Quienes esperen que una banda de delincuentes genocidas y ladrones respeten las reglas del juego democrático están permitiendo que Nicolás Maduro y su organización criminal se atornille más en el poder amparado en un supuesto manto de “legalidad” producto no de ingenuidad política sino de una vulgar complicidad de los políticos de “oposición”.
Quienes se sientan con los únicos responsables de la tragedia de Venezuela no les interesa mirar por el retrovisor de veintidós años de tiranía, saben que verán presos políticos, torturados, saqueo del país, miseria, asesinatos, desplazados, destierro, entrega de la soberanía e imposición de un protector a quienes les permitan ganar cargos de elección popular.
Aún así se sientan en una mesa de diálogo sin ningún tipo de garantías, con delincuentes que saben que el poder es el paraguas que les garantiza impunidad, razón por la cual no pueden darse el lujo de ponerlo en riesgo y perderlo.
Por esa razón tienen un CNE a su medida, una irrita y servil Asamblea Nacional que “legislará” de manera expedita cualquier bodrio legal que los ampare, de no ser suficiente, tienen una corte de forajidos con toga y birrete prestos a impartir decisiones y una cúpula militar de títeres amaestrados capaces de grabar un video cantándole feliz cumpleaños a un muerto.
Otro diálogo, otra bombona de oxígeno que solo servirá para volver a suministrarle al tirano genocida más tiempo para que siga robando y humillando a los venezolanos además de brindar tranquilidad a los compañeros invitados a la mesa de diálogo para que sigan coqueteando con ellos y haciendo “oposición”.
En las elecciones regionales, los ungidos por los amos ganarán, así lo determinará la maquina contadora de votos que manipula la tiranía dando modestos premios de consolación a cómplices opositores que con una cara de tabla expresaran, “debemos estar tranquilos porque se están ganando espacios”.
En esa mesa de diálogo el rojo se mezclará con el azul, prevaleciendo el rojo que saldrá fortalecido, porque sus invitados habrán hecho la tarea de sentarse en la mesa sin condiciones y conscientes de que esta tiranía ha jugado al desgaste sin ceder poder ni espacio.
. Cnel (GN) Antonio Semprun