Por Ricardo Guanipa d’Erizans.
Ante la insistencia y desobediencia de Nicolás Maduro y su banda criminal del PSUV de seguir delinquiendo en su financiamiento a grupos terroristas como Hamás, Hezbolah, El Tren de Aragua, entre otros, seguir utilizando a las fuerzas armadas en operaciones de tráfico de drogas, usar como fachada empresas estatales para realizar operaciones de lavado de dinero proveniente del narcotráfico para sostener el presupuesto nacional y financiar regímenes forajidos como Cuba, Nicaragua, Bolivia y México, por nombrar algunos, no tiene ningún sentido.
Además, la dictadura continúa fabricando simulaciones de hechos punibles para responsabilizar a inocentes en delitos y poderlos llevar a la cárcel para sacarles declaraciones bajo brutales torturas para auto incriminarse en esos crímenes que nunca cometieron para comprometer la candidatura de María Corina Machado y justificar ese disparate de su inhabilitación para evitar que se mida en una elecciones con Maduro.
Maduro se aprovecha de la debilidad y falta de carácter de su camarada Joe Biden y su partido socialista Demócrata, quienes hoy son los primeros aliados del chavismo-madurismo y opositores de izquierda y centro izquierda que coquetean con el socialismo internacional; nunca olviden que Henry Ramos Allup es el Vicepresidente de la Internacional Socialista —una sucursal del Foro de Sao Paulo— que odian a EE. UU. y los estadounidenses conservadores que se identifican con el partido Republicano.
Por eso la familia de Cilia Flores y Maduro siguen traficando drogas y corrompiendo a militares, quienes muertos de hambre no tienen otra opción que sumarse a estas actividades ilícitas; prueba de ello fue el falso positivo con el show del Esequibo que buscó despertar un hipócrita nacionalismo del chavismo cuando han sido Chávez y Maduro quienes entregaron la soberanía de Venezuela a Cuba, China, Rusia e Irán.
Ahora el blandengue de Joe Biden le dio plazo hasta el mes de abril para que Maduro habilite políticamente a María Corina y pueda participar en unas elecciones, de lo contrario, se volverán aplicar sanciones en contra del narcotraficante fugitivo Maduro y su organización narcoterrorista PSUV. Pero ese aguaje del octogenario socialista de Joe Biden es simplemente un regalo para que Maduro gane tiempo y pueda llenarse de miles de millones de dólares provenientes de la exportación de cocaína maquillado con la venta de petróleo; de eso sabe Maduro: tener votos sin votantes y vender petróleo sin petróleo, para eso existe el crimen organizado encabezado por la mafia Rusa y China, expertos en estas actividades que han puesto en práctica en Cuba por casi 70 años bajo la complicidad de los socialistas del partido Demócrata norteamericano.
Desgraciadamente, hoy no está en la Casa Blanca un hombre como George Bush que no le tembló el pulso al momento de firmar la intervención militar en Panamá con orden de captura para el narcotraficante, General Manuel Antonio Noriega, un muchacho de teta si lo comparamos con el sanguinario capo y terrorista Nicolás Maduro, quien decide quien vive o quien muere en Venezuela.
Tendremos que esperar que vuelva Donald Trump a la Casa Blanca para que vaya a buscar al fugitivo Maduro y otros miembros de su organización terrorista PSUV que la integran matones de nombre Jorge Rodríguez, Diosdado Cabello, Padrino López, entre cientos de otros terroristas.