Por Leroy Garrett.
La primera gran contradicción chavista fue declarar ilegítimo el sistema que reconoció su victoria electoral y le dio el poder pacíficamente. Esto no fue un gesto de ignorancia inocente, fue todo cocinado en los laboratorios de Ceresole y Habana, erra derribar, para aparentar una nueva legalidad y abrir paso al saqueo y la destrucción. Todo se cumplió.
Realmente una demostración contundente que demuestra al país la carestía de no ser una nación; todo fue destruido y corroído ante el asombro de la mayoría de los venezolanos que creían que marchando se tumbaba este hamponato.
Vale recordar a la Asamblea Constituyente; yo pregunto: ¿Es legítima la perenne asamblea constituyente que disputa con la última electa asamblea nacional el edificio del Capitolio? ¡No!
En este escenario, hemos hablado antes de la necesidad del Gobierno en el Exilio; hemos analizado los elementos de hecho que lo hacen viable. La pregunta de marras es si el gobierno en el exilio sería legítimo, y la respuesta es: sí.
Por ello, es deber de todo venezolano insurgir contra la tiranía aunque no somos nación; la labor libertadora de hecho está en nuestro DNA social de histórica procedencia, un grupo de venezolanos reunidos para hacer el gobierno en el exilio por virtud de los considerandos que no vienen convenientes detallar por razones de espacio, pero que todos imaginamos hacen legítimo los objetivos que persigue en favor de todos los venezolanos su gobierno en el exilio.
Algunos dirían que tales acciones no serían legítimas porque se hace a espaldas de la oposición, pero cabe preguntarse: ¿Cual oposición? ¿Como se podría permitir a los alacranes participar si a ellos no le corresponde otra cosa sino el patíbulo? No merecen eso.
Otros dirían que debe nacer de una elección monitoreada por el CNE, pero eso es ridículamente imposible, es como poner a un Zamuro a cuidar carne.
Hay que recordar que el chavismo es el régimen que más elecciones ha tenido en la historia de Venezuela y que casi todas las ha robado. ¿A quien conviene ese circo? Pues a los poseedores del poder. Y ojo la oposición está perfectamente interesada en seguir el festín que legaliza la dictadura, más no la legitima.
Cane recordar la historia de cuando Maximiliano se acercaba a la ciudad de México, Benito Juárez salió en su carruaje a iniciar la guerra de liberación nacional más exitosa de la historia. Juárez, para los monarquistas ni era legal ni era legítimo, el pueblo en armas, que llego a conocerse como la «Chinaca», no solo le legitimó, sino que fusiló al emperador de los Hasburgo y lo envío disecado en una urna para que lo viera su madre. Nadie quiso de nuevo ceñirse una corona en las Américas.
Constituir el gobierno en el exilio es una tarea urgente e ineludible, se invita a los ciudadanos de buena voluntad a participar, es legítima toda asociación de hombres probos que quieren liberar su patria. Es imposible fracasar. Los venezolanos tienen una cita con la historia, y hay que asistir con la misma convicción que Juárez.