Debo insistir en medio de la endémica desgracia de nuestra memoria cortoplacista.
El militar más mediocre en los anales de las Fuerzas Armadas desde que Gómez las creó hasta el sol de hoy, solo prestó su apellido para crear este sistema de exterminio para los venezolanos, tal cual como se acusa a Shakespeare de firmar a su nombre las obras de Edward de Vere.
Aquí no hay presunción que valga, Chávez no es el autor del chavismo. Esta desgracia muy maligna proviene de otras perversidades intelectuales. Sabemos quienes son.
El sistema ha probado ser implacablemente eficiente para afincarse en el poder, ya sabemos que ha ocurrido, se destruyó la institucionalidad esa que tanto costó a Venezuela, conseguida entre oscuridad y claridades, y que venía evolucionando a cojitrancas desde Gómez.
¿Cuál era el objetivo? Tomar el poder para siempre, y hacer lo que haya que hacer para mantenerse. Y lo han logrado.
Convertir las instituciones en un circo de apariencias donde al final es asegurar el manejo mafioso y el usufructo muy elitesco de lo que pertenece a todos los venezolanos, les siga inveteradamente enriqueciendo más allá del hartazgo.
Pero aún siendo un mascarón de apariencias la institucionalidad venezolana, la diplomacia internacional, y en específico la norteamericana, buscan siempre a ese funcionario titetere que rajándose declare en contra de la tiranía, desatando así eventos que no permitan la continuación de estabilidad blindada, provocando la caída de la dictadura.
Intentos han habido, por ejemplo se filtró a los medios los contactos del ministro de la defensa y el presidente del Tribunal Supremo, previo al circo que montaron Leopoldo López y Guaidó en la Carlota en Abril del 2019.
Se busca que la posición de los funcionarios contactados debilitará el régimen propiciando su caída. No ocurrió así.
Estas posibles salidas “intra-chavistas” para derribar el chavismo, se hacen imperativas cuando la oposición es incapaz de ser una opción tangible de poder, eso no vale ni la pena analizarlo, simplemente siempre ha sido así, recordemos a Carmona.
Esta es una dictadura que aplica las lecciones aprendidas para eternizarse, los tiranos se saben intrínsecamente débiles, la historia ha demostrado que tarde o temprano un gobierno que no cuenta con la aprobación y que por el contrario martiriza a sus ciudadanos no prosperará para siempre.
La designación de la nueva presidenta del TSJ venida de las filas más leales de la verdadera gobernante del país la Señora Flores, evidencia lo antes dicho, vienen causas solicitando la suspensión de habilitación política para la señora Machado y compañía que rechazar y unos eventuales resultados electorales fraudulentos que endorsar.
Mientras tanto gremios como Fedecamaras, partidos políticos, falsos opositores piden sin límites al pudor y asqueante descaro, el reconocimiento a la tiranía en un celestinaje pervertido y más allá de lo nauseabundo.
La liquidación de este horror pasa por la creación de un organismo supra territorial de autoridad que dirija el retorno de la democracia, la legalidad y el progreso.
Está en manos de los Venezolanos de buena voluntad. Esperamos por ellos.