Caracas. – El anuncio sobre la instalación de una oficina de la Corte Penal Internacional (CPI) en Venezuela, ha provocado reacciones encontradas en las redes sociales. Mientras algunos consideran que la cercanía del organismo, permitirá un mayor acceso para denunciar los crímenes de lesa humanidad, otros perciben que la presencia del fiscal Karim Khan tendrá otros resultados.
El tema ha generado controversias en diversas plataformas digitales. Los portales informativos se hacen eco de la información desde este pasado jueves, debido a la importancia que reviste.
Las decisiones que tome la CPI sobre el caso Venezuela son determinantes. La trascendencia que tendrán sus resoluciones, para bien o para mal de los venezolanos, podrían marcar un antes y un después, según las opiniones de expertos en derecho internacional, y también, según la sensatez de muchos internautas que han expuesto sus reflexiones sobre el tema.
Por ejemplo, la abogada y defensora de los Derechos Humanos, Tamara Suju, asegura que hay graves problemas y fallas que el narco régimen no podrá ocultar a la CPI, una vez que comience a funcionar la oficina del ente en el país.
Con la debida presión mediática, las denuncias sobre estas situaciones podrían abrir una grieta y resquebrajar a la narcotiranía a niveles impensables, según han considerado algunos usuarios en las redes.
Algunas ONG’s, como Provea, consideran que la sede de la CPI es un paso importante, para que las averiguaciones y los señalamientos hacia los culpables de los crímenes, se aceleren y concreten.
Sin embargo, en otros casos, las expectativas son distintas. Muchos creen muy probable, que Maduro y sus jerarcas puedan llegar a influir en Khan, a través de sobornos y prebendas, logrando evitar las condenas que por ley les corresponden.
Piensan, que los altos niveles de corrupción podrían, de alguna manera, filtrar la nueva oficina de la CPI, desviando los objetivos y propósitos de esta en el país.
En estas dos opciones se debaten los usuarios de las redes, quienes en todo caso, apuestan por dejar que el tiempo decida cual facción tuvo razón al final.