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Imagen ilustrativa de Nicolás Maduro, genocida dictador que somete a Venezuela, y Edmundo González, ganador de las elecciones del 28 de julio del 2024 en Venezuela

Edmundo y Maduro no son mis presidentes

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Orlando Fuenmayor S., escritor venezolano. (X: @orlandojosefs)

Venezuela vive, a mi parecer, una situación de plaza vacante en su presidencia. No hay un presidente legítimo. Solo existe, por un lado, un criminal que ejerce el poder y, por el otro, una momia que acumula más polvo.

Orlando Fuenmayor

Quizás leas el título y digas: ¿Quién es, entonces, tu presidente? Para responderte, te pido que me des la oportunidad de ordeñar las ideas e ir contestándote a lo largo del desarrollo de este artículo.

Empecemos con Maduro. Ya de origen, hablar de este tipo es ubicar de primera mano lo que respecta a su nacionalidad, punto. ¿El bicho es colombiano? Según la Constitución chavista y la del 61, ningún ciudadano extranjero o nacionalizado puede optar a la presidencia de Venezuela. Luego vendrán las conversaciones sobre la veracidad de esta aseveración: ¿Dónde están los papeles que digan que es colombiano? Hasta el momento, la cosa parece más cercana a una fábula que a algo serio.

De igual manera, desconfío de esa vía, así que vamos al hecho de que fue elegido en circunstancias fraudulentas, y ya con ese argumento se cae cualquier reconocimiento como presidente, incluso para los medios progresistas que en sus enunciados tratan a Maduro de presidente y lo victimizan ante lo que posiblemente sería un ataque de EE. UU.

Ahora bien, vayamos al caso de Edmundo González. Esto va más de percepción que de hechos, ya que todo gira en torno a supuestos: ¿Ganó? Y si lo hizo, ¿Cuál fue el verdadero margen? Pero vayamos un poco más atrás. En 2017, Henri Falcón se prestó al teatro de la democracia en Venezuela, siendo la opción de la falsa oposición. ¿Entonces? Vino Smartmatic y reveló lo que todos sabíamos: ¡El chavismo comete fraude! El PSUV encomendó al CNE inflar las cifras y, por acto de magia o remordimiento, el mandamás de la empresa soltó la sopa y echó al ruedo a Maduro y su combo.

Avancemos en el tiempo hasta 2023, cuando la Dama de Hierro insistió en revivir la vía democrática, la misma que estaba llena de vicios, trampas y fraudes continuos. ¿Aprendió la lección? Obviamente, no. Su ego pudo más y la historia ya la conocemos. Corina Yoris fue la elegida para suplantar a la ganadora de las primarias, misma que fue al TSJ a jalar bolas cuando había dicho en múltiples ocasiones que no lo haría.

Con Edmundo González no se puede obviar su historial dentro del aparato chavista, forjado durante la era de Chávez mientras representaba al régimen en embajadas clave. Copeyano originario, terminó siendo pieza de Manuel, el Filósofo del Zulia, para heredar por retruque el puesto de la Dama de Hierro. Con una actitud comparable a la de un peluche viejo de la sala de la abuela, este señor al parecer gana unas elecciones cuyos resultados Maduro escribió en una servilleta desde la mesa del almuerzo, mismos que luego fueron leídos por el Amoroso.

¿Qué pasó después? Edmundo se guardó en una embajada, se cansó del encierro y buscó la manera de volver a manejar su Volkswagen y darle de comer a sus guacamayas. Recurrió a llamar a los hermanos siniestros, quienes le ofrecieron un exilio dorado en España con la venia de su pana Pedro Sánchez. Firmó el documento con whisky en mano, se montó en un avión y les dijo a los venezolanos: “ahí se ven”.

Lo más relevante es que, durante su exilio, no ha demostrado iniciativa para liderar la causa. Se fue a tomar la foto con el otro bebé Gerber gringo, agarrado de la mano del interinato 1.0, lo que ya daba luces de lo que venía: traición. No quiso juramentarse, ni con la asamblea sinvergüenza del 2015 ni con el TSJ de papel. ¿A qué juega?

Venezuela vive, a mi parecer, una situación de plaza vacante en su presidencia. No hay un presidente legítimo. Solo existe, por un lado, un criminal que ejerce el poder y, por el otro, una momia que acumula más polvo. Todo esto detrás del cuento de Juanito y el lobo, dictado desde el país del norte, y de la señora influencer que lamentablemente se fracturó la columna saltando en tacones durante cinco días en Oslo.

¿Me crees? No lo sé, y no busco evangelizar con este artículo. Solo dreno mi frustración como el simple mortal que soy, esperando que el tiempo nos siga dando más respuestas de una historia muy mal contada.

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(Nota: las ideas expresadas son netamente del autor y no necesariamente representa la posición de ContraPoder 3.0)

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John R. De la Vega, P.A.

Immigration Law
  • Asilo
  • Representaciones en la corte de inmigración
  • Peticiones familiares

John De la Vega es un abogado venezolano-americano que ha ayudado mucho a la comunidad venezolana e hispana en sus procesos migratorios en los Estados Unidos.

John R. De la Vega, P.A.

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John De la Vega es un abogado venezolano-americano que ha ayudado mucho a la comunidad venezolana e hispana en sus procesos migratorios en los Estados Unidos.

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