Por @lerogarrett
“A Venezuela no la manda quien quiere sino quien puede,” dijo Guzmán Blanco cuando “las gallinas cacareaban como gallos,” ya no había arreglo posible entre los liberales amarillos, todo lo tenía en contra y sus estatuas eran derribadas por el mismo pueblo que hoy derriba otras bien inmerecidas.
El gran logro de Betancourt no fue Acción Democrática – y a los hechos me remito- fue un binomio, una especie de ying-yang comportamental-Institutional que marcaría la psique social venezolana para siempre; en otras palabras, la viabilidad de la magistratura civil como rango supremo de comando militar y elecciones libres.
Antes de èl, los presidentes civiles no “cuajaban”, como es el caso de José María Vargas, o eran meros secretarios estelares sin voz de mando militar, como ejemplos están los civiles liberales amarillos, alternados a Guzmán o los intelectuales de Gómez, y luego reincidencias atípicas como Germán Suárez Flamerich.
Rómul,o en su legado, asegura al Presidente como alguien legitimado por el voto con autoridad suprema militar por voluntad popular. Eso ocurrió ‘ayer’, en el formidable Siglo XX venezolano.
Es tan arraigado el hecho de ir elecciones que este gobierno de facto, subversivo, multiconsular, de variopintos y oscuros intereses económicos y geopolíticos no pueden evadir.
El difunto descubre que el puesto de presidente no hacía conflicto con la mentira, y eso no es un descubrimiento, lo fue el hecho de mezclar tamaña ofensa con los chistes malos de Joselo y su descaro criminal.
La adoración de las masas no se hicieron esperar, todos estamos pagando esa atracción fatal con el derrotado el 4 de Febrero del 1992.
No es de negar que la voz de un presidente marca y define el rumbo de nuestro país y eso en un mundo cada día más íntimamente comunicado tiene un impacto ineludible a los anhelos y los sentimientos de la nación, en otras palabras, emociones que nos son afines como colectivo.
La voz de un presidente en Venezuela es capaz de sobreponerse y derrotar al plurimaligno – protocefalico cartel que nos somete.
La ruta libertaria ha tenido ecos internacionales no vividos en fraudes anteriores, eso no significa que estan condenas al secuestro de la voluntad popular, sino es en sí misma la vía de derrotar a los mandamases.
Es crónica – a excepción de Nuremberg o la captura de Milosevic – la incapacidad de la civilización occidental en más o menos cinco mil años de poseer una fuerza policial supranacional que pudiera hacer cumplir a la fuerza normas de interés común transgredidas por gobernantes criminales.
La decisión de Almagro de solicitar el arresto del Primo Cónsul del régimen ante la Corte Penal internacional fue emocionante, lo descorazonante es que lo haga a través del Fiscal, no porque el fiscal sea contrario a nuestros intereses – no formalmente – sino que la investidura del Secretario General de la OEA le capacita para actuar de hecho y hacer la acusación el mismo sin alcabalas.
Hasta ahora, a pesar de que le hemos escuchado la voz del presidente electo , su mensaje difiere totalmente de los elementos de inteligencia emocional criolla, que motorizan el cambio histórico, y que todos esperamos del líder emergente ya electo.
Lo que sí estoy seguro es que con velitas, vigilias, y cafecitos Starbucks mundiales con el nombre de María Corina, solamente no salimos de esto, no saldremos como queremos salir.
¡Comandante en Jefe electo ordene!