EL USO DE LA FUERZA PÚBLICA DENTRO DE VENEZUELA ES UNA DECISIÓN INTERNA Y AUTÓNOMA DEL JEFE DE ESTADO.

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Tanta discusión de nuestra representación diplomática en el exterior a los efectos de lograr apoyo con el uso de la fuerza para el cese de la usurpación del Poder Público en Venezuela, cuando en realidad éste no es un asunto del Derecho Internacional sino del fiel cumplimiento del ordenamiento Constitucional vigente en el País; es decir, que el problema no es externó sino interno.
Sin embargo, considerando las circunstancias desfavorables de la situación que actualmente enfrentamos, es evidente la urgencia de la materialización de una verdadera solidaridad y apoyo concreto por parte de nuestros Países vecinos, porque aun estando éstos afectados el problema sigue siendo de orden interno en Venezuela, agravado por no tener la requerida capacidad de respuesta con suficiente fuerza pública legitima debidamente preparada y dispuesta a proceder mediante una Orden ejecutiva del Jefe del Estado, para hacer efectiva una ejecución forzosa con suficiente fuerza y autonomía, enfrentando definitivamente las fuerzas subversivas armadas que mantienen bajo su poder las armas de la Nación e impiden la restitución del orden interno quebrantado. Ya que es sólo después de que el Jefe del Estado haya recurrido a lo que Constitucionalmente le corresponde hacer y haya sido materialmente imposible restituir de esta forma el orden quebrantado, es cuando quedaría demostrado que la situación en realidad representa un serio peligro y amenaza para nuestros vecinos y Países aliados de la Región o para la paz mundial, lo suficientemente grave como para constituir un problema que debe ser solucionado con el Derecho Internacional; razón por la cual hasta tanto el Jefe del Estado, ante esta adversidad, no haya cumplido con los imperativos Constitucionales para hacer efectiva por decisión autónoma la restitución del orden interno quebrantado o que habiendo cumplido con lo que impone la Constitución y haya fracasado, no aparecerán las condiciones para justificar que se haga efectiva una intervencion multilateral.
En este sentido por ahora sólo le corresponde al Presidente Encargado de la Presidencia de la Republica asumir el cumplimiento de sus obligaciones y atribuciones, tomando las iniciativas y decisiones pertinentes para hacer efectiva la defensa de la Republica, procurando garantizar el disfrute de los derechos y libertades de los venezolanos y venezolanas, restituyendo el orden interno, además de reafirmar la Soberanía de la Nación sobre su territorio (Arts. 3, 20, 232, 236 y 323 de CRBV).
A estos efectos se viene observando que después de la consulta popular, no sólo se ha reafirmado el rechazo del pueblo contra el régimen usurpador, sino que también ha resurgido el interés por continuar insistiendo en la gestión diplomática ante la comunidad internacional, que si bien admite considerar el uso de la fuerza aún se mantiene enfocada en la aplicación gradual de todas las opciones pacíficas, que además de que no aplican para neutralizar fuerzas subversivas armadas y reforzadas con las mismas armas sustraídas a la Republica, también prolongan la angustia de todo el pueblo, sin que aún se mencione por alguna parte la conveniencia e intención de agotar lo antes posible las alternativas autónomas que tiene la Republica de actuar internamente contra las fuerzas subversivas armadas en estricto apego a su propio orden Constitucional.
