Por Valentina Gómez, economista y coordinadora local de EsLibertad Venezuela.
El fanatismo político es un fenómeno peligroso que puede generar divisiones, conflictos y un deterioro en la calidad del debate democrático.
En primer lugar, el fanatismo político impide el diálogo constructivo y la búsqueda de consensos, ya que quienes lo padecen tienden a cerrarse a ideas y opiniones diferentes a las suyas. Esto limita la diversidad de perspectivas y obstaculiza la posibilidad de encontrar soluciones efectivas a los problemas sociales, políticos y económicos. Además, el fanatismo político fomenta la polarización y el enfrentamiento entre grupos y personas con diferentes ideologías. Lo cual es un logro para el político idealizado. Fabricar a un fanático es conseguir un pensamiento uniforme que conocemos como pensamiento doctrinario.
Esto puede dar lugar a tensiones sociales, discriminación e incluso violencia. La falta de tolerancia y respeto hacia quienes piensan distinto contribuye a la creación de sociedades divididas y fragmentadas.
Otro aspecto negativo del fanatismo político es la pérdida de capacidad crítica y objetividad. Las personas fanáticas tienden a defender a sus líderes o partidos políticos ciegamente, sin cuestionar sus acciones o políticas. Esto compromete la capacidad de evaluar de manera imparcial y racional las decisiones y acciones de los líderes políticos.
Existe un caldo de cultivo que ayuda a que el fanatismo brote en las personas, según los estudios realizados en la Universidad Pontificia de Salamanca, algunos son:
a) Pobreza, exclusión o desposesión absolutas: Esta circunstancia alienta o una actitud de pasiva conformidad, resignación o asunción de lo irremediable e irreversible o una actitud de desesperada reivindicación de justicia e igualdad. Teresa Sanchéz dijo:
«Si nada hay que perder, y la vida está tan devaluada y degradada, es fácil arriesgar lo único que se tiene, el cuerpo, para denunciar la injusticia, llamar la atención del mundo o modificar el escenario en favor de una quimérica posibilidad de mejora. Perdida la esperanza, la libertad se evapora, fácil es entonces esclavizarse a cualquier promesa que contenga, aunque sea vagamente, una posibilidad de restaurar la ilusión» (2003)
b) Deterioro intelectual: Si no se ha desarrollado un pensamiento crítico con una amplitud y pluralidad de información la consecuencia probable será el empobrecimiento mental, la unilateralidad, seguir el pensamiento colectivo. Nos hacemos daño indirectamente cada vez que rechazamos el conocimiento y no accedemos a información variada, distintos líderes de opinión que nos ayude a cuestionarnos y encontrar lucidez.
c) Conflictos identitarios: Las personas necesitan ser parte de algo, sentirse parte de algo es casi tan importante como sentirse alguien. Es por esa razón que las personas buscan pertenecer a una familia, a un colectivo, a un grupo. Si bien nacer en un lugar puede ser algo fortuito pertenecer a un lugar es una conquista que tiene que ver con el afecto, el apego, la memoria, los vínculos establecidos desde la niñez. Lo vemos en pueblos que se fanatizan cuando sus ciudades son invadidas por otras identidades culturales y existe riesgo de cambio de nombre o de identidad nacional, regional o local.
Así como existe el caldo de cultivo existe el fabricante del fanático, se fabrica gracias a:
a) Manipulación: Toda persona contiene en su cerebro una parte donde se alojan los sueños, fantasías, impulsos, deseos. Esos deseos son manipulados por una persona que tenga habilidad comunicativa, lo suficientemente buena para influenciar a un grupo de personas, promoviendo una ideología extremista que en muchas ocasiones o es inalcanzable o no busca el bienestar común que prometen. En pocas palabras, utilizan la proyección que tienen las personas para manipularlas.
b) Alimentar las experiencias traumáticas: Los fanáticos tienen un sentimiento de injusticia por alguna experiencia que han vivido. El fabricante se aprovecha de estas experiencias, lo alimenta despertando sentimientos de resentimientos y deseos de venganza. Así comienza la separación de grupos.
c) Falta de educación: La falta de educación se le enlaza con falta de pensamiento crítico. Necesitas información, variedad de información y con ello una mentalidad abierta y una disposición al debate para tener un pensamiento crítico. El pensamiento crítico es lo que permite no seguir a la múltitud solo por inercia. Más importante aún, no tener una inquebrantable visión, ser flexible. El fabricante busca que la educación se deteriore destruyendo las instituciones y eliminado incentivos.
d) Desesperación: Algunas personas pueden buscar respuestas y soluciones simplistas. Debido a su inseguridad y desconfianza con las instituciones existentes, de esta forma apoyan sistemas extremistas como solución a sus miedos. Para fabricar a un fanático el fabricante nace de alguno de los extremos de las instituciones existentes y con su carisma y persuasión logra convencer a las personas de su solución, muchas veces (para no decir todas), “milagrosa” y por desesperación las personas siguen esa creencia que llevo a la solución milagrosa, sin cuestionarla.
En resumen, el fanatismo político es perjudicial para la sociedad, lleva a la decadencia social, política y económica. Promueve la intolerancia, el enfrentamiento y la falta de diálogo constructivo. Es fundamental promover un pensamiento crítico y una actitud abierta hacia las ideas y opiniones diferentes, para poder construir sociedades que participen y se preocupen por soluciones reales y no milagrosas, que también puedan identificar a un fabricante de fanáticos y no permitir que la visión sea nublada.
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[*] Este artículo fue publicado también en el Blog de la autora, en médium. Puede acceder presionando aquí.