El fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, ha asegurado este miércoles no haber interferido en la investigación judicial sobre Hunter Biden, hijo del presidente Joe Biden, acusado de varios delitos que abarcan desde irregularidades fiscales hasta cargos relativos a posesión de armas.
Durante una comparecencia ante el Comité Judicial de la Cámara de Representantes estadounidense, Garland ha aseverado que no «interfirió», «investigó» ni «tomó determinaciones» en el caso de Hunter Biden, a la par que ha incidido en que el Departamento de Justicia «trabaja para el pueblo estadounidense».
El fiscal Garland ha remarcado una vez más su compromiso con no interferir en la investigación sobre Hunter Biden, a cargo ahora del fiscal especial David Weiss, quien ya ha presentado cargos contra el hijo del presidente por mentir en 2018 para poder hacerse con un arma a pesar de consumir droga.
Cuando comparecí ante el Senado para su confirmación, prometí que dejaría al señor Weiss en su lugar y que no interferiría con su investigación (…) He cumplido mi promesa», ha manifestado el fiscal general, según informaciones recogidas por la cadena de noticias estadounidense CNN.
En el mismo contexto, Garland ha aseverado que, de igual modo, nunca recibió instrucciones por parte de Biden para acusar a su predecesor, el expresidente Donald Trump, de delitos fiscales, negando así la teoría defendida por este sobre que su caso ante la Justicia se da tras «acusaciones políticas de Biden».
Así lo constató el último informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso. El factor detrás de los fuertes desequilibrios es la llamada “Ley de Reducción de la Inflación” que Biden y los demócratas aprobaron en noviembre de 2021.
Que las finanzas públicas de Estados Unidos estén completamente desequilibradas ya no es un secreto para nadie. El presidente Joe Biden se dedicó a condenar enérgicamente los déficits de la gestión Trump, pero bajo su propia administración los desequilibrios llegaron a duplicarse en comparación a su predecesor.
La Oficina de Presupuesto del Congreso confirmó que el rojo fiscal financiero del Gobierno federal alcanzó los 1,586 billones de dólares en los primeros 11 meses del año fiscal 2023 (que comenzó en octubre del año pasado). Los desequilibrios se dispararon un 67,6% en comparación con el mismo resultado acumulado de septiembre de 2022.
El principal factor explicativo de la destrucción de las finanzas del Estado es la llamada “Ley de Reducción de la Inflación” votada por la mayoría demócrata en noviembre de 2021 y puesta en vigencia a partir de agosto del año pasado.
The federal budget deficit was $1.5 trillion in the first 11 months of fiscal year 2023, CBO estimates—$0.6 trillion more than the shortfall recorded during the same period last year. https://t.co/mpgNLEpkOu
El programa fiscal de Biden y los demócratas incluyó un aumento sideral en los subsidios “verdes” para las energías renovables (hasta US$ 391.000 millones), expandió la burocracia federal, incluyó subsidios y controles para una gran variedad de medicamentos, estableció subsidios con connotaciones proteccionistas, y expandió el presupuesto en la mayor parte de las partidas del gasto federal (incluso los gastos en defensa y seguridad, usualmente rechazados por los demócratas).
Otro factor fundamental para explicar el desequilibrio fiscal estadounidense es el masivo rescate que se aprobó sobre sobre las deudas estudiantiles y por decreto (sin pasar por el Congreso), en agosto del año pasado.
Todas estas medidas generaron algo completamente inédito para Estados Unidos: por primera vez en décadas, el déficit del Gobierno federal mostró una divergencia preocupante con respecto a la evolución de la tasa de desocupación (que refleja las fluctuaciones del ciclo económico).
Normalmente el Gobierno desembolsa más recursos durante los períodos recesivos, en gran medida por “gastos automáticos” que son independientes a cada administración de turno, como por ejemplo el seguro federal para depósitos, los subsidios por desempleo, las ayudas sociales, etc.
Además, las sucesivas administraciones históricamente se mostraron favorables de desembarcar más recursos (esta vez de índole discrecional) durante las recesiones, mediante aumentos en el gasto de infraestructura (apoyadas por los demócratas) o rebajas impositivas (apoyadas por los republicanos). Por el contrario, en momentos de bonanza económica los Gobiernos eligieron más bien apuntalar el saneamiento fiscal.
