De FEE
Por Marcus Maldonado
Esta semana, el Congreso dirigirá sus esfuerzos contra servicios como Amazon Primer y la tienda de aplicaciones de Apple durante la audiencia del Senado sobre La Ley para la Innovación y Elección en Línea (AICOA por sus siglas en inglés).
La iniciativa, promovida por la Senadora de Minnesota Amy Klobuchar, es una expansión de gran alcance de las leyes antimonopolios impulsadas por un pánico debido al éxito de las plataformas de tecnología estadounidenses. Mientras los impulsores de esta expansión de las leyes antimonopolios argumentan que estas reformas beneficiarán a los consumidores, está claro que esta legislación se trata más de castigar políticamente a las compañías impopulares que de proteger a los consumidores.
Como las leyes antimonopolios afectan a los consumidores
La Ley requiere que las “plataformas cubiertas” (sólo Facebook, Amazon, Apple, Microsoft y Google califican) permitan esencialmente al sistema legal decidir cuantos de sus productos y servicios pueden proveer. Específicamente, la Ley prohibiría la “auto preferencia” de los productos de la propia compañía cuando ese comportamiento cause “competencia desleal.” Lo que sea considerado como auto preferencia y bajo qué circunstancias esto puede llevar a una “competencia desleal” sería decidido por un juez. Algunas prácticas que pudieran caer en esta prohibición radical podrían ir desde ofrecer Apple TV+ pre instalado de manera gratuita en Televisiones Apple hasta promover las direcciones de Google Maps como el primer resultado si haces una búsqueda en Google.
La incertidumbre regulatoria y la posibilidad de prohibición alrededor de estos productos populares resultará en menos opciones y costos más altos para los consumidores. A medida que las compañías deben lidiar con precios más altos para enviar en Amazon o anunciarse en Facebook o Google, dichos incrementos serán puestos seguramente en los consumidores. Incluso el economista de centro-izquierda, Larry Summers, ha advertido que “(H)ipster Brandesian antimonopolios…es más propenso a subir precios que bajarlos.”
Los consumidores también tendrán que perder en productos y servicios que podrían existir y que no serían económicamente viables de desarrollar. ¿Por qué Google continuaría invirtiendo en investigar y desarrollar nuevos servicios gratuitos si un juez podría decidir en cualquier momento que no pueden ofrecer dicho servicio?
Como esta legislación ayudaría a los consumidores no está claro. Incluso algunos de sus impulsores no parecen estar seguros. Un empleado del Senador republicano Chuck Grassley, propulsor de esta iniciativa, fue citado diciendo “Si hacemos excepciones para todas las características pro-consumidores, entonces esta Ley será inútil.”
Quizás, eso ocurre porque la verdadera intención de esta legislación no es la promoción de la competencia en nombre del bienestar del consumidor. En vez, la meta de esta legislación es aislar a las grandes empresas de tecnología por su tamaño y éxito y castigarlas para beneficio político.
La Ley Aisla las Grandes Compañías de Tecnología
Toma Amazon Basics, la línea de productos de la “marca privada” de Amazon (también conocida como la marca de la tienda) se ha convertido en uno de los más grandes ejemplos de los productos que podrían ser prohibidos por esta legislación. Bajo AICOA, se le podría limitar a Amazon potencialmente su capacidad de producir y promover los productos de Amazon Basics, pues sería promover y vender sus propios productos en su propia plataforma.
Dejando a un lado que los terceros pueden vender fácilmente sus productos en plataformas como eBay, Etsy, o Shopify, Amazon no es la única en producir y vender su propia línea privada de marcas. Target, por ejemplo, genera un 33% de sus ganancias a través de las ventas de una sólida lista que incluye 48 marcas privadas, con 10 de estas marcas valoradas en más de $1 billón cada una. Otras grandes tiendas como Kohls y JC Penney generan más de un 44% de sus ganancias gracias a las marcas privadas; mientras que el porcentaje de las ganancias de Amazon por marcas privadas sólo genera un 1%.
Claramente, los aspirantes a fideicomisarios de nuestra era no consideran injusto el comportamiento de la “auto preferencia” para vender marcas privadas una “competencia desleal” cuando la realizan minoristas tradicionales. Están en lo correcto de permitir que estos minoristas tomen estas decisiones independientes de interferencia gubernamental, y sería sabio hacerlo para el resto de la economía.
Esta legislación está hecha en una manera que aísla y ataca algunas de las compañías más exitosas de los Estados Unidos. Hay una variedad de motivos por los cuales un legislador quisiera hacer eso, yendo desde proteger a competidores estatales hasta preocupaciones sobre como estas compañías moderan el contenido en línea. Estas preocupaciones, sin embargo, están fuera del alcance del objetivo limitado de las leyes antimonopolios de colocar el bienestar del consumidor primero.
Sería acertado que el Congreso se diera cuenta de esto y que dejara a estas grandes compañías tecnológicas en paz.