Caracas. – El gobierno de Trinidad y Tobago advirtió al narcorégimen chavista que no aceptará «chantajes políticos», por la amenaza sobre la suspensión de todos los acuerdos gasíferos entre la isla y Venezuela, y, de paso, deportó este viernes a 200 venezolanos de regreso al país.
Este pasado jueves, la primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, aseguró que su país no es «susceptible a ningún chantaje». Su mensaje fue en respuesta a la amenaza de Nicolás Maduro, con romper los acuerdos de gas bilaterales por los ejercicios militares que realiza el país vecino con EE. UU.
También, agregó: «Nuestro futuro no depende de Venezuela y nunca lo ha hecho», al ser consultada sobre la medida adoptada por el narcorégimen chavista.
A su respuesta se sumó la decisión tomada este viernes, de ordenar la deportación de 200 connacionales, quienes fueron recluidos en un Centro de Detención de Inmigración, mientras se le sigue el proceso para ser enviados de nuevo a Venezuela.
El secretario permanente del Ministerio de Seguridad Nacional, Videsh Maharaj, explicó a los medios que hizo la solicitud de deportación a Persad-Bissessar, quien había pospuesto esta deportación en una ocasión anterior.
Sin embargo, decidieron llevarla a cabo esta vez, y la definieron como un ejercicio rutinario y masivo de deportación, en el cual todos los venezolanos ilegales serían «amontonados» en un centro, antes de ser enviados de retorno a su país de origen.
Cabe señalar que, el 15 de agosto pasado, reporteros del país le cuestionaron a Persad-Bissessar cuándo cumpliría su promesa política migratoria, a lo que respondió que «pronto».
La primera ministra, de igual manera, culpó a la pasada administración por fallar en enfrentar la situación migratoria ilegal, de la cual aseguró que está vinculada con la criminalidad en el país.