La elección en USA

Gabriela Montero

Me entristece tanto ver a los venezolanos atacarse y burlarse del dolor del otro, cuando ya sufrimos lo suficiente con la herida abierta del secuestro de nuestro país, de nuestras raíces, de nuestro futuro como ciudadanía.

Las guerras entre los que son «Bidenistas o no lo suficientemente Bidenistas o Trumpistas o no lo suficientemente Trumpistas», me parte el corazón. Han logrado dividirnos nuevamente. Como es posible!? El dolor que nos une es el mismo. La lucha de nuestra hermandad, se llama Venezuela. Si bien es cierto que la política exterior del Norte nos afecta, estas no fueron nuestras elecciones. Los Americanos decidieron. La realidad es que la mayoría se creen expertos en política, pero muy pocos realmente conocen los hechos mas allá de la información que manejan los medios.

Veo con sorpresa como quienes votaron por Biden, se burlan de quienes votaron por Trump. Se regocijan al ver las emotivas reacciones de quienes sienten temor de que nuestro país continue a la deriva, perdido en un mundo cómplice y mayormente indolente. No faltan los memes, las burlas y los insultos. En vez de burlarse, por qué no los entienden? Las burlas solo sirven para agrandar ese trecho que los separa. Por qué no reconocen que ese temor es legítimo y que sí hay mucho del cual agradecer a Trump?

Y veo con dolor como los Trumpistas llaman a quienes votaron por Biden «traidores y comunistas». Porqué no reconocer que Trump siempre fue su peor enemigo, y que lamentablemente, quien ayudó a nuestro país en estos años, también fue culpable de crear un ambiente tóxico y turbio para muchos de quienes viven en Estados Unidos? Por qué no reconocer que alguien que votó por Biden igualmente ama a nuestro país y que, salvo algunas excepciones (los corruptos) también ha sufrido el destierro?

Tengo gente querida de ambos lados. Biden no es Chavez y Trump no es Hitler. Ni Biden ni Trump tampoco son mesías. Que fácil es caer en la trampa del culto a la personalidad.

La realidad es que Biden ganó las elecciones. De no ser cierto, la justicia americana se encargará de poner las cosas en su lugar. Antes de que me ataquen, vuelvan a leer lo que escribí. Mientras tanto, donde quedamos como Venezolanos? No permitamos que se nos olvide quienes somos, cuanto compartimos de esta triste historia de dos décadas y que tenemos más en común que lo contrario.

No quiero hablar de politica. Esta no es ni la plataforma ni el momento para hacerlo. Hablo como ser humano y como Venezolana. No soy ni Bidenista ni Trumpista. Reconozco las cosas positivas y negativas de cada lado. Eso no me hace una Ni-Ni, ni una Progre, ni una Fascista. Quiero pensar que soy alguien con criterio propio que intenta mantener un balance, basada en la excelente información que manejo.

Mi partido y mi lealtad siempre será con la gente honesta que trabaja desinteresadamente por lograr nuestra libertad. Siento que, poco a poco, ese grupo se va reduciendo. He dejado de creer en muchos de nuestros políticos por tener una linea absolutista ante la corrupción. No puedo aceptarla ni de un lado ni del otro y seguiré repudiando a quienes se han beneficiado y lucrado con el régimen. Para algunos, esa es mi fuerza. Otros, nunca lo entenderán.

Quizá mi posición radical es más propia de una artista que un político. Seguramente por eso nunca «me ensuciaré» en el campo de la política. Me mantengo al margen. Quiero ser justa. Quiero mantener siempre una linea ética que vaya de acuerdo con mis valores- y mi prioridad es ver a mi país en democracia.

Ya veremos que nos depara el futuro. Yo seguiré con mi misma linea, así eso implique que no sea bienvenida en una próxima transición en mi país. Es posible y no descarto que así sea. No necesito ser protagonista de nada. He hecho lo que mi conciencia me dicta y por amor y solidaridad con mi gente.

Espero que podamos sanar estas heridas, aceptar nuestras diferencias de opiniones, y siempre y cuando la VERDAD y la TRANSPARENCIA sean nuestro norte, sigamos juntos en este camino.

Los abrazo, sea cual sea el candidato de su preferencia.

Gabriela Montero