Por Javier Cardozo
El 22 de octubre de 2023 es la fecha que se tiene designada para el proceso de primarias de la oposición venezolana, donde se buscara elegir al candidato unitario que enfrente a Nicolás Maduro en las presidenciales de 2024. Este proceso a fechas de escribirse este articulo va a ser completamente auto gestionado, es decir, no se va a contar con el apoyo del CNE en ningún área. Todo lo va a organizar la comisión nacional y las comisiones regionales de primarias. Algún lector extranjero pensara que con lo anteriormente dicho el proceso electoral va muy bien encaminado, que solo es cuestión de que los 14 candidatos inscritos hagan su campaña y que llegue octubre pero la realidad está lejos de eso.
A día de hoy, las primarias son más una incertidumbre que una realidad, se puede saber el día y tener la lista de candidatos pero una elección abarca más que eso. Hay que ser muy claros y decir que más allá de que si el CNE tiene legitimidad o imparcialidad no contar con su ayuda es una afrenta logística muy grande, si este proceso electoral fuese uno pequeño, hecho en un solo estado o la consulta interna de algún partido como lo hizo Primero de Justicia para elegir su candidato el tema logístico sería fácil, pero una elección que busca llegar a todos los estados del país consiste en un gran dificultad a tener en cuenta.
Algunas voces decían que en las negociaciones con el CNE se hablaba de habilitar 5 mil centros de votación, sin este organismo la Comisión Nacional en conjunto con las regionales tiene que encontrar la sede física para realizar el proceso electoral, pero allí no acaba todo, suponiéndose que las tienen queda preguntarse ¿existe una estructura organizada y articulada de miembros de mesa listos para ese día? , la respuesta es que no. Si se habilitan 5 mil centros de votación en todo el país se va a necesitar varias decenas de miles de miembros de mesa, nada más en el estado Táchira que no es el más poblado del país se necesitarían casi 3 mil miembros, el problema se agranda cuando se toma en cuenta que en la parte de los testigos los partidos tampoco tienen su situación bien cubierta.
Este artículo no busca “lavarle la cara”, ni hacer un llamado a correr despavoridos a los brazos del CNE, sino que busca realmente encarar cual es el problema que se tiene, porque si se busca ocultarlo, o dejarlo para más tarde como usualmente se hace, la primaria puede llegar a no darse o a hacerlo de forma tal que devenga en una oposición debilitada de cara a 2024 . Un reto logístico equivale en la práctica a un reto monetario, para un proceso electoral de esta envergadura se necesitan millones de dólares, que como ya podrán suponer no están. La honestidad nos debe impulsar a decir que para comienzos de julio de 2023 el proceso de elección primaria se encuentra sin dinero y sin gente.
Hay otro tema importante que es los candidatos. Hace poco se dio a conocer que María Corina Machado quien es según diversas encuestas la principal candidata de la oposición de cara a primaria seguirá inhabilitada para ejercer un cargo público por 15 años, ella ha establecido que igualmente participará en este proceso, pero ¿que pasará entonces en 2024 cuando no la dejen competir en las presidenciales?, ¿se llamará a la calle como tantas veces se ha hecho? o ¿qué estrategia tiene la oposición para sortear la inhabilitación?, no está demás decir que Henrique Capriles Radonski, quien puede decirse va de segundo en la carrera electoral, también está inhabilitado; es sumamente preocupante que los dos principales contendientes a las primarias estén inhabilitados y que no se tiene solución para ello , parece que la oposición quiere seguir la famosa frase que lamentablemente define el pensamiento y el actuar del venezolano “como vaya viniendo vamos viendo”.
Hay una opción que sería que de quedar en las primarias como primero y segundo estos dos personajes, que están inhabilitados, se escojan como candidato al que quede de tercero, pero esto presenta ciertos problemas. Primero, tanto Capriles como María Corina, a pesar de la inhabilitación, pueden mostrar resistencia a que esto suceda, es difícil pensar que si ganan las primarias se van a quedar viendo como un tercero va a disputarse las presidenciales , más cuando posiblemente estos dos queden considerablemente alejados en votos de los demás. Segundo, de quedar como ese tercero presidenciable Freddy Superlano, Delsa Solórzano o José Hernández, la población opositora difícilmente se sentiría lo suficientemente animada a ir a las elecciones de 2024. No se trata de desconocer el trabajo político que estos 3 o alguno de los otros candidatos haya podido hacer sino que realísticamente habría que preguntarse ¿estos candidatos podrían movilizar a la sociedad civil a una victoria electoral contra el gobierno? Sí, es cierto que Nicolás Maduro no es apoyado por la gran mayoría del pueblo venezolano pero ese aproximadamente 20 % que esta dispuesto a votar por él es más que lo que mueven la gran mayoría de candidatos de oposición.
Es nuestro deseo que las primarias de octubre se puedan realizar, que el elegido pueda batirse contra Maduro en 2024 y conduzca a una transición política pero sería una ingenuidad decir que esto es lo que a 4 meses de la realización de las elecciones es el escenario más plausible. El 22 de octubre se presenta como una sombra, donde puede esperar la gracia de la transición o las sombras ya sea de la no realización de las primarias, la elección de un candidato que no pueda sortear la inhabilitación o de alguno que no este inhabilitado pero que no sea competencia contra Maduro.
Llamar a la elecciones de 2024 la última elección es más propio de medios amarillistas, sin embargo muchas personas ven esa contienda como su último esfuerzo en su lucha por la democracia venezolana. Si en el 2024 se pierde Maduro quedara legitimado ante la comunidad internacional, extenderá su periodo por 6 años más, para 2030 muchos de los actuales activistas por la democracia acompañaran el proceso desde la distancia de la migración