Caracas. – En estado irreconocible, debido a la pérdida de peso, las torturas y demás vejaciones que reciben, se encuentran los secuestrados tras las protestas postelectorales, que fueron trasladados al retén de Tocuyito, en el estado Carabobo.
Un reporte difundido en plataformas digitales por la ONG Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), recopila las impresiones de los familiares de estos detenidos, quienes quedaron espantados del terrible aspecto que presentan.
“A mi esposo no lo reconocía, estaba demacrado, demasiado delgado, estaba chivuo”, relató con voz entrecortada una mujer, quien fue a ver su pareja en ese penal.
“Me dijo que está bien, pero solamente ellos y las personas que están ahí con ellos son los que saben el día a día, porque ellos nos dicen que están bien, pero la realidad es que no lo están”, relató la mujer.
Los familiares contaron a la ONG, que el contacto físico con los secuestrados, así como cualquier demostración de afecto.
Sin embargo, para muchos familiares no fue necesario una palabra, tan solo ver su estado físico se daban cuenta que no la están pasando bien. Entre 10 y 15 kilos han rebajado algunos detenidos y es que los que sí pudieron hablar contaron que los alimentos que les proporcionan están descompuestos, venían supuestamente con gusanos y cabellos, además que el agua no es apta para consumo humano.
Las madres, esposas y hermanas los consiguieron bastante afectados, algunos llorando y fue cuando se enteraron lo que le dijeron los custodios antes de salir de su celda. Al respecto, consideran que lo hacen para causarle psicoterror, y es que “más que felices por verlos, salimos muy triste de esta visita”, relata a OVP la madre de uno de los detenidos.
Parte de este plan de amedrentamiento psicológico, son también las amenazas de los custodios, quienes les advierten a estos ciudadanos sobre los terribles maltratos que sufrirán las mujeres que son sus familiares durante las visitas.
“Mira lo que estás haciendo vivir a tu mamá, cuando llegue va a ser desnudada, humillada y la van a ultrajar, por tu culpa, porque eres un terrorista y si te portas mal va a ser peor”, es una de las muchas amenazas que estos funcionarios les hacen, mientras permanecen con los rostros cubiertos por pasamontañas, fuertemente armados y, además, sin identificaciones visibles.