La oclocracia desalojó la democracia imperfecta y la llaman socialismo.
La democracia es un gobierno civil de todos los ciudadanos, libres por naturaleza y no comandado por grupos de militares corruptos que se les imponen a @NicolasMaduro. Los venezolanos fueron sacados de su condición de libertad para someterlos sin su consentimiento. Están condenados a una situación generalizada de precariedad. Sin servicios, sin trabajo digno y en las peores condiciones de salud. El sistema público de salud fue demolido hasta los cimientos.
Maduro y los militares NO están protegiendo a la comunidad venezolana contra incursiones e invasiones. NO hay paz, NO hay seguridad y NO hay nada para el pueblo, mientras la camarilla que usurpa saquea los bienes nacionales y subasta hasta los cayos de Chichiriviche al mejor postor. Ya entregó la Guayana Esequiba, no deja de enviar petróleo a Cuba y le entrega la soberanía a rusos, iraníes y chinos. Se creen los intocables, pero no hay poder más alto que el PODER del Padre Celestial y de su Hijo, que son los que dictan las leyes y sus reglas que rigen en el universo.
Venezuela es una democracia falsa. Dejó de ser verdadera hace muchas décadas, cuando los partidos huyendo de la crítica a su mala gestión se refugiaron en el populismo, que nos ha traído estos fangos. La socialdemocracia y también el socialcristianismo traicionaron las ideas que permitieron algún avance de la sociedad venezolana. Prefirieron el baño de masas, el clientelismo político, el culto a la personalidad antes que tomar las medidas que evitaban la inflación, la escasez y el desempleo. Volvieron polvo la moneda y desataron una inflación que pasó de criminal a genocida, pero no levantan el control de cambio. Como reveló Aristóbulo Istúriz, el gobierno se cae sin el control de cambio. Pero son pocos los políticos de aparato que han demandado que se ponga fin al control de cambio. Ellos también sacan su tajada, su beneficio.
La población de Venezuela, sus ciudadanos, no participará en elecciones hasta que se establezca un nuevo sistema económico ajeno al socialismo, a los cultos e idolatrías que nos retrotraen a la época de las cavernas, y a los sacrificios para complacer a los dioses.
La democracia socialista-hamponil que se ha impuesto en Venezuela a partir de una constitución llena de trampas y de laberintos interpretativos ha sido, sin duda, muy perjudicial. Su igualitarismo tramposo pretende imponer como un derecho humano la ignorancia y la coloca en el mismo plano de la ciencia. El saber y el no saber no son estados de conciencia sino opiniones, y las opiniones ganadoras se deciden por mayoría. Esa es la trampa del populismo.
A los más instruidos, a los más sabios, le corresponde una responsabilidad para que la situación venezolana cambie. Lamentablemente, la intelectualidad venezolana ha sido cómplice y cobarde.
Cómplice porque no cabe duda que mayoritariamente profesaron ideas marxistas, socialistas, progresistas, liberales, de avanzada y creyeron que serían traidores a sus ideas si denunciaban que la ignorancia, la oclocracia, se había hecho del poder en Venezuela. Estuvieron callados más de veinte años, y se dan cuenta de su fracaso humano e intelectual cuando como profesores eméritos reciben como salario mensual poco menos de cinco dólares y no les alcanza ni para la gasolina.
Mientras más sabios más escandaloso ha sido su silencio, su dejar hacer, su responsabilidad. Debemos restituir la democracia, por el bien de la humanidad y de la naturaleza. Este engaño de elecciones amañadas y legitimaciones a cambio de un pequeño conuco de poder debe terminar. Hay que reconstruir el poder de la ciudadanía, del ciudadano como individuo, no como integrante de un colectivo que decide como ordenan desde el palacio de gobierno. El poder no está en las organizaciones políticas cogolléricas, está en la comunidad organizada y dispuesta a rescatar la soberanía popular secuestrada por el socialhamponismo.
Haremos una constitución que se ajuste al nuevo país, ético y trabajador. Rescataremos al Israel perdido en la historia, de miles de años de antigüedad.
Angel Jesús Prato Espinoza, presidente de Líderes Libres
(Derechos Humanos & Conservación Ambiental)
FIP PRENSA Nº: VE 2229 / CNP Nº: 20.202