El sistema totalitario como herramienta de control y coacción

Por Carlos Infante, coordinador local de EsLibertad Venezuela.

Cuando se habla o menciona a un sistema totalitario accionado en algún pais especifico, es fácil presumir las altas y peligrosas limitantes a la libertad que suceden en dicha nación, es por eso que este sistema es reconocido histórica y mundialmente como un sistema de gobierno en donde se cercenan las libertades individuales de los ciudadanos, así como los derechos fundamentales del hombre.

Este sistema lucha incansablemente por obtener un poder total e inequívoco, no solo en las cuestiones del estado como un todo, sino también en los asuntos públicos y privados de los ciudadanos; no se trata solo un sistema creado para gobernar sin oposición, sino también de un sistema creado para controlar, desanimar, desmotivar y obligar a sus ciudadanos a depender inequívocamente de ellos, para así poder secuestrar el poder el mayor tiempo posible, porque, al final, la meta del totalitarismo, más allá de gobernar y coaccionar, es también, su permanencia en el tiempo.

El sistema totalitario no puede ser conocido por sus alternancias de poder, al contrario, para que un sistema pueda considerarse totalitario, uno de sus características debe ser la clara intención de la permanencia en el poder, esto sucede gracias a que el totalitarismo es la antítesis de la democracia, aunque un sistema totalitario pueda llegar a un una nación a través de los canales democráticos, no significa que no pueda establecerse en la nación y de esta manera eliminar hasta donde más pueda las bases democráticas del pais.

El sistema totalitario, es un mal, con un plan político-social estratégico, que pretende minimizar las libertades e independencia del ciudadano con la clara meta de poder obtener una nación sumisa ante las atrocidades que el sistema representa, es por esto que otra característica indispensable para el totalitarismo es lograr una transición de republica a estado comunal, ya que esto le permite al sistema inmiscuirse de manera directa en el corazón de las comunidades, haciendo que la misma existencia en comunidades se vuelva un acto político. De este modo, no solo logra infiltrarse en las vidas privadas de las familias, sino también que coacciona a estos a través de las amenazas, la persecución, el espionaje y la violencia, para poder lograr sus objetivos.

El estado comunal es la evolución final y la base fundamental de un sistema totalitario, ya que el peso que pretende ejercer en el individuo es parte de su plan de control social, es por esto que el totalitarismo, así como es la antítesis de la democracia, a su vez, también es la antítesis de la libertad, porque estos dos conceptos son incompatibles con las metas de alternancia indefinida del totalitarismo, así como también son contrarias a sus ideas de un colectivismo total donde el estado es el supremo líder, sin oposición, ni fuerza política pertinente que pueda hacerle frente.

Las libertades individuales de los ciudadanos son el enemigo número uno del totalitarismo, así como los derechos fundamentales de los mismos, porque el sistema no busca de ninguna manera, desarrollar y/o respetar los derechos de sus ciudadanos, al contrario, busca por todos los medios posibles cercenar esos derechos para justamente crear esa dependencia al estado que tanto necesitan para poder lograr su permanencia en el poder. Esto solo significa que, ante un sistema totalitario, tanto las libertades del individuo como los derechos del ser son desconocidos, hasta un punto donde el desconocimiento de dichas libertades y derechos, llegan a eliminar la propiedad y la dignidad del ciudadano, y aunque el sistema tratará de excusar estas acciones, la realidad es que al final todo es parte de su plan.

Los derechos políticos son de igual manera grandes enemigos del totalitarismo, esto se debe a que el sistema no puede sobrevivir con una oposición democráticamente elegida, es por esto que el totalitarismo siempre buscara tener el poder militar de su lado para poder mitigar cualquier causa política que pueda poner en peligro el desarrollo de su evolución a estado comunal y establecer su permanencia. El sistema actuara a través del estado para perseguir, coaccionar y amenazar a quienes se le opongan políticamente, con la única meta de poder lograr un mandato total, donde el sistema sea dueño de todos los poderes del estado para no tener que sentir miedo a una contrapartida política, valiéndose de la censura a todos los medios de comunicación que hablen, expliquen o informen sobre situaciones, acciones y/o mandatos emanados desde el sistema, desde una perspectiva poco favorable a su estancia en el poder.

El totalitarismo no puede sostenerse si tiene medios de comunicación nacionales que estén en su contra o que informen sobre los errores de su administración, ya que para la meta del sistema, no puede existir ningún tipo de oposición, el mismo, tratara de eliminar todo vestigio de libertad de expresión que pretenda ser una incomodidad para la finalidad del sistema, es por esto que el totalitarismo se basa principalmente en la eliminación total e inequívoca del individualismo humano, teniendo por preferencia un colectivismo generalizado que le permita al sistema un control más fácil y segmentado de la población total.

En conclusión, es imposible no llegar al pensamiento de que el totalitarismo es un sistema pensando única y exclusivamente para la permanencia indefinida en el poder de un sector político especifico de una nación, quienes pretenden lograr esta meta sacrificando la democracia y las libertades individuales del ser, ya que estas son opuestas a sus ideas totalitarias, y mas importantes, a sus metas. Este tipo de sistema tiene como estrategia buscar todas las maneras posibles de establecerse como un todo y que no exista ninguna contrapartida ni oposición en su contra, pero lo más peligroso del sistema totalitario, es que puede llegar a establecerse a través de los sistemas democráticos, aunque el totalitarista siempre deja ver sus fines macabros, la realidad es que lo hace desde una perspectiva política alegando su derecho democrático para acceder al poder, haciendo que sea atractivo para varias personas y logrando su objetivo de llegar al poder a través de los canales democráticos, para luego cercenarlos e iniciar el plan de transición de republica a estado comunal, que es justo lo que le permitirá lograr la mayoría de sus objetivos.

De aquí deviene la importancia de una ciudadanía políticamente preparada, que pueda reconocer los inicios de un sistema totalitario, pero también que pueda reconocer las intenciones del totalitarista disfrazado de demócrata que pretende llegar al poder a través de mentiras y falsedades, sacrificando no solo a su electorado, sino también al pais entero.

La modernización de la Democracia en el siglo XXI: hacia una nueva era tecnológica

Por Carlos Infante, abogado y coordinador local de EsLibertad Venezuela.

La tecnología, omnipresente en nuestras vidas diarias, está destinada a convertirse en el pilar sobre el cual se erigirá la democracia del futuro. En los próximos 20 años, asistiremos a una transición marcada por el abrazo generalizado del voto online y la digitalización de la identidad. Este cambio no solo refleja una adaptación a la era digital, sino que también impulsa la participación ciudadana y la transparencia.

Un ejemplo de cómo la tecnología ha calado en la democracia es la implementación del voto online, que representa un hito crucial en la modernización democrática; la comodidad y accesibilidad inherentes a esta modalidad no solo eliminan barreras físicas, permitiendo a los ciudadanos ejercer su derecho desde la comodidad de sus hogares, sino que también reducen las posibilidades de fraude electoral.

Para asegurar la viabilidad y seguridad del voto, es importante la implementación de tecnología blockchain, que se erige como un pilar fundamental para garantizar la seguridad y la integridad en el proceso electoral de la democracia tecnológica. Esta innovación, que ha demostrado su robustez en diversas aplicaciones, presenta un potencial revolucionario al abordar los desafíos inherentes a la confiabilidad de las votaciones y la protección contra ataques cibernéticos.

Gracias a su naturaleza de descentralización inherente, la tecnología blockchain disminuye significativamente la vulnerabilidad a ataques cibernéticos. Dado que la información no reside en un solo servidor central, se vuelve exponencialmente más difícil para los actores maliciosos comprometer la integridad del proceso electoral.

Es importante también mencionar que la implementación de contratos inteligentes (smart contracts) en el proceso electoral agrega una dimensión de transparencia y automatización. Estos, ejecutados automáticamente cuando se cumplen ciertas condiciones predefinidas, garantizan el cumplimiento de las reglas electorales de manera eficiente y sin intervención humana, reduciendo no solo la posibilidad de errores, sino también la susceptibilidad a fraudes o manipulaciones.

Gracias a los grandes avances, ahora es posible hablar sobre cómo la digitalización de la identidad emerge como un componente esencial en esta nueva era. La creación de identidades digitales seguras y verificables no solo simplifica los procesos electorales, sino que también establece un estándar para la autenticación en otras esferas de la vida cotidiana. La descentralización de la identidad, utilizando tecnologías como la cadena de bloques, promete salvaguardar la integridad de la información personal y garantizar la confianza en los sistemas digitales.

No obstante, esta transición hacia la democracia tecnológica no está exenta de desafíos. La brecha digital, la ciberseguridad y la resistencia al cambio son obstáculos que deben abordarse con seriedad. Además, es crucial garantizar que estos avances tecnológicos no excluyan a sectores de la sociedad, preservando así la equidad y representación democráticas.

En este contexto, la educación y la conciencia cívica desempeñan un papel fundamental. La alfabetización digital y la comprensión de los sistemas tecnológicos son imperativos para empoderar a los ciudadanos y asegurar una participación informada en esta nueva era.

Para finalizar, es importante aclarar que la modernización de la democracia no es simplemente un ajuste técnico; es un cambio paradigmático que redefine la relación entre ciudadanos y gobiernos. La convergencia entre ciencias políticas y tecnología promete no solo transformar la forma en que participamos en los procesos electorales, sino también establecer las bases para una sociedad más conectada, transparente y participativa.

A medida que nos adentramos en la segunda década del siglo XXI, la democracia tecnológica se presenta como una realidad inminente. Los desafíos son palpables, pero las oportunidades para construir una sociedad más justa y equitativa son igualmente significativas. En este viaje hacia la modernización democrática, la tecnología se convierte en la herramienta que permite transformar las promesas de la democracia en realidades tangibles para todos.


(Nota: todo el texto, junto a sus ideas expresadas, son y/o corren por responsabilidad netamente del autor y no necesariamente representa la posición de ContraPoder News)

Trágica diferencia: tiranía venezolana vs democracia

Por Antonio Semprún, coronel de la Guardia Nacional.

En la Venezuela depauperada de hoy, debido al saqueo del que ha sido víctima a manos de la organización criminal que encabeza Nicolas Maduro, los hechos cuadran con lo que se lee en el diccionario sobre el significado de tiranía y muestra una obscena y brutal diferencia con el significado de democracia.

En un país donde se vive en democracia, su gente no hace kilométricas colas para cargar 40 litros de gasolina, ni enfrenta el abuso que impone un cono rojo de tránsito que un funcionario de la tiranía coloca arbitrariamente cuando le provoca para determinar cuál será el último carro al que se le proveerá el preciado combustible.

En un país donde se vive en democracia las cárceles son lugares de reclusión para delincuentes, no para presos políticos; en un país donde se vive en democracia el poder se ejerce de manera alternativa por ciudadanos que respetan el ordenamiento jurídico y no se manipulan resultados, ni se ejecutan acciones ilegales para mantenerse en el poder a cualquier costo.

En un país donde se vive en democracia su población tiene el derecho de elegir lo que come y lo que bebe, y no esperar que le llegue a la casa una caja de comida descompuesta y de mala calidad; en un país donde se vive en democracia la justicia internacional no ofrece recompensas de millones de dólares por la cabeza de quienes detentan el poder.

En un país donde se vive en democracia sus ciudadanos ven recompensado su trabajo con sueldos dignos y quienes han trabajado toda su vida pueden disfrutar de un merecido y cómodo retiro; en un país donde se vive en democracia sus ciudadanos no emigran en masa en busca de mejor calidad de vida; en un país donde se vive en democracia las fortunas se forjan con trabajo arduo, constante y no de manera meteórica sin trabajar.

En un país donde se vive en democracia sus ciudadanos cuentan con la seguridad de hospitales bien dotados y la tranquilidad de disfrutar de eficientes servicios; en un pais donde se vive en democracia su soberanía se defiende y se ejerce, no se le entrega a delincuentes, ni se somete a votación;
en un país donde se vive en democracia no se obliga a su población a firmar un documento como excusa para “defender” un territorio que se entregó por conveniencia política.

En esa diferencia trágica las tiranías esgrimen el contenido del manoseado Principio de Autodeterminación de los pueblos, “Decidir sus propias formas de gobierno, perseguir su desarrollo económico, social y cultural, y estructurarse libremente, sin injerencias externas y de acuerdo con el principio de equidad”, letra muerta en Venezuela.

El citado principio es el anillo que calza de manera perfecta en un dedo izquierdo o derecho y en el que se escudan las tiranías para lavarse las manos ante los crímenes que comete contra un país y su población, Venezuela vive en tiranía, una organización criminal la tiene secuestrada y comete sus tropelías ante los ojos del mundo.

¿Por qué retornamos a Punto Fijo?

Por Leroy Garrett.

Esta semana se cumplió un nuevo aniversario del pacto de gobernabilidad más exitoso de la historia moderna venezolana; un acuerdo que Chávez no se cansó de condenar y que habría ocasionado todos los males que el se proponía corregir, pero no se ha olvidado, y visto lo que ha representado el chavismo en Venezuela, hasta se añora.

Es común saber que, una vez roto el control gubernamental Colonial en Venezuela hasta la fecha, el país no disfrutó de una plenitud hermética de orden, acato a la ley y los gobernantes; en aquellos tiempos se “gobernaba” la infantil republica desde Caracas y ya en Charallave habían alzados en armas.

En un país donde la tradición imprimía como plausible que el derecho lo hace la fuerza, los líderes de los partidos modernos, concientes de nuestro barbárico transito ajeno al imperio de la ley, asumiendo el mea culpa del sectarismo y la elevada confrontación de calle que produjo el régimen de Pérez Jiménez, firman un pacto de gobernabilidad; AD representada por Rómulo Betancourt, la URD de Jovito Villalba y el COPEI de Caldera.

Lo más cercano a esta experiencia que se recuerde fue el pacto de Guzmán y los jefazos de los recién creados estados federales; el arreglo básicamente eran licencias otorgadas a los caudillos para abusos de poder y descarada prevaricación, siempre y cuando no se le alzaran a Caracas.

El pacto creó las condiciones de una gobernabilidad basada en la colaboración de partidos, en específico el gobierno de Betancourt, que contó con ministros de los partidos signatarios, saliendo prematuramente URD por la rebelión del canciller Arcaya y su apoyo a Cuba en la OEA. Así, Jovito sería de nuevo asociado en el Gobierno de Leoni, más no COPEI.

El pacto por razones de alineamiento geopolítico dentro del balance de poder global derivado de la guerra fría, es excluyente de la izquierda marxista, caussando una crispación política que llevó a la división en AD —surgiendo el MIR— y la URD —Fabricio Ojeda y Jose Vicente Rangel—, y una prolongada y sangrienta insurrección guerrillera financiada por Fidel Castro y ejecutada por actores y ancestros de la presente desgracia.

El pacto abrió la vibrante, aunque no completamente justa, sociedad venezolana de segunda mitad del siglo XX, aperturo espacios de tolerancia y participación en el poder público en donde los antiguos insurrectos encontraron cuotas de poder y relevancia social-económica por virtud de la garantía de elecciones éticas y de transparencia.

Pero el pacto derivó en un crudo reparto de posiciones cada día más impopular, gracias a un sistema populista de subsidios devenido insostenible por la caída de precios petroleros en los años 80.

Cuando la clase política se percata de la necesidad de desmontar la versión democrática del estado gomecista y abrir el camino a un nuevo contrato social, cosa que evidentemente se inició con toda responsabilidad histórica —ejemplo de ello es que se llevaron a cabo elecciones regionales para elegir gobiernos autónomos, entre otros avances—, el retorno a la barbarie fue electo por voto universal y mayoritario.

En la mira: la polarización política en Estados Unidos

Por: Ricardo Guanipa d’Erizans

Estados Unidos esta viviendo la mayor polarización política en su historia republicana, al menos así lo veo yo en los últimos 30 años que estoy estrechamente vinculad a este gran país.

Los culpables somos todos, políticos, periodistas y ciudadanos; quienes hemos sido utilizados, o no, para contribuir apagar el incendio con gasolina.

Comenzamos con los políticos, quienes nos han empujado a los ciudadanos a perder confianza en el sistema, por ejemplo, documentos clasificados encontrados en posesión de Joe Biden, Donald Trump y Mike Pence, pero la dama ciega de la justicia se quitó el pañuelo que cubrían sus ojos como símbolo de imparcialidad para dirigir su mirada solo sobre Donald Trump y exonerar de cargos a los otros dos culpables. Me pregunto ¿Quién gana? Nadie, muy al contrario, perdemos todos, pero quien pierde más es el sistema democrático que cada vez es más golpeado debilitando a Demócratas y Republicanos y abriendo el camino para que un esquizofrénico izquierdista como Ortega, Maduro, Castro, Putin, Petro o Berny Sander llegue a la Casa Blanco y termine de destruir lo que aun es recuperable. 

La prensa hispana ha jugado un papel determinante para contribuir a la polarización política en la comunidad hispana en Norteamérica, en mi caso fui testigo como los anclas de un noticiero hispano de Miami —del cual formé parte del equipo de producción— mentían o decían información claramente incorrecta para descalificar a Trump y realzar y aventajar a Hillary Clinton de forma deliberada, ambos anclas no eran ciudadanos estadounidenses en el 2016, no eran votantes, pero las malas mañas heredadas en sus países de orígenes ahora hacían esa mala practica con absoluta impunidad en EE. UU., sin medir el impacto negativo que causan al sistema democrático.

Sin embargo, al finalizar la emisión informativa conversaba con las anclas y les decía que la información dada era absolutamente incorrecta pero la respuesta, sin pudor, era que odiaban a Trump como si la Democracia se jugara en un ring de boxeo como ocurre en el tercer mundo latinoamericano.

Desgraciadamente, el aporte periodístico que hacen un número importante de comunicadores latinos —periodistas formados en Latinoamérica— en medios en español o en ingles el balance es negativo y han contribuido a una cierta degeneración de perdida de credibilidad de los medios incentivando a que los ciudadanos se refugien en redes sociales que entre mentiras y verdades al menos pueden sacar una mediana conclusión sin tener que escuchar a los liberales Jorge Ramos o Jaime Bayly que confunden en vez de informar.

No obstante, los periodistas hispanos no podemos seguir permitiendo que un grupo de irresponsables que juegan al activismo político por capricho o por negocio sigan distorsionando la verdad que a su vez atenta contra el sistema democrático estadounidense y hasta las propias instituciones.

Sinceramente, quienes hemos practicado por décadas el periodismo de investigación nos sorprende como los periodistas en EE. UU. se autocensuran y declinan investigar los malos pasos de Hunter Biden, aunque este se declaró culpable de tres cargos federales en un tribunal en Delaware el  martes 20 de junio  tras llegar a un acuerdo con el Departamento de Justicia o el fraude electoral a través del voto con boletas ausentes.

En mi experiencia de los 90 y el 2000, vi como cayeron en desgracia Comisionados, alcaldes, estrategas políticos y otros, que aventajaron a su candidato haciendo fraude con el uso del voto anticipado o voto por correo, llámese como se le quiera llamar, pero que terminaron destituidos y tras las rejas, y les hablo de una cantidad de votos de la elección que no llegan en su totalidad a los 20 mil sufragios.

Por esa razón siempre tuve y tendré mis dudas con el voto anticipado o por correo, no solo porque se presta al chantaje de ofrecer cierta cantidad de dinero para firmar a favor de un candidato —una vieja práctica política en Latinoamérica— o simplemente usurpar la identidad de un votante.

Como dije anteriormente, el alto nivel de vulnerabilidad de alterar resultados ha sido demostrado con elecciones de 20 mil electores no me quiero imaginar el desastre con 90 millones de votos ausentes.

Para terminar, con esto ultimo me refiero que los periodistas ahora investigan casos motivados por sus principios políticos y se autocensuran por la misma razón, ahora más que nunca creo que la investigación del caso Water Gate fue una conspiración entre agentes Federales, el partido Demócrata y periodistas del Washington Post que fue el instrumento utilizado para filtrar documentos para colapsar el gobierno de Nixon y su eventual renuncia salpicando al partido Republicano, aunque el único ganador fue Cuba y Fidel Castro ya que musculito en su entrada a las oficinas del partido Demócrata no pudo encontrar documentos que comprometieran al partido Demócrata con el régimen cubano, aunque era una información a viva voz que con los años ha sido corroborada por la debilidad política de los presidentes Clinton, Obama y Biden ante la cruel y asesina dictadura narcoterrorista de los Castro. Es mi humilde opinión.

En conclusión, aquí nos unimos todos y volvemos a unir el país o perderemos todos, políticos, prensa, ciudadanos y sobre todo la Democracia. Rescatemos nuestra credibilidad y no permitamos que un esquizofrénico comunista haga de Estados Unidos una Rusia, Venezuela, China o Cuba, la responsabilidad para evitarlo es de todos, aunque muchos se están acostumbrados a vivir entre la corrupción, el crimen y la mentira.

Brasil: Tribunal Supremo autoriza investigar a Bolsonaro por el asalto realizado por sus simpatizantes

La Corte Suprema de Brasil ha autorizado este viernes a la Fiscalía General investigar al expresidente Jair Bolsonaro por su presunta participación como autor intelectual del asalto a los tres poderes de miles de sus simpatizantes en Brasilia.

El magistrado Alexandre de Moraes, uno de los once jueces del Supremo, ha acatado la petición de la Fiscalía, que pretende esclarecer si el líder incitó el ataque de sus partidarios más radicales, que buscaba derrocar al mandatario Luis Ignacio Lula da Silva.

Según la petición de la Fiscalía al Supremo Tribunal Federal, «Bolsonaro habría hecho incitación pública a la práctica del crimen» al publicar un video el 10 de enero cuestionando nuevamente la regularidad de las elecciones presidenciales de 2022 en las que fue derrotado por Lula.

El video al que alude la Fiscalía fue publicado dos días después de los incidentes del domingo, pero, ante la repercusión negativa, rápidamente lo eliminó de su cuenta de Facebook.

En el polémico video, un elector asegura que Lula no fue elegido por el pueblo sino por el tribunal electoral.

Brasil: fiscalía pide investigar a Bolsonaro por incitar al asalto de las instituciones democráticas

La Fiscalía General de Brasil ha solicitado al Supremo Tribunal Federal (STF) que incluya al expresidente Jair Bolsonaro en la investigación sobre el asalto a las instituciones brasileñas por parte de simpatizantes bolsonaristas.

La solicitud ha sido presentada por varios miembros del Ministerio Público. Ahora corresponderá a la presidenta del STF, Rosa Weber, analizar la demanda y decidir si abre una investigación contra Bolsonaro, según ha informado el diario ‘O Globo’.

La petición, firmada por el fiscal general adjunto, Carlos Frederico Santos, se ha presentado después de que al menos 80 miembros del Ministerio Público solicitaran al fiscal general, Augusto Arias, investigar a Bolsonaro.

Bolsonaro compartió un video en su Facebook el 11 de enero en el que sugería que la victoria del presidente Luiz Inácio Lula da Silva había sido manipulada por el Tribunal Superior Electoral (TSE) y el STF, según ha informado el diario ‘Folha de Sao Paolo’.

La Fiscalía, que ha abierto hasta siete investigaciones para determinar la responsabilidad sobre el asalto a las instituciones democráticas, también ha pedido medidas urgentes a la empresa Meta para que recupere el vídeo, ya que Bolsonaro lo borró.

El ministro de Justicia y Seguridad Pública, Flávio Dino, ha informado este mismo viernes de que en los próximos días se realizarán nuevas detenciones sobre los sospechosos que participaron en el asalto al palacio de Planalto.

Menos democracia y más libertad; Venezuela no necesita democracia

Por: Roymer Rivas.

Muchos años después de que el ideal democrático se gestara en un ambiente hostil durante años (1928-1945), en 1945 la Junta de Gobierno promulga el derecho a voto la mujer venezolana; esto da paso para que en octubre de 1946, en las elecciones de representantes para la Asamblea Nacional Constituyente, ellas puedan ejercer por primera vez su derecho. El resultado de esto fue que dicho derecho quedara plasmado en la Constitución de 1947.

Éste es el punto de partida de la historia democrática en Venezuela que se vería interrumpida temporalmente con las dictaduras de la junta militar y Marcos Pérez Jiménez (1948-1959), para luego instaurarse y consolidarse con el pacto de punto fijo (1958) que llega para marcar el mayor periodo de democracia en Venezuela (1958-1998); un periodo bipartidista.

Los turbios 40 años de “ilusiones” y “cortinas” —cabe decir que auspiciadas por el mismo sistema democrático— sirven como base para que Hugo Chávez se haga del poder y convoque una Asamblea Constituyente que tiene el respaldo de la Corte Suprema de Justicia, una entidad que debió haber velado por el cumplimiento de la ley y, en su lugar, paradójicamente, generó una nueva manera de reformar la constitución a pesar de que la constitución de 1961 no lo preveía; cosa que fue y aún sigue siendo criticada por abogados constitucionalistas. Estos eventos abren camino para que se promulgue la Constitución de 1999 y, junto con ella, termine de morir la democracia en el país.

Desde entonces, los venezolanos en general luchan por la recuperación de la democracia; de hecho, todos los partidos políticos de oposición, tanto socialistas como liberales (clásicos), proponen “recuperar la democracia”; las protestas que ha habido durante los últimos 9 años han sido por la libertad y el “retorno a la democracia”.

Ahora bien, ¿Realmente necesita la sociedad venezolana regresar a la democracia? Para responder esta pregunta es necesario dar respuesta primero a otra pregunta: ¿Qué es la democracia? A menudo se da por sentado que la democracia es la mejor forma de orden social, de gobierno, y que es de sentido común que todos tengamos derecho a voto; nada más alejado de la realidad; este sistema es incompatible con los tres derechos fundamentales del hombre, a saber, vida, libertad y propiedad privada; y, por tanto, como todo sistema que no se sustente en ellos, sus bases son de arena y las consecuencias de crear una estructura en ella son nefastas. La teoría lo indica y la evidencia empírica lo ilustra, basta ver el escenario mundial, y más específico por su cercanía, Venezuela, para entenderlo.

Según la Real Academia Española, la democracia es “una forma de gobierno en la que el poder político es ejercido por los ciudadanos”, una “doctrina política según la cual la soberanía reside en el pueblo, que ejerce directa o indirectamente o por medio de representantes; y esto es lo que nos venden, de una u otra manera, desde pequeños bajo la educación —adoctrinamiento— publica. En otras palabras, en un sistema democrático, supuestamente, todos los miembros de la sociedad participan, o tienen el derecho a hacerlo, en la toma de decisiones. Sin embargo, la verdad es que “democracia” significa la regla de la mayoría; ya Platón definía el sistema como el gobierno “de los más” en su “Republica”; en la misma línea, a mí me gusta llamarlo como lo que realmente es: “tiranía de las mayorías”.

Puede que algunos difieran de estas afirmaciones, ciertamente la discusión es amplia y por la misma razón no me extenderé en la explicación por no ser el punto central de este artículo. Pero estén de acuerdo o no, nadie podrá negar el hecho de que la democracia ha servido como medio para que muchos personajes hagan propuestas sociales —políticas, económicas, etc.— que no hacen más que atentar y, en casos extremos, atacar las libertades de todos los miembros de la sociedad. Bajo el sistema democrático Evo Morales, Perón, Hitler, los Kirchner y Hugo Chávez, entre tantos liberticidas, han llegado al poder gracias al apoyo masivo (apoyo “popular”; más del 50% de los votos, sin importan si fueron todos a votar o no) de sus respectivos países.

Estos gobiernos han hecho relucir la esencia misma de la democracia, el populismo. No es que uno de los problemas de la democracia es el populismo, es que la democracia es esencialmente populismo; un sistema en el que quien pretenda hacerse con el poder necesita del apoyo de las masas incentiva, a priori, a que dicha persona se valga de todos los medios a su alcance —muchas veces no muy buenos— para ganarse el apoyo popular; y lo más terrorífico es que las personas en general muchas veces no se dan cuenta de ello y, en consecuencia, los personajes populistas tienen muchas chances de conquistar el poder.

Una de las razones por la que esto sucede es por lo que Bryan Caplan dice en su libro “The Myth of the Rational Voter” (El Mito del Votante Racional), que el votante promedio “is worse tan ignorant” ya que es irracional, en la medida en que defiende políticas en base a creencias erróneas que tiene sobre las políticas que repercuten en la sociedad e incluso esas políticas que apoyan se contraponen al mayor bienestar que buscan y valoran. Esta ignorancia es la que aprovechan los personajes carismáticos para ganarse el favor del pueblo y establecer sus agendas malditas.

Venezuela ha sido víctima de este fenómeno durante décadas, y es aquí en donde reluce otro problema: la nesciencia de la sociedad sobre las verdaderas causas de los problemas que les acaecen y sobre los mejores medios para alcanzar sus fines lleva a que se creen las condiciones necesarias para que cada vez más surjan carismáticos con tendencias autoritarias que apelan a los sentimientos y emociones de una sociedad cegada por las ansias de bienestar.

Son estas las razones —junto a muchas más— que, respondiendo a la primera pregunta planteada, Venezuela no necesita regresar a la democracia. Reestablecer este sistema no debe ser el fin de los venezolanos, ni siquiera debería verse como el medio para alcanzar el verdadero fin por el que se lucha, la libertad. El sistema democrático no nos dará la verdadera salida a la crisis por la que está atravesando el país actualmente, si la libertad.

Ahora bien, si la democracia no es el medio para alcanzar la libertad que permitirá crear una sociedad feraz en Venezuela, entonces ¿Cuál es? Simple: el medio para alcanzar la tan ansiada y necesaria libertad es la libertad misma, y para ejercer verdadera libertad hay que reivindicar el respeto a la propiedad privada. Esto requiere cambiar el fundamento en el que se pretenderá construir la nueva sociedad. Una vez se tenga el fundamento sólido, los materiales de la arquitectura social que se han usado hasta ahora deben desecharse y usar otros para la construcción de la estructura; es decir, se necesita cambiar completamente la arquitectura del país, se necesitan profundas reformas institucionales a lo largo y a lo ancho del país.

Esto requiere tiempo, compromiso y, sobre todas las cosas, paciencia. Revertir el estado actual, que es resultado de siglos de desatinos, no sucederá de la noche a la mañana; pero con los cambios institucionales se creará la fuerza suficiente para hacer contrapeso y, con el tiempo, se retomará el camino del crecimiento en Venezuela que el mundo parece haber olvidado; esto es, el orden natural, espontaneo. Todo en el ámbito de la propiedad privada y el libre ejercicio del componente empresarial innato que posee cada ser humano.

Para terminar, tengo que decir que un sistema con menos problemas que la democracia que, a mi parecer, podría constituir un trampolín que ayude a recuperar el orden natural del hombre es la “Demarquía”, pero hablaré de este sistema —sus problemas y las ventajas en comparación con la democracia— en otro artículo. Por ahora, te invito a cuestionarte todo y a no dar las cosas por hecho, sobre todo si se trata del sistema que de alguna forma rige tu vida.

La Democracia NO es para los Pueblos Libres

La oclocracia desalojó la democracia imperfecta y la llaman socialismo.

La democracia es un gobierno civil de todos los ciudadanos, libres por naturaleza y no comandado por grupos de militares corruptos que se les imponen a @NicolasMaduro. Los venezolanos fueron sacados de su condición de libertad para someterlos sin su consentimiento. Están condenados a una situación generalizada de precariedad. Sin servicios, sin trabajo digno y en las peores condiciones de salud. El sistema público de salud fue demolido hasta los cimientos.

Maduro y los militares NO están protegiendo a la comunidad venezolana contra incursiones e invasiones. NO hay paz, NO hay seguridad y NO hay nada para el pueblo, mientras la camarilla que usurpa saquea los bienes nacionales y subasta hasta los cayos de Chichiriviche al mejor postor. Ya entregó la Guayana Esequiba, no deja de enviar petróleo a Cuba y le entrega la soberanía a rusos, iraníes y chinos. Se creen los intocables, pero no hay poder más alto que el PODER del Padre Celestial y de su Hijo, que son los que dictan las leyes y sus reglas que rigen en el universo.

Venezuela es una democracia falsa. Dejó de ser verdadera hace muchas décadas, cuando los partidos huyendo de la crítica a su mala gestión se refugiaron en el populismo, que nos ha traído estos fangos. La socialdemocracia y también el socialcristianismo traicionaron las ideas que permitieron algún avance de la sociedad venezolana. Prefirieron el baño de masas, el clientelismo político, el culto a la personalidad antes que tomar las medidas que evitaban la inflación, la escasez y el desempleo. Volvieron polvo la moneda y desataron una inflación que pasó de criminal a genocida, pero no levantan el control de cambio. Como reveló Aristóbulo Istúriz, el gobierno se cae sin el control de cambio. Pero son pocos los políticos de aparato que han demandado que se ponga fin al control de cambio. Ellos también sacan su tajada, su beneficio.

La población de Venezuela, sus ciudadanos, no participará en elecciones hasta que se establezca un nuevo sistema económico ajeno al socialismo, a los cultos e idolatrías que nos retrotraen a la época de las cavernas, y a los sacrificios para complacer a los dioses.

La democracia socialista-hamponil que se ha impuesto en Venezuela a partir de una constitución llena de trampas y de laberintos interpretativos ha sido, sin duda, muy perjudicial. Su igualitarismo tramposo pretende imponer como un derecho humano la ignorancia y la coloca en el mismo plano de la ciencia. El saber y el no saber no son estados de conciencia sino opiniones, y las opiniones ganadoras se deciden por mayoría. Esa es la trampa del populismo.

A los más instruidos, a los más sabios, le corresponde una responsabilidad para que la situación venezolana cambie. Lamentablemente, la intelectualidad venezolana ha sido cómplice y cobarde.

Cómplice porque no cabe duda que mayoritariamente profesaron ideas marxistas, socialistas, progresistas, liberales, de avanzada y creyeron que serían traidores a sus ideas si denunciaban que la ignorancia, la oclocracia, se había hecho del poder en Venezuela. Estuvieron callados más de veinte años, y se dan cuenta de su fracaso humano e intelectual cuando como profesores eméritos reciben como salario mensual poco menos de cinco dólares y no les alcanza ni para la gasolina.

Mientras más sabios más escandaloso ha sido su silencio, su dejar hacer, su responsabilidad. Debemos restituir la democracia, por el bien de la humanidad y de la naturaleza. Este engaño de elecciones amañadas y legitimaciones a cambio de un pequeño conuco de poder debe terminar. Hay que reconstruir el poder de la ciudadanía, del ciudadano como individuo, no como integrante de un colectivo que decide como ordenan desde el palacio de gobierno. El poder no está en las organizaciones políticas cogolléricas, está en la comunidad organizada y dispuesta a rescatar la soberanía popular secuestrada por el socialhamponismo.

Haremos una constitución que se ajuste al nuevo país, ético y trabajador. Rescataremos al Israel perdido en la historia, de miles de años de antigüedad.

Angel Jesús Prato Espinoza, presidente de Líderes Libres

(Derechos Humanos & Conservación Ambiental)

FIP PRENSA Nº: VE 2229 / CNP Nº: 20.202

[email protected]