Por el Dr. Leroy Garrett.
El grito de 23,000 almas
Nuestra lucha no es solo legal; es un clamor por la dignidad robada a 23,000 familias venezolanas, víctimas del Holocausto Petrolero. Entre 2002 y 2003, el régimen destruyó vidas, expropió sueños y desmanteló PDVSA, dejando a trabajadores y sus comunidades en la miseria. Como su abogado, he asumido el mandato de transformar este dolor en justicia. No luchamos solo por compensaciones, sino por un precedente que diga al mundo: en Venezuela, el pueblo no será silenciado. Esta batalla se libra en tres frentes —nuestra estrategia triangular—: las cortes internacionales, los organismos de derechos humanos y la presión financiera global, todas unidas para devolver lo que nos fue arrebatado.
La estrategia triangular: un cerco por la verdad
Mi estrategia triangular es un asedio jurídico contra la impunidad. En la Corte de Delaware, hemos desafiado la venta de Citgo, exigiendo que sus activos financien un fondo fiduciario para las víctimas, no solo para acreedores privilegiados. En el Tercer Circuito, apelamos decisiones que ignoran nuestro sufrimiento, documentando cada paso para futuras cortes, incluso el Supremo de EE. UU. Paralelamente, en la CIDH, nuestra petición (agosto 2025) busca medidas vinculantes que obliguen al régimen a rendir cuentas.
Finalmente, presionamos a la OFAC para desbloquear activos confiscados por el chavismo, asegurando que cada dólar recuperado sirva al pueblo. Esta tríada no solo protege nuestras demandas de ser desechadas por tecnicismos, sino que amplifica nuestra voz en un coro global por la justicia.
Acciones voncretas: de la retórica a los hechos
No basta con palabras; nuestra lucha se mide en acciones. En 2025, presenté mociones para intervenir en la venta de Citgo, proponiendo un Fondo de Compensación Calificado (QSF) que garantice pagos justos a las víctimas. Actualicé apelaciones en el Tercer Circuito para cuestionar la eficiencia judicial que prioriza a bonistas sobre personas. En la CIDH, nuestra audiencia marcó un hito: el mundo escuchó el testimonio de los despojados. Solicité una licencia a la OFAC (VENEZUELA-EO13850-2025-1395693-1) para perseguir activos del régimen, desde yates hasta cuentas offshore. Cada paso es un ladrillo en el muro de la justicia, construido con la resiliencia de quienes no se rinden.
El fondo fiduciario: un futuro digno
El corazón de nuestra lucha es el fondo fiduciario: un mecanismo para que los activos de Citgo y otros bienes robados por el chavismo reparen a las víctimas. Propongo un fondo que distribuya entre 30,000 y 50,000 dólares por familia, con la ambición de alcanzar 3.5 millones por víctima a través de cuotas anuales del sucesor de Citgo.
Este no es un sueño utópico, sino un plan basado en precedentes como Republic of Hungary v. Simon, donde se repararon daños históricos. No descansaré hasta que cada víctima reciba lo que le pertenece, no solo en dinero, sino en reconocimiento de su lucha. Juntos, convertiremos las ruinas del Holocausto Petrolero en un Venezuela donde florezcan las amapolas de la justicia.
Un llamado a la unidad
Esta no es mi lucha; es nuestra. A la diáspora, a los venezolanos que resisten dentro del país, a los aliados globales: únanse a nosotros. Compartan nuestra causa en redes, apoyen nuestras campañas en [enlace a plataforma], y exijan que los poderosos escuchen. La justicia no es un regalo; es una conquista. Con unidad, venceremos la impunidad y construiremos un futuro donde nadie sea expropiado.
#JusticiaParaVenezuela