La primera ministra de Islandia, Katrin Jakobsdottir, se unió este martes a la huelga que cuenta con la participación de prácticamente todas las mujeres de la nación que exigen poner fin a la brecha salarial y la violencia de género.
Las consecuencias de la protesta se reflejaron en los colegios, tiendas, bancos y hasta las famosas piscinas del país que cerraron, al tiempo que los hospitales se quedaron con plantillas visiblemente reducidas, las habitaciones de los hoteles sin limpiar y hubo retrasos en el transporte público.
Los sindicatos, que fueron los principales organizadores de la huelga femenina de 24 horas, instaron a las mujeres y «personas no binarias» a que rechazaran este día tanto el trabajo remunerado como el no remunerado, lo cual incluye las tareas del hogar.
Cabe mencionar que Islandia, que cuenta con unos 340.000 habitantes, ha sido clasificada por el Foro Económico Mundial durante 14 años seguidos como el país líder en cuanto a la «igualdad de género», tomando en consideración factores como los salarios, la educación, la atención médica y otros.
No obstante, ningún país ha alcanzado la «igualdad plena», incluyendo Islandia; «Aún seguimos combatiendo la violencia de género, lo que ha sido una prioridad para mi Gobierno», expresó la primera ministra.
En este sentido, también dijo: «Aún no hemos alcanzado nuestros objetivos de igualdad plena de género, y todavía combatimos contra la brecha salarial de género, lo que es inaceptable en 2023».
Cabe destacar que la huelga de las islandesas este martes ha sido la más grande desde la primera acción similar en el país, que se realizó el 24 de octubre de 1975, cuando el 90 % de las mujeres se negaron a trabajar, hacer tareas de limpieza o hasta cuidar de los niños, en protesta contra la discriminación en el lugar de trabajo.
El resultado de las protestas de ese año consiguieren que, al año siguiente, Islandia aprobara una ley que garantizaba igualdad de derechos para todos.