Biden rompió completamente con esta lógica, y aunque la economía se recuperó de la pandemia y ya opera en una situación de pleno empleo, el gasto público y el déficit rompen récords. Este tipo de cosas solo habían ocurrido durante las grandes Guerras Mundiales del siglo XX, pero jamás en tiempos de paz.
La administración Biden deja al país en un estado de vulnerabilidad alarmante. Ante una eventual recesión futura, el “margen” fiscal que le queda al Gobierno federal es casi inexistente, no podría asumir aún más desequilibrios de los que ya tiene sin generar un descalabro inflacionario mayúsculo.
El presidente de EE. UU., Joe Biden, «estalló de frustración» cuando le contaron la huida de Kabul del exmandatario afgano, Ashraf Ghani, y la toma de la ciudad por los talibanes en 2021, según informa New York Post, citando el libro ‘The Last Politician’ del observador político estadounidense Franklin Foer.
Al parecer, cuando Biden se enteró del evento, exclamó: «¡Denme un respiro!», en respuesta a la noticia que le comunicó tres días después de que iniciara sus vacaciones el asesor de seguridad nacional de EE. UU., Jake Sullivan.
Foer sostiene que además de Biden, el secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, y la entonces vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki, también estaban de vacaciones durante la retirada de las tropas de EE. UU. y la huida de Ghani de Afganistán.
Al ver las «imágenes de afganos cayendo del cielo», Psaki escribió al entonces jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Ron Klain, que pensaba interrumpir sus vacaciones, a lo que Klain respondió: «Lo siento. Creo que tienes que hacerlo».
Asimismo, el autor describe que a la Administración Biden le «picó» que las críticas por su comportamiento provinieran, además de medios de comunicación opositores, de los «columnistas y reporteros venerables a los cuales el círculo interno de Biden respetaba y solía atender».
No obstante, a pesar de frustrar al presidente, estas críticas no le hicieron cambiar de opinión sobre la retirada de tropas de Afganistán, añade.
Joe Biden es el presidente de EE. UU. que más vacaciones ha tenido estando en el cargo, en toda la historia del país norteamericano, según informó este sábado el New York Post citando datos del Comité Nacional Republicano.
Hasta el 27 de agosto, Biden había pasado la totalidad o parte de 382 días de su presidencia en viajes personales nocturnos fuera de la Casa Blanca, lo que equivale a casi un 40% de los 957 días desde que asumió el cargo.
El actual mandatario supera el récord del expresidente George H. W. Bush (1989-1993), quien pasó el 36% de su mandato de vacaciones. En comparación, Donald Trump estuvo de viajes personales 381 de sus 1.461 días de su presidencia, es decir, el 26% de su mandato.
Otros expresidentes como Ronald Reagan o Barack Obama pasaron de vacaciones el 11% de sus respectivas administraciones, mientras que Jimmy Carter se tomó solo 79 días de descanso en los cuatro años que estuvo en la Casa Blanca, lo que representa el 5% de su mandato.
Elise Stefanik, congresista republicana, criticó: «Tenemos millones de inmigrantes ilegales cruzando nuestras fronteras. La delincuencia violenta está aumentando. La inflación aplasta a los trabajadores estadounidenses. Nuestros enemigos en todo el mundo están envalentonados. Mientras tanto, Joe Biden es filmado en la playa con sus manipuladores impidiéndole hablar con los medios de comunicación para responder a preguntas básicas a las que los estadounidenses merecen respuestas. Es vergonzoso».
Por su parte, Joel Griffith, miembro de la Heritage Foundation, considera que el actual mandatario no solo está ausente de mente, sino cada vez «más ausente de cuerpo».
Cabe resaltar que, casualmente, las vacaciones de Biden han coincidido con algunas de las crisis más notorias de su presidencia:
La retirada de EE.UU. de Afganistán tras la toma del poder por parte de los talibanes en agosto de 2021.
La incursión en espacio aéreo estadounidense del supuesto globo espía chino en febrero de este año.
El descarrilamiento de un tren con sustancias tóxicas en Ohio.
Kevin McCarthy, presidente de la Cámara de Representantes de EE. UU., ha mostrado su apoyo al juicio político contra el mandatario estadounidense, Joe Biden, al asegurar que la investigación es un «paso natural hacia delante» después de haber recopilado información sobre la familia del dirigente.