Desde esta perspectiva y considerando nuestra adhesión al orden Constitucional vigente, como pueblo estamos obligados a ser más coherentes y activos en procurar solidaridad por parte de nuestros más cercanos aliados, en el sentido de favorecer la posibilidad de obtener de ellos la necesaria cooperación, en términos de ayuda militar humanitaria, como refuerzo a un componente residual que estaría disponible para hacer efectivo el ejercicio de la Soberanía Nacional, mediante la ejecución forzosa de una orden ejecutiva que, por no disponer de las armas orgánicas de la Nación para ejecutarla, se convertiría en una decisión conjunta del Jefe del Estado con uno o más Mandatarios de los Estados que pudieran colaborar de modo autónomo a partir de la celebración de los respectivos acuerdos para cooperar en hacer efectivo el inmediato cese de la usurpación del Poder Público en Venezuela. Decisión ésta, que preferiblemente se adoptaría en el seno del Consejo de Defensa de la Nación (Arts. 232, 236 y 323 de CRBV), actuando según el correspondiente “concepto estratégico”, para luego proceder con firme determinación como una natural respuesta de la Nación soberana que teniendo en peligro su propia existencia procede a defenderse, para lo cual la Republica con su pueblo ya debería estar suficientemente movilizada y preparada.
La mencionada fuerza pública a ser utilizada, sería una fuerza legítima, organizada e inteligentemente conducida para alcanzar objetivos precisos y bien definidos. Ésto para hacer prevalecer el Bien contra las fuerzas del Mal. Porque nos estaríamos enfrentando a una agresión desproporcionada, cruel y directa, que incluye el exterminio de vidas humanas que persiste con fuerte determinación, sin que de nuestra parte exista o haya existido provocación u otros motivos justificados para que seamos atacados de la manera tan cruel como actualmente ocurre, por lo que desde el principio ya procedía de nuestra parte la legítima defensa, y ahora, como respuesta instintiva seria contra natura seguir esperando más tiempo, aunque en atención a la gravedad e implicaciones propias de la situación a enfrentar, sería justo y necesario una actuación autónoma y expedita mejor pensada con ayuda garantizada mediante acuerdos bilaterales con los Países vecinos más afectados..
Es por ello que se insiste en que ocurra la debida rectificación y reorientación de la actuación del Jefe de Estado para asegurar su permanencia en el cargo, hasta que se realicen elecciones presidenciales libres, seguras y transparentes, y “tome posesión el nuevo Presidente o la nueva Presidenta”, según el imperativo establecido en el artículo 233 de la vigente Constitución. Porque con el favor de Dios y la activación de la voluntad suprema de todo el pueblo, si se puede. Y por eso debemos insistir en este sentido, para que todo el pueblo adquiera conciencia de la magnitud y naturaleza de esta situación, de una manera que proporcione todo su apoyo al Jefe del Estado y haga sentir su permanente repudio contra las fuerzas disruptivas que aún se mantienen activas actuando sin contemplación contra la humanidad de las personas, desmantelando la institucionalidad democrática e impidiendo la recuperación de la Paz.

Abogado Leopoldo Saavedra

Ex-Fiscal del Ministerio Público.

¿CÓMO EVITAR LA MALIGNIDAD DE ALGUNAS IDEOLOGIAS POLITICAS?


Es evidente que la crítica situación que actualmente vivimos los venezolanos, tiene
mucho que ver con la inconsistente fundamentación ideológica que, por insuficiente formación,
demuestran tener la mayoría de los líderes politicos que se supone actúan como representantes
del pueblo. Deficiencia ésta que no sólo explica la dificultad que los politicos obviamente
tienen para diferenciar la ideología política que mejor favorezca al pueblo en el ejercicio de su
Soberanía en función de los Fines que constitucionalmente éste se haya fijado, sino que
también explica cómo esa misma deficiencia contribuye a que, sin ningún reparo, éstos politicos
continúen con la reprochable conducta de tolerar, en los procesos electorales, a las
asociaciones políticas que no sólo resultan subversivas del orden constitucional vigente,
sino que también alejan al pueblo, cada vez más, de las posibilidades para que, ejerciendo su
Soberanía con el modelo de Estado Democrático Liberal, pueda evolucionar favorablemente
como Nación, tal como lo viene haciendo E.U.A al adoptar y continuar con ésta referencia
ideológica democrática para convertir la actual Unión de Estados en la República Federal, al
punto de llegar a ser actualmente el más antiguo modelo exitoso de República democrática
liberal en todo el Mundo, en pleno funcionamiento con una Constitución viviente que aún se
mantiene en su versión original, pero que ha sido muy poco asimilada y analizada por nuestros
politicos, quienes no terminan de entender la ideología política con la cual se sustenta éste
modelo. Por eso nos preguntamos ¿Cómo puede un líder político representar la voz del
Soberano, si no dispone de la capacidad para distinguir y asumir la ideología política que
represente la mejor opción en favor del pueblo, como ya ha sido demostrado desde los tiempos
de la Primera República.?
En efecto, es de entender que mientras permanezca la aparente confusión que da
origen a ésta grave limitación política, como es el mal entendido concepto de “el socialismo”
en Venezuela, nada bueno obtendrá este País retrasado en su desarrollo, hasta que pueda crear
las apropiadas condiciones que le permitan al pueblo ejercer inteligentemente su Soberanía
para vivir con libertad individual, acceso a la auténtica justicia, disfrute de la propiedad privada,
paz y seguridad, y plena prosperidad; ya que por el contrario, éstos líderes continuarían con
fraude y engaños, incurriendo en la manipulación populista para imponer el socialismo original
como nuevo orden para preparar las condiciones favorables al socialismo marxistaleninista como antesala al comunismo definitivo.
Por otra parte es de entender que mientras esa irregular situación se mantiene, también
una buena parte de ése pueblo pareciera continuar cada vez más confundido e indefenso,
básicamente por concentrar su atención en tratar de identificarse con la democracia pero
asimilando al socialismo mediante la fórmula social-democrática que a su vez permanece
abierta a la influencia del Socialismo subversivo, mientras que si se asociara al liberalismo
político, que es la antítesis del Socialismo, quedaría identificado con la formula democrática–
liberal mediante la cual el pueblo podrá respirar más libertad. Por eso, aun debemos continuar
advirtiendo sobre la malignidad que también resulta, cuando esa asociación del socialismo
original ocurre con otras tendencias políticas abiertamente anti- democráticas que buscan por
todos los medios la toma del Poder, como en la práctica ha ocurrido en nuestra Venezuela,
donde ya se ha extinguido la democracia, a pesar de los esfuerzos que se hacen por restablecer
el orden quebrantado para refundar definitivamente la Republica.
Y es por lo que, en favor de nuevas perspectivas, nos proponemos en esta ocasión,
intentar exhibir algunas de las más sobresalientes diferencias que resultan de examinar
éstos dos conceptos encontrados, de Socialismo y Democracia, para lo cual se requiere
comenzar a partir de las respectivas definiciones de Soberanía, Nación y Estado.
Se entiende como Soberanía, al máximo poder que en lo interno y externo, se le reconoce
universalmente a todo pueblo o Nación libre, como un derecho natural intransferible e
irrenunciable para ejercer su voluntad política, sin tener que obedecer otro poder distinto, salvo la
voluntad de Dios.

De esta manera, se entiende que la Soberanía ejercida por el pueblo, como máximo
poder, crea el orden institucional que a su vez da origen al Estado, creado como el
instrumento idóneo para alcanzar los Fines trascendentes de la Nación. De manera que cuando
no se le reconoce la Soberanía al pueblo, como derecho natural irrenunciable e intransferible,
tampoco se puede reconocer al orden Constitucional establecido por la fuerza y aún menos al
Estado, es decir, que la figura del Estado de Derecho desaparece.
En efecto, desde la aparición de la noción del Estado Moderno a finales del Siglo XVI ,
impulsado con la influencia del liberalismo político y la introducción del concepto de
Soberanía por el filósofo francés Jean Bodino, cada Estado comienza a tratar de funcionar
conforme a un determinado modelo de ideología política liberal, tratando de identificarse con las
más elevadas aspiraciones de un pueblo Soberano, para asegurar la protección y defensa de los
derechos naturales individuales del ser humano mediante la institucionalidad democrática, que
aún se debe lograr a partir de la conciliación que evidentemente debe existir para reducir la
pugna surgida entre el liberalismo político y el liberalismo económico, reduciendo para esos
efectos el inmoderado comportamiento del Capitalismo, que al favorecer un progreso
económico sin el debido control por parte del Estado, resulta en el intolerable abuso de las
libertades individuales, tal como actualmente se observa en perjuicio del ejercicio del derecho de
igualdad ante la Ley. Es por lo que actualmente el liberalismo político y el liberalismo económico,
a partir de este conflicto., parecieran tener vidas separadas.
Por otra parte, para entender mejor la Soberanía también consideramos
pertinentes la definición que corresponde a los términos Nación y Estado. Es por
lo que al mencionar el término Nación, nos estamos refiriendo al conjunto humano
que ocupa un determinado territorio, donde todos los individuos de éste conjunto se
consideran unidos como hermanos cohesionados por lazos indisolubles, por el hecho
de vivir y compartir un mismo espacio territorial, hablar un mismo idioma, y similares
expectativas para actuar como una sola entidad política autónoma. En este mismo
orden Estado pasa a ser la entidad política y jurídica creada por la ciencia del
Derecho, para hacer realidad la autoformación de la Nación, requerida para actuar
como un sólo conjunto humano empeñado en gerenciar el bien común en función de
Fines trascendentes.
Ahora pasamos a tratar de definir los dos modelos politicos básicos de cuyo perfil
depende el tipo de Estado, Socialista o Liberal, que siempre han estado en pugna. Uno que
viene del liberalismo político nacido en Europa a finales del siglo XVI y el cual se utilizó
inicialmente en el Nuevo Mundo para la construcción de los E.U.A como República Federal, cuyo
modelo se ha querido implantar en el resto del Continente sin atender debidamente las
diferencias de orden social y cultural, junto a las condiciones exigidas para llegar a un verdadero
federalismo.
Y el otro modelo político básico, que ha tenido gran influencia, es el que proviene de
la adversion al liberalismo económico, mucho más identificado con las reformas sociales y
económicas que tienen más arraigo en Europa. Es por lo que para tener una mejor idea de estos
modelos, bien vale tratar de precisar las principales diferencias entre la Democracia y el
Socialismo.
Se entiende como DEMOCRACIA a la formula política que una Nación adopta , con la
consciente participación de cada individuo civilmente hábil, para garantizar la Soberanía popular
y la libertad individual de cada persona, en función de los Fines trascendentes que la Nación
se haya propuesto activar en su desarrollo como pueblo Soberano, con el pueblo y para el
pueblo.
Al recurrir a esta definición cabe destacar que el significado de la Democracia como
concepto, viene de dos vocablos del idioma griego, en la antigua Atenas, que son la palabra
“demos” utilizado para significar “pueblo” y “krotos” referido a “poder ” o sea, el poder del pueblo,
que en América se puso a valer con la aparición del liberalismo político , resultando de allí la
ideología política más identificada con el nacionalismo que siempre ha imperado en
Norteamericana, asociado con la Democracia Liberal. Es por ello que la fórmula democrática más
representativa de esta ideología, pareciera ser el partido Republicano en E.U.A, cuyas políticas
de Estado y de Gobierno están alineadas a la ideología política Liberal, Nacionalista y
Conservadora, rivalizando con otro partido que aun siendo democrático mantienen la tendencia a
funcionar como un partido socialista al identificarse como un gobierno más inclinado hacia el
socialismo y el globalismo, como es el caso del partido Demócrata.
Definimos como SOCIALISMO, a la doctrina política en la cual la Soberanía popular
empalidece hasta llegar desaparecer para hacer posible que se imponga el interés colectivo
sobre lo privado, mediante el protagonismo de un Estado más interventor en las dimensiones
económicas y sociales, ejerciendo control sobre la propiedad privada para dar primacía a la
propiedad colectiva, con una profunda transformación en la planificación y reorganización en la
vida de la Nación, favoreciendo asi la expansión del modelo colectivista-globalista mediante
el ordenamiento constitucional establecido directamente por el Estado, en nombre del
pueblo Soberano que asi permanece ignorado y alienado.
Es el caso actual de Venezuela, donde podemos observar cómo el Estado y el pueblo, al
haberse inhibido de ejercer todo su Poder para defender oportunamente su renovada
institucionalidad democrática liberal, ahora favorecida con la vigente Constitución, permitieron el
predominio y funcionamiento de estos modelos social-demócratas prácticamente asociados
con organizaciones políticas subversivas que, alejados de la auténtica democracia liberal
tomaron el Poder a fuerza de populismo y engaños, limitándole asi al pueblo el ejercicio directo
de su Soberanía, no obstante existir en nuestra Constitución disposiciones expresas que
obligan a rechazar todo tipo de asaciones subversivas con ideologías políticas orientadas a
obtener la desaparición de la institucionalidad democrática para transformar la República de
Venezuela en un Estado intervenido como una colonia, en favor de Estados Socialistas
radicales con régimen totalitario.
Y es que en efecto ¿Cómo se explica ahora que la misma Constitución de la Republica
de 1999, al reafirmar por primera vez, que la Soberanía reside intransferiblemente en el
pueblo para ejercerla directamente y que toda asociación debe tener fines lícitos, y sin
embargo hayan permitido la entrada a sus procesos electorales a organizaciones políticas
subversivas enemigas de la democracia, sin que las asociaciones políticas socialdemócratas se hayan opuesto? Porque es indiscutible que al tener dichas organizaciones
subversivas Fines ilícitos, por ser estos fines contrarios. a los Fines de la Republica y opuestos a
la institucionalidad democrática, representan organizaciones criminales que debían ser
procesadas por los órganos de Justicia del Estado, y que ahora por razones obvias es demasiado
tarde, a menos que los partidos social-demócratas reaccionen. (Arts. 3, 5, 52, 67 y 333 de CRBV,
y Art. 128 del Código Penal.). Como se puede ver, estas previsiones Constitucionales y legales,
obviamente que no han sido suficientes para que los partidos politicos social-demócratas
básicamente, impulsaran sus debidas iniciativas, pero tampoco para el pueblo que ha
permanecido engañado y sometido por estas organizaciones políticas.
Por otra parte, observemos las diferencias básicas que podemos extraer del
Socialismo con respecto a la Democracia- liberal que, entre otras, son las siguientes: 1)
Degrada la Soberanía popular, para ser ejercida en forma conjunta o directamente por el
Estado 2)Propicia el control absoluto de la población por parte del Estado. 3) Procura la Virtual
desaparición de la libertad individual..4) Supremacía de la propiedad colectiva sobre la propiedad
privada. 5) Restricciones a las libertades económicas por parte del Estado. 6) Tendencia hacia el
globalismo o nuevo orden Mundial.7) Se mantiene abierto a sostener alianzas con las
asociaciones subversivas.
Con lo expuesto consideramos, que se pudiera inferir la diferencia básica existente entre
el tipo de Estado Democrático Liberal y el Estado Socialista El primero porque es el que
mejor favorece la libertad individual y económica, como condición necesaria que deben tener
las personas para alcanzar su plena libertad y prosperidad, según sus propios esfuerzos y
capacidades; mientras que el segundo, al no garantizar las referidas libertades individuales y
la igualdad ante la Ley, se aleja del pleno desarrollo de la persona humana, que asi se ve
limitada como ser biológico, social y político, reemplazando asi el protagonismo del ser humano
para darle espacio y primacía al cuerpo social, al cual sirve completamente alienado.


Abogado. Leopoldo Saavedra B.