Por Javier Cardozo.
Se acerca el final del año 2023, uno que estuvo lleno de dificultades por el recrudecimiento de la crisis económica, tanto que llevo al derrumbamiento del “Venezuela se arregló”. Hubo un faro de esperanza con la realización de las elecciones primarias de octubre , la victoria de María Corina Machado (MCM) parece mostrarle al pueblo venezolano una vía para finalmente llegar a la transición democrática, no obstante, la tensa situación con Guyana por la reclamación del Esequibo sumado a acciones como la detención de Roberto Abdul presidente de la ONG Súmate, dedicada a temas electorales, hacen pensar que el panorama para 2024 puede ser incluso más difícil del que se tuvo en 2023, tal parece que Nicolas Maduro y su círculo están preparando la nueva temporada de la crisis venezolana.
Hay que tener cuidado con la tentación de pensar que el régimen encabezado por Maduro va a comenzar el próximo año sin ningún tipo de planificación, si hay alguien, o mejor dicho algunos, que se han caracterizado por improvisar y no saber que hacer en los momentos cruciales ha sido la oposición venezolana. Él régimen, salvo contadas ocasiones, le ha llevado la delantera en planificación a sus oponentes políticos. Esto no se trata de dar a entender que el régimen es bueno, que sus políticas públicas han sido de beneficio para la colectividad, se trata de admitir la cruda verdad que al menos en su tarea de mantener el poder y anular a sus enemigos ellos han sabido que hacer, ya sea por medios ilícitos, como detenciones arbitrarias, como por medios lícitos, sabiendo manipular y dividir a la oposición.
Un tema central del año que viene es el tema electoral, se supone que se realizaran las elecciones presidenciales, que por cierto a día de hoy no tienen fecha y no hay obligación por parte del CNE de anunciar que serán un día u otro, ellos pueden escoger la fecha que les convenga. Se me puede tildar de pesimista pero cuando pienso en esas elecciones lo primero que llega a mi mente es ¿Se lanzará el régimen a unas elecciones con condiciones justas sabiendo que de ser así las van a perder? La lógica dice que no lo harán, más cuando se analiza que el coste de salida para el gobierno es bastante alto, no es como que de darse la transición todos los jerarcas del chavismo van a poder vivir en completa tranquilidad, con todos los bienes adquiridos en estas últimas décadas y sus cuentas de banco intactas. Maduro tiene algunas cartas que jugar, la primera es una que ha venido usando que es esgrimir que María Corina esta inhabilitada y que no puede participar, a fechas de escribirse este articulo no se tiene una respuesta concreta de la oposición, se habla de que se nombre un sucesor, pero todavía no puede decirse con seguridad esa es la acción que tomaran. Hay que ver hasta qué punto el resto de partidos realmente acepten lo que diga MCM, por ahora parecen apoyarla, pero el tiempo dirá si se mantendrán firmes —o como diría Oscar Yánez si viviera hoy en día: “van a guabinear”—.
Otra carta que el gobierno puede usar es la del Esequibo, y esta es una que puede desarrollarse de distintas formas. Primero está la posibilidad de que realicen una acción militar para tomar este territorio, y basándose en eso decidan posponer la elección debido al esfuerzo de guerra. Esta posibilidad es pequeña, dudo que Maduro se atreva a hacer eso, no obstante, hay que tenerla sobre la mesa. Basándose en esa opción de invasión, también podría desarrollarse una estrategia que es presionar a los Estados Unidos y a la oposición amenazándolos de que realizaran acciones militares si no se dan ciertas condiciones favorables a ellos, piénsese que Estados Unidos esta económicamente agotado tras la pandemia, ya ha enviado miles de millones de dólares en ayuda militar a Israel y Ucrania como para centrar su atención en otro conflicto, por más de que éste sea más cercano a sus fronteras. Algunos llamaran a la situación del Esequibo un “pote de humo”, pero de serlo es uno que posiblemente sea usado en favor del gobierno, difícilmente habrán realizado todas las acciones en este tema para no llegar a algún punto.
Otro tema a destacar es que Maduro sabe muy bien que 2024 es para muchos venezolanos la última esperanza. Muchas personas piensan que si la transición no se da el año que viene, el país no tiene esperanza, porque las próximas elecciones presidenciales serian en 2030. Muchas familias no pueden esperar hasta ese año para saber si va a tener sentido invertir su tiempo, dinero y esfuerzo en el país. Además, si se dan las elecciones con condiciones que la oposición acepte y Maduro resulta ganador, esto le dará legitimidad internacional, lo que facilitara su permanencia en el poder.
Mas allá de las elecciones, no se vislumbra una salida, no parece posible que una coalición internacional intervenga, si no lo hicieron con Trump antes de la pandemia menos hoy en día, ni tampoco se dará un golpe de Estado por parte de algún militar enemigo del régimen, la sociedad civil se organizó para llevar a cabo las primarias de 2023 pero es poco realista decir que por sí solos tendrán la fuerza para sacar a Maduro de Miraflores.
El año que viene puede convertirse en el final de la dictadura socialista en Venezuela, pero solo si a través de un liderazgo efectivo, participativo y coherente la oposición y la sociedad civil logran desarrollar estrategias que permitan contrarrestar el gobierno. Lamentablemente a día de hoy solo sabemos que Maduro tiene preparado su 2024, la pregunta es ¿está listo el liderazgo opositor y la sociedad civil para ello?