En concreto, al ser preguntado sobre si planea iniciar una investigación durante una entrevista de la cadena de televisión Fox News, McCarthy afirmó: «Al observar toda la información que hemos podido recopilar hasta ahora, la investigación de juicio político es un paso natural».
Asimismo, ha indicado que la investigación «proporciona al Congreso la cúspide del poder legal para obtener toda la información que necesita», en referencia a los negocios de la familia de Biden.
«Si nos proporcionan los documentos, no habría necesidad de una investigación de ‘impeachment’. Pero si retienen los documentos y luchan como lo han hecho ahora para no brindarle al público estadounidense lo que merecen saber, avanzaremos con una investigación de juicio político cuando volvamos a la sesión», ha explicado.
En este contexto, si bien el portavoz de la Casa Blanca, Ian Sams, tachó las declaraciones como falsas, vale recordar cronológicamente algunos hechos, así como otros datos relevantes al respecto que parecen apuntar lo contrario.
Para empezar, Shokin ocupaba el puesto de fiscal general de Ucrania desde febrero de 2015 hasta que fue destituido en abril de 2016. En esa ocasión, tras abandonar el cargo, afirmó que su despido fue ilegal y que se aprobó por presión del extranjero —aludiendo a EE. UU.—. Una afirmación que se presentó sin pruebas.
Sin embargo, cabe destacar que a principios de 2018, durante su intervención ante el Consejo de Relaciones Exteriores de EE. UU., el propio Joe Biden se jactó de que durante la Administración de Barack Obama presionara con éxito a Ucrania para que despidiera a su fiscal general.
En su intervención, expresó lo siguiente: «Se suponía que debía anunciar que les daríamos otros 1.000 millones de dólares de garantías de crédito y tenía un compromiso» del presidente de Ucrania, Piotr Poroshenko, y quien fue primer ministro de ese país, Arseni Yatseniuk, «de que tomarían medidas contra el fiscal del general del estado [Víktor Shokin], pero no lo hicieron».
También agregó: «Dije: ‘No, no le vamos a dar 1.000 millones de dólares’. […] Los miré y dije: ‘Me voy en seis horas. Si no despiden al fiscal, no recibirán el dinero’. […] Lo despidieron. Y pusieron a alguien en su lugar que era sólido en ese momento», señaló entonces Biden.
En este sentido, vale mencionar que el Parlamento de Ucrania destituyó a Víktor Shokin el 29 de marzo de 2016 quien, ese mismo día, fue sustituido de manera interina por Yuri Sevruk.
Además, destaca el hecho de que, en junio de 2023, el presidente del Comité de Supervisión y Responsabilidad de la Cámara de Representantes de EE. UU., James Comer, declaró que el FBI estaba investigando a Joe Biden por estar involucrado en supuestos sobornos cuando estaba en la Vicepresidencia del país, así como a su hijo, Hunter Biden.
Este sabado, el ex fiscal general de Ucrania, Víktor Shokin, declaró que Joe Biden y su hijo Hunter Biden estaban involucrados en casos de corrupción en el país.
En una entrevista con Fox News, el ex-alto funcionario afirmó que Joe Biden, quien entonces ocupaba el cargo de vicepresidente de EE. UU., hizo un soborno para que le despidieran.
«He dicho repetidamente en mis entrevistas previas que [el entonces presidente de Ucrania, Piotr] Poroshenko me despidió ante la insistencia del entonces vicepresidente Biden porque yo estaba investigando a Burisma», afirmó Shokin en referencia a la compañía gasística ucraniana de cuya junta directiva Hunter formaba parte.
De acuerdo con sus palabras, Joe Biden y Piotr Poroshenko entendían que, si Shokin hubiese continuado con su investigación de la empresa, se habrían revelado «hechos sobre las actividades corruptas en las que estaban participando».
En este sentido, Shokin indicó que Hunter Biden y Devon Archer, su socio comercial, estaban involucrados.
Mientras tanto, el exfiscal ucraniano dijo que no quiere tratar «con hechos no probados», pero, según «su convicción personal firme», Joe y Hunter Biden recibían sobornos.
«Estaban siendo sobornados. Y el hecho de que Joe Biden diera 1.000 millones de dólares en moneda estadounidense a cambio de mi despido, ¿solo esto no es un caso de corrupción?», preguntó a continuación.
Por su parte, el portavoz de la Casa Blanca, Ian Sams, tachó el comentario de «declaraciones falsas que han sido desmentidas». A su juicio, «Fox está dando una plataforma para estas mentiras a un exfiscal general ucraniano, a la oficina del cual su propio adjunto llamó ‘foco de corrupción’, generando demandas de reforma».
El expresidente de EE. UU. Donald Trump aseguró este jueves que el actual mandatario, Joe Biden, ordenó al fiscal general del país Merrick Garland que lo acuse de tantos delitos inventados como fuera posible.
«Joe Biden ha ordenado a su fiscal general que acuse al principal candidato republicano (¡por un amplio margen!) y expresidente de los Estados Unidos, a mí, de todos los delitos que se les ocurran para que se vea obligado a gastar grandes cantidades de tiempo y dinero en su defensa», escribió el político en sus redes sociales.
Para Trump, los demócratas no quiere enfrentarse contra él en las elecciones, porque sino «no estarían participando en este uso sin precedentes del arma de la ‘justicia'», agregó.
Cabe recordar que el expresidente comparecerá esta jornada ante un tribunal federal a las 16.00 horas (EST) en el marco de la investigación de sus supuestos intentos de anular los resultados de las elecciones presidenciales de 2020, que derivaron en los disturbios del 6 de enero de 2021 en Washington.
El político ha revelado que ya está de camino a Washington para ser juzgado. En sus palabras, se dirije «a Washington para ser detenido por desafiar unas elecciones corruptas, amañadas y robadas», escribió en su página de Truth Social, añadiendo que estaba «orgulloso de ser arrestado».
Esto responde al hecho de que Trump fue acusado el martes por el gran jurado convocado por el fiscal especial Jack Smith, que estuvo al frente de la investigación del asalto al Capitolio.
Rudy Giuliani, abogado del expresidente estadounidense Donald Trump, ha reconocido haber injuriado a dos trabajadores de la junta electoral de Georgia al acusarles de haber intentado amañar los resultados de las presidenciales de 2020 en favor del actual presidente, Joe Biden.
A través de sus abogados, Giuliani ha anunciado a última hora de la noche del martes que no impugnará la demanda por difamación presentada contra él por estas dos personas, Ruby Freeman and Shay Moss.
Giuliani, exalcalde de Nueva York, «no niega (…) que esas afirmaciones, de hecho procesables, sean falsas», señala el escrito de su defensa, en el que, no obstante, se insiste en que «no tenían un significado que fuera difamatorio, ‘per se'» y que son «declaraciones u opiniones protegidas constitucionalmente.»
Giuliani se enfrenta a posibles sanciones después de que se haya negado a entregar en repetidas ocasiones la información exigida por Freeman y Moss. No obstante, esta por ver si esta última maniobra legal satisface al al juez a cargo.
Cabe recordar qud, durante las semanas posteriores a las elecciones de 2020, Giuliani fue uno de los principales portavoces de Donald Trump en su campaña por cuestionar el resultado de las mismas y difundir un supuesto fraude en favor de Biden.
Hunter Biden, hijo del presidente estadounidense Joe Biden, ha pactado con la Fiscalía declararse culpable de varios delitos federales para poner fin a unas acusaciones que incluyen desde supuestas irregularidades fiscales a un cargo relativo a posesión de armas, según documentos judiciales conocidos este martes.
En virtud de este acuerdo, el hijo de Biden, de 52 años, admitirá errores en la declaración de ingresos relativos a los ejercicios de 2017 y 2018. La Fiscalía de Delaware aceptará a cambio que pueda quedar en libertad vigilada, lo que evitará una hipotética entrada en prisión.
Además, este pacto contempla una resolución alternativa para otro delito relativo a la posesión ilegal de armas de fuego, según la cual la acusación queda archivada si Hunter Biden acepta una serie de condiciones reclamadas por la Fiscalía. En este caso, se cuestionaba que pudiese tener un arma pese a que era un adicto.
Si el juez avala el acuerdo, suscrito en una de sus partes por el fiscal David Weiss, nombrado por el expresidente Donald Trump en 2018, será el final del frente judicial abierto hace cinco años contra Hunter Biden, utilizado desde las filas republicanas como arma arrojadiza contra el actual inquilino de la Casa Blanca. Tanto Trump como Biden quieren reeditar en 2024 el cara a cara electoral de 2020.
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