En el mensaje de fin de año, feliz y esperanzador, de la señora Machado, ella le habló a los suizos; algo imposible a los venezolanos, de hecho, ya nos lleva a la recurrente certidumbre de que la vía electoral a trocha y mocha impuesta por ella y los colaboracionistas predecesores es la vía del cambio para que nada cambie. Solo ella y sus cercanos colaboradores saben lo que significa ese vacuo slogan “hasta el final”, el resto de los venezolanos sospecha una invitación anticipada a una nueva bailoterapia a lo Capriles.
¡Ella sigue en Narnia, los venezolanos no! Yo pregunto: ¿A donde vamos? Caprichosamente hay momentos en nuestra historia moderna y reciente donde los hechos imprimen los cambios. Marx lo llamó la dialéctica materialista, un proceso que siempre ha aspirado a ser catalogada como ley socio histórica. Este concepto de manera simplista indica que el motor de la historia no son los hombres sino las relaciones de producción, en otras palabras: la economía.
Si chavistas y Cubanos conocen la dialéctica materialista como “buenos hijos de Marx” (Que no lo son), deben estar preocupados en el giro que ha dado las prioridades en asegurarse un predictible suministro de Petróleo y Gas para los Estados Unidos y el hemisferio occidental en tiempos de guerra casi total.
Chavistas por virtud de reacomodo energético han logrado levantar sanciones y liberar sus presos, igualmente con cierta permisividad les han dejado hacer sus juegos de guerra en el Esequibo.
El caso es que, si de verdad conocen la dialéctica marxista, deben saber que este boom petrolero que regresa al esquema seminal de las concesiones territoriales es la amenaza más tangible y peligrosa jamás enfrentada por el pretendido “chavismo para siempre”.
El General Gómez, padre de la clase media, clase que trajo la viabilidad democrática a Venezuela (escritores como Herrera Luque adjudican el título a Betancourt como “partero de la clase media”, pero no fue así, Rómulo fue el “organizador” de la clase media) el Benemérito, al consentir los negocios propuestos por la Standard Oil y Shell, jamás se imaginó que estaba cambiando la composición sociopolítica del país para siempre.
El Chavismo, cuya prioridad fue liquidar la clase media venezolana como efectivamente lo hizo desde inicio del milenio, acabando con la carrera administrativa, la nómina de pdvsa, el magisterio y la pequeña y mediana industria, al consentir la entrada de las grandes hermanas (Operadoras mundiales de petróleo y gas) está desatando la misma transformación social que no acabó con Gómez, pero si con la hegemonía andina, muy a pesar de que creyó continuaría después de su muerte.
Ya la inyección de dinero traerá de regreso a aquellos recursos, hablo de profesionales y técnicos todavía con la vitalidad de poner en marcha la infraestructura petrolera destruida por la negligencia, odio e impericia ayatolica chavista, generará una demanda en bienes y servicios que revitalizará los sectores industriales y comerciales y proveerá una clase social con conciencia de su destino y por diseño opuesta al presente despelote.
Mientras tanto, los gurues de la solución electoralista seguirán hasta su declinación biológica e histórica en la Narnia honesta o aberrante de sus errores y corrupciones, engrosando la lista de los perdedores históricos donde reposan los enemigos del señor de la Mulera; como Blanco Fombona, Arévalo Cedeño, Delgado Chalbaud (Padre), Pocaterra, entre otros muchos.
¿Volverán los carnavales del 28? De alguna manera u otra estoy seguro que regresarán.