Nicolás Sarkozy, expresidente de Francia, fue sentenciado a un año de prisión por corrupción y tráfico de influencia. El ex mandatario aseguró que apelará la decisión, pero en caso de ratificarse, tiene la opción de pedir cumplir la sentencia en su hogar.
Permanecerá libre hasta que introduzca la apelación; sin embargo, debe presentarse ante la corte por un segundo caso y está siendo investigado por un tercer posible hecho.
“La evidencia es seria y consistente” dijo la corte al dar el veredicto en contra del exmandatario, además, