Caracas. – El auto de Yender Herrera, el árbitro que dirigió la primera final entre Carabobo y UCV, apareció incendiado frente a su casa, luego de haber expulsado del partido a Alexander Gramko Jr., hijo del jefe de los torturadores del narcorégimen chavista, Alexander Granko Arteaga.
Todo se dio el pasado fin de semana en la gran final de la liga local, donde se enfrentaron Carabobo y Universidad Central (UCV) al ser ganadores de la Apertura y Clausura.
La visita se impuso 2-0 y coronó un año glorioso, duelo en el que uno de los que se lució el veterano delantero y exjugador del fútbol europeo, Darwin Machís. Ese primer capítulo tuvo un punto de quiebre: la expulsión de Granko Jr., mediocampista del equipo y, sobre todo, hijo del presidente del militar chavista, quien también es el presidente del club fútbol de la UCV.
El hecho ocurrió frente a la residencia de Herrera en Maracay, estado Aragua, según reportaron cuentas y periodistas en redes sociales. Algunos medios sindican a los «ultras» de la UCV, aunque no hay pruebas de ello.
Ante tal hecho, la Federación Venezolana de Fútbol (FVF) rechazó, en un comunicado muy simple y escueto, “cualquier acto de violencia o intimidación contra árbitros, jugadores, cuerpos técnicos o cualquier miembro de nuestro ecosistema deportivo”.
Aunque la investigación aún no determinó responsabilidades, la versión que se instaló con fuerza en el ambiente apunta a un mensaje vinculado a aquella tarjeta roja. Lo que alimenta esas sospechas es el perfil de Alexander Granko Arteaga, presidente de UCV y figura con peso político en Venezuela, teniente coronel de la Guardia Nacional Bolivariana y jefe de la Dirección de Asuntos Especiales de la DGCIM, señalado por múltiples informes internacionales por violaciones a los derechos humanos, donde lo califican de «torturador».
Cabe que recordar que en meses recientes la fanaticada del Deportivo Táchira, que debía jugar una final contra la UCV en Caracas, fue víctima de hostigamientos y detenciones por parte de la GNB, durante todo el recorrido que efectuaron los buses que trasladaron a los seguidores del equipo desde Táchira hasta Caracas.
Quienes lograron llegar a la capital no pudieron acudir al estadio para animar al equipo, porque fueron detenidos en los buses y enviados hasta Cotiza, donde fueron despojados de sus celulares.
Fuentes anónimas tanto de la FVF como de la UCV, aseguraron que la responsabilidad de las detenciones recae en Granko Arteaga, quien dio instrucciones de arremeter contra los fanáticos del Deportivo Táchira.