El estudio acometido por la asociación académica independiente Un Estado de Derecho (UED), sugiere que es en centros pedagógicos alternativos, de bajo costo, donde una cantidad cada vez mayor de estudiantes, en especial los del sistema público, se están educando realmente.
Caracas, 2 de mayo de 2022. Donde todos ven “tareas dirigidas”, un grupo de investigadores venezolanos del derecho y la ciencia están viendo otra cosa: una que se dejó observar durante tres meses y que se mostró, nítida, en los hallazgos de la investigación realizada por la asociación académica Un Estado de Derecho (UED) entre septiembre y diciembre de 2021.
El estudio hecho en Petare, municipio Sucre del estado Miranda, reveló que cerca del 40 % de los escolares de esta populosa y emblemáticamente desfavorecida parroquia caraqueña, acude a servicios de enseñanza pagos, de bajo costo, ofrecidos por educadoras de la propia comunidad. Y que, de acuerdo con la evidencia obtenida, consisten en algo más que dirigir tareas.
La pesquisa interdisciplinaria fue dirigida por Antonio Canova, abogado constitucionalista, profesor de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), catedrático de postgrado de la Universidad Francisco Marroquín (UFM) y director general de UED; junto con Klaus Jaffe, químico, profesor emérito y coordinador del Centro de Estudios Estratégicos de la Universidad Simón Bolívar (USB).
Los resultados fueron presentados este lunes 2 de mayo por Canova, Jaffe, y María José España, abogada, investigadora de UED, autora de Mi bello viaje de Petare a la Ucab, un relato autobiográfico narrado desde la experiencia de quien vive en Barrio Unión.
Canova y Jaffe subrayaron que si bien se trata de una primera aproximación empírica, de alcance modesto, con la cual UED arranca el proyecto El bello árbol Venezuela, describe una realidad cada vez más patente: por un lado, la casi inexistencia de proceso educativo oficial y, por el otro, el surgimiento de un orden espontáneo, no planificado, de personas resolviendo sus problemas por sí mismas.
Los investigadores encuestaron a 458 padres y/o representantes en Petare. Esta muestra, luego de ser ajustada a los criterios del estudio, proporcionó datos de 408 escolares de entre 6 y 16 años, estudiantes de 47 escuelas públicas, 21 colegios privados y 7 planteles privados subvencionados de Petare Norte, Petare Sur, Petare Oeste y Casco Histórico. El propósito -acotaron- es conocer y documentar lo que ocurre principalmente en el nivel de primaria.
Esta fase de encuestas rápidas, la primera de dos, arrancó el 16 de septiembre, la misma fecha fijada por el Ministerio de Educación para la reanudación de actividades administrativas, obreras y docentes, previa al reinicio progresivo de clases presenciales después de año y medio en modalidad a distancia por causa del confinamiento Covid-19.
UED pidió a los padres y/o representantes estimar de una manera muy general, sin mayores esfuerzos de cálculo ni especificaciones de gastos, cuánto invierten mensualmente en la educación de sus hijos. Los de escuelas públicas arrojaron un promedio $16 al mes.
Se les preguntó de qué otra manera, distinta a la formal, educan a sus hijos. De aquí se desprendió que 39 % paga tareas dirigidas; 38 % no recurre a ninguna; 19 % se vale de reforzamiento en casa; 3 % contrata clases particulares y 1 % aprovecha contenidos de internet. Al sumar tareas dirigidas con clases particulares, se aprecia que 42 % de las familias petareñas se esfuerzan económicamente por costearse educación.
Se halló que 65 % de los niños que van a tareas dirigidas son alumnos de escuelas públicas; 23 % de colegios privados y 12 % de privadas subvencionadas.
Los investigadores identificaron un patrón: el pago por los servicios de tareas dirigidas es semanal, en dólares: $4 en promedio. Esto representa unos $18 al mes.
“Estos resultados muestran una situación que amerita ser estudiada con mayor profundidad y sobre todo desde una perspectiva amplia, distinta a la tradicional. Estamos viendo que un porcentaje grueso de familias pobres, cuyos hijos van a escuelas públicas, en teoría gratuitas, hacen el enorme esfuerzo de pagar, adicional a lo que ya gastan para mantenerse en el sistema oficial, cerca de 20$ mensuales por servicios de enseñanza particular. La respuesta a la pregunta de por qué lo hacen luce tan obvia como el estado de la educación en Venezuela. Detrás de esta obviedad hay una serie de manifestaciones emergentes que no deben ser ignoradas ni mucho menos despreciadas”, expuso Canova.
La segunda fase de la pesquisa académica consistió en una aproximación al fenómeno conocido como tareas dirigidas, del cual ya se tenían suficientes indicios. Para ello, UED entrevistó a 62 educadoras (todas mujeres) dedicadas a estos servicios en Petare.
Entre éstas se incluyen 14 docentes agrupadas en Descargando Futuro, una red de casas de tareas dirigidas articulada en mayo de 2021 por la organización Zona de Descarga, artífice de los famosos conciertos y otras actividades en las no menos famosas platabandas petareñas.
Durante octubre y noviembre de 2021, UED realizó varios talleres presenciales con las integrantes de Descargando Futuro y otros actores educativos locales.
El bello árbol Venezuela -resaltó Canova- es un esfuerzo de dos dimensiones: una cuantitativa, orientada a la búsqueda de datos sobre la realidad del derecho a la educación en el país; y otra cualitativa, comprometida con los relatos, con la difusión de las historias personales que encarnan los diversos matices, humanos y sociales, de esa realidad tan compleja. El proyecto es también -completó Jaffe- un ensayo de facilitación de sinergias educativas locales.
Llamó la atención que las educadoras, aunque ofrecen “tareas dirigidas”, realmente conciben estas actividades como centros pedagógicos, unidades de enseñanza comunitaria, incluso escuelitas; lo cual refleja la intención, en algunos casos más intuitiva que razonada, de ser consideradas prestadoras de un servicio profesional individualizado más allá del mero apoyo en los deberes escolares.
La mitad de estas maestras trabaja en tareas dirigidas desde antes del inicio de la pandemia. El otro 50 % empezó después de marzo de 2020.
Casi dos terceras partes de estas docentes trabajan también en instituciones educativas formales: 63 % en públicas, 32 % en colegios privados y 5 % en privadas subvencionadas.
Se les preguntó qué las impulsó a ofrecer el servicio. La opción deber vocacional (relacionada, aunque no únicamente, con la emergencia pandémica) arrojó 34 %, mientras que demanda de los padres y necesidad de ingresos obtuvieron ponderaciones idénticas: 33 %.
De acuerdo con los montos indicados por las docentes, cobran entre 1 y 5 dólares semanales a cada alumno. “Se muestran visiblemente incómodas, apenadas, casi contrariadas, cuando se les pone en el caso de referirse a lo que devengan por su trabajo particular. Se esfuerzan excesivamente en justificar ese cobro, lo cual evidencia cuán estigmatizada está la idea del lucro y cuánto nos toca hacer para defender la plena habilitación moral, el legítimo derecho de nuestros docentes, a obtener una remuneración digna por su labor”, enfatizó María José España.
La activista de derechos humanos destacó que 81 % tiene formación docente, algunas hasta de cuarto nivel. Resaltó otro dato relevante: 82 % de las educadoras da facilidades económicas a los padres. 48 % de ellas exoneran totalmente a quienes no puedan pagarle; es decir, otorgan becas completas. Una maestra tiene 14 becados y otra tiene 13, por ejemplo.
Para 53 % de las docentes encuestadas, el servicio que ofrecen representa su principal fuente de ingreso. Los cálculos muestran, según el promedio semanal registrado ($34), una entrada mensual de al menos $135.
“El tema de los incentivos…”, puntualizó el director general de UED, al precisar que durante el período de realización de las encuestas, el docente de máxima categoría en el sistema público (más de 20 años de servicio y postgrados) devengaba un sueldo base de unos $11, que ni siquiera con los varios bonos gubernamentales llegaba a $65 al mes.
Las casas de tareas dirigidas abarcadas por el estudio atienden a 797 niños. De estos casi 800 alumnos, 68 % están inscritos en escuelas públicas, 23 % de privadas y 5 % en privadas subvencionadas. UED halló además que 4 % está fuera del sistema escolar formal; o sea, que las maestras comunitarias de Petare son quienes están educando a una parte de esa población que tanto inquieta a los especialistas en desarrollo.
Los datos ofrecidos por las docentes muestran que 59 % de sus alumnos son estudiantes de primaria; 18 % son de séptimo, octavo y noveno grado de media general, mientras que otro 18 % se encuentran en etapa inicial y 5 % cursa los dos últimos años de bachillerato.
María José España precisó que 45 % de las casas de tareas dirigidas identificadas por el estudio de UED se localizan en Petare Sur: El Nazareno, Maca, La Planada, San Blas, entre otros, considerados los más vulnerables, socioeconómicamente, de la parroquia.
En Petare Norte, en barrios emblemáticos como José Félix Ribas y La Agricultura, se ubica 39 % de los centros. En el Casco Histórico, percibida por los propios petareños como una zona privilegiada, “sifrina”, se halla el 10 %.
Las tareas dirigidas, o centros pedagógicos alternativos, funcionan en diferentes esquemas de días y horas de asistencia, con predominio de cinco días a la semana, tanto de las maestras como de los niños. La mayoría de las educadoras dedica más de cuatro horas diarias y el mayor número de niños asisten un promedio de dos horas al día.
UED registró que 23 % de las casas de tareas dirigidas emplea a una, dos, y en algunos casos hasta tres, educadoras.
Cuando se les preguntó a las docentes de Petare si consideran conveniente que las competencias y aprendizajes de sus alumnos puedan ser certificadas por un sistema independiente, no gubernamental, 92 % contestó: Sí.
UED indagó con las maestras de tareas dirigidas en distintas dimensiones de satisfacción, tanto con su emprendimiento como con sus empleos en instituciones formales: retribución económica, realización profesional, calidad y utilidad del aprendizaje de los alumnos, actitud y disposición de los padres y/o representantes, y reconocimiento social.
En sus propios centros, todos los respectivos aspectos y niveles de agrado resultaron sensiblemente mayores en comparación con los de su labor en escuelas públicas e incluso en la de los colegios privados. Por ejemplo: 95 % de las educadoras expresó máxima satisfacción en relación con la valoración que perciben de sus comunidades. “Se sienten especialmente apreciadas”, resaltó Canova.
Los hallazgos de esta investigación exploratoria -añadió el director de UED- podrían resultar sorpresivos para algunos; pero no para quienes conocen las investigaciones realizadas desde hace dos décadas por James Tooley, autor de El bello árbol, libro que documenta cómo los más pobres, de los países más pobres del mundo, en África, en India, en China, se están educando a sí mismos. El profesor inglés, rector de la Universidad de Buckingham, Inglaterra, sigue con atención y entusiasmo el inicio de los estudios en Venezuela.
Jaffe anunció el arranque de una segunda investigación, ya en curso, en Montalbán, municipio del estado Carabobo. En este poblado de 28 mil habitantes, donde solo hay agonizantes escuelas públicas, y donde ya se han observado patrones similares a los hallados en Petare.