Por Ricardo Guanipa d’Erizans.
En Venezuela los mayores depredadores sociales con el chavismo y el G4 —que lo integran Acción Democrática, Voluntad Popular, Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo—, yo incluiría el Partido Social Cristiano COPEI, la cúpula de esas 4 organizaciones políticas hoy están integradas por políticos desaseados en lo moral, en lo honesto, en lo sincero, en lo valiente, en lo leal, en lo nacionalista, y pare usted de contar. Me refiero a Henry Ramos Allup, Leopoldo López, Henrique Capriles, Manuel Rosales y Eduardo Fernández, Julio Borges, Gerardo Blyde y otros que hoy ya recibieron la extremaunción del pueblo venezolano que no les cree ni podrán seguir utilizando y engañando como lo han hecho por 24 años al servicio del chavismo.
La primera gran traición de Ramos Allup y sus camaradas que integran el hamponato político de la oposición fue el 11 de abril de 2002, cuando Chávez había renunciado al cargo y el abogado Carmona Estanga había asumido la presidencia temporal del país para realizar en pocos meses elecciones para que Venezuela retomara el rumbo de la Democracia, lamentablemente las buenas intenciones de militares y civiles se vieron frustradas por una cuerda de indecentes políticos opositores que no pensaron en el país ni en los venezolanos solo pensaron en sus intereses personales sumergiendo a Venezuela hasta fondo de ese charco de excremento humano que hasta hoy ha sido imposible salir a flote por el asqueroso peso de la corrupción de esa banda de cleptómanos políticos opositores serviles al régimen.
Posteriormente, en el 2004, Hugo Chávez con la ayuda, nuevamente de políticos opositores, diseñaron un falso positivo llamado los Paracachitos de Altamira, se trataba de una centena de colombianos cucuteños, lugar de nacimiento de Nicolas Maduro, que trajeron a Caracas para tomar el poder, como si 130 uniformados con botas de goma iban a poder derrotar a 20 mil hombres con aviones de guerra, tanques, misiles y una gran artillería pesada, pero el falso positivo realizado en mayo de 2004, tres meses antes del revocatorio fue un duro golpe al pueblo opositor nuevamente traicionados por los fariseos políticos.
Por cierto, días después del falso positivo, Nicolás Maduro a las afueras del Parlamento liderando una turba de violentos chavistas, entre ellos un asesino conocido como el Che, emboscaron al diputado adeco Rafael Marín e intentaron asesinarlo golpeando su cabeza con una cabilla doble T ocasionándole fractura de cráneo y perdida de masa encefálica, la cual nunca más pudo recuperarse de las letales lesiones. Días más tarde Chávez vinculo a Marín como autor intelectual del traslado de los Paracachitos, se presume que Ramos Allup fue el topo del chavismo dentro de AD y fue el delator.
El Caso de los Paracachitos sirvió para que los depredadores sociales de oposición sacaran de sus filas a quienes no le fueran fieles y serviles a Chávez ya que Carter, Cesar Gaviria, Ramos Allup, y otros, estaban comprometidos aceptar la derrota y regalarle el triunfo mal habido al demonio de sabaneta Hugo Rafael Chávez Frías.
Llegamos al 2006, elecciones presidenciales, la oposición atiborro las calles del país a favor de Manuel Rosales mientras su contrincante Hugo Chávez demostraba mucho menos capacidad de convocatoria, ya en el país los venezolanos sufrían el embate de Prudreval y otros inmensos casos de corrupción del gobierno cívico militar comunista del chavismo.
Manuel Rosales la noche de las elecciones ganó la presidencia, pero como buen fariseo, se la vendió a Chávez por 60 millones de dólares, negociación que se llevó a cabo en Miami, post elecciones, en la sede de un banco suizo ubicado, en ese entonces, en la urbanización Coconut Grove.
Los 60 millones fueron transferidos directamente por Rafael Ramírez, quien viajó a Miami para ejecutar personalmente la transferencia millonaria desde una cuenta de PDVSA a la cuenta elegida por Rosales en un banco en Suiza.
Ya era la tercera oportunidad que los venezolanos perdíamos la oportunidad de salir del régimen totalitario de Chávez, pero nuevamente la oposición cleptómana le sacaba dividendos al asunto.
Después llegamos al 2012, elecciones presidenciales de Henrique Capriles versus Maduro, prácticamente ocurrió lo mismo que el 2006, con la diferencia, hasta donde he investigado, de que no hubo dinero de por medio.
Maduro conocía la debilidad de Capriles desde que estuvo preso en la DISIP en el 2004, que era un tipo cobarde y sufría de ataques de pánico por lo que no fue necesario ofrecerle dinero para que entregara su victoria a favor de Maduro, lo más increíble es que Capriles lo admitió públicamente que había derrotado a Maduro y no defendió su triunfo para evitar, según él, un baño de sangre en Venezuela, un baño de sangre ficticio creado por débil imaginación.
Llegamos al 2019, Juan Guaido es nombrado presidente Interino de Venezuela, 60 países reconocen su legitimidad, millones de venezolanos celebran el nombramiento y realizan movilizaciones de calle solo vistas en tiempos del revocatorio a favor del dirigente de Voluntad Popular.
Todo era mentira, la oposición cleptómana utilizó la presión política de Guaido para presionar a Maduro a llegar acuerdos secretos, mil millonarios, para que Venezuela tuviera 2 presidentes, una gran obra de teatro de los depredadores políticos del G4.
Guaidó pudo haber asumido la presidencia con tan solo pedir apoyo militar a los 60 países que le brindaron apoyo, pero no, exprimieron económicamente al chavismo hasta que se acabaron los recursos, produciendo el fin del gobierno interino e inventaron una mesa de diálogo para echar a Guaido y de nuevo atornillar y legitimar a Maduro en México.
Cuantas oportunidades han tenidos los depredadores políticos de la oposición cleptómana venezolana, cuantas derrotas, cuantas frustraciones y siguen los mismos cleptómanos creando falsas expectativas y simplemente porque esos sujetos disfrazados de opositores no son parte de la solución, esos fariseos son parte del problema, ahora se preparan para destruir a María Corina y legitimar al narcotraficante fugitivo de Maduro.
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