Caracas. – Las terribles condiciones que enfrentan los secuestrados postelectorales del narcorégimen en los calabozos de la PNB en Boleíta (Caracas), son tales que un informe presentado por la ONG Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) describe a una de estas celdas como el «inframundo».
La ONG presentó su documento este pasado miércoles, para dar a conocer las condiciones en las que estuvieron encarcelados cientos de ciudadanos raptados, en el Centro de Control y Resguardo del Detenido Boleíta, de la Policía Bolivariana (PNB), en Caracas.
Allí, los secuestrados, incluyendo 150 menores de edad, convivieron entre heces, orina, hacinamiento y demás condiciones inhumanas.
El documento señala que la instalación en Boleíta «aunque fue diseñado originalmente como un espacio de uso administrativo, este centro alberga aproximadamente a 421 detenidos distribuidos entre 14 a 16 celdas (al menos 250 son presos sociales y 171 población policial), en un espacio que no está diseñado para la permanencia de reclusos por más de 48 horas».
Mientras, sobre la zona conocida como «inframundo» el OVP indicó que «hay aproximadamente 90 detenidos, sin ventilación, sin la entrada de luz solar ni baños, lo cual perpetúa un ambiente opresivo».
«Estas personas sobreviven en condiciones de extrema precariedad, violencia, corrupción, sin atención médica ni alimentación. La situación intramuros es contraria a ese concepto de privación de libertad y a los estándares internacionales, como las Reglas Nelson Mandela de Naciones Unidas y los Principios y Buenas Prácticas sobre la Protección de las Personas Privadas en las Américas de la CIDH», indicó el texto de la ONG.
Acerca de la experiencia vivida por los adolescentes allí injustamente retenidos, un familiar contó al OVP que “sus necesidades las hacían en una esquinita de la misma celda, en bolsas, por eso mi familiar nos pidió un paquete de bolsas. Esa celda huele a orín y a pupú, cuando los trasladaron de ese penal esos niños olían malísimo, no sé ni cómo describir el olor, olían a alcantarilla con rata muerta, daban ganas de vomitar. Allí vivieron lo peor”.
Las condiciones en general que enfrenta la población penal en los calabozos de Boleíta son una clara muestra de la violación a los Derechos Humanos que propicia la Narcotiranía de Maduro.
Otro testimonio recopilado en el informe señala: “Los reclusos hacen sus necesidades en bolsas, se turnan para dormir en el piso o encima de una sábana que les envían sus parientes, después de pagarle a los policías. Esta situación no solo afecta el cumplimiento de condiciones de reclusión dignas, también la labor inherente de los cuerpos policiales”.