentes.

Las figuras de autoridad en «Nadie Nos Va a Extrañar» no solo son ineficaces para poner fin a los abusos, sino que también perpetúan las dinámicas de poder y control que mantienen el statu quo. Los personajes adultos parecen más interesados en proteger su propia reputación o en mantener la «normalidad» que en resolver los problemas que afectan a los jóvenes. Esto es un claro paralelismo con las burocracias corruptas que, en lugar de actuar en favor del bien común, protegen a los que detentan el poder. La serie nos brinda un ejemplo muy ilustrativo de como las figuras que representan la autoridad se apiñan para bloquear cualquier cambio, como ocurre a lo largo de la serie con la nueva profesora de inglés, la maestra Ilse, cuyas propuestas e ideas para mejorar el funcionamiento de la institución son omitidas de manera sistemática por todos sus colegas.

Lo que «Nadie Nos Va a Extrañar» logra con destreza es crear una metáfora de cómo se organizan y operan los estados criminales, a través de las dinámicas de una comunidad adolescente. Aunque los personajes son jóvenes y sus conflictos parecen centrados en las relaciones escolares y la vida social, las implicaciones de sus acciones y decisiones son mucho más profundas. La serie pone de manifiesto cómo un sistema de poder puede formarse y perpetuarse en cualquier entorno, incluyendo el aparentemente inofensivo mundo del patio de colegio.

Después de ver la serie me surgieron varias interrogantes que, aunque parezcan random, no dejan de tener una duda profunda en ellas: ¿Son nuestras naciones adolescentes aún? Si sí, ¿Qué tipo de adolescentes? ¿Adolescentes conflictivos? ¿O, quizás, con algún problema de abandono parental? Aún tenemos la tarea de averiguarlo. Mientras tanto, nos toca la labor de intentar hacer lo mejor para contar un final, un final feliz para nuestras trágicas naciones.

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John R. De la Vega, P.A.

Immigration Law
  • Asilo
  • Representaciones en la corte de inmigración
  • Peticiones familiares

John De la Vega es un abogado venezolano-americano que ha ayudado mucho a la comunidad venezolana e hispana en sus procesos migratorios en los Estados Unidos.

John R. De la Vega, P.A.

Immigration Law

John De la Vega es un abogado venezolano-americano que ha ayudado mucho a la comunidad venezolana e hispana en sus procesos migratorios en los Estados Unidos.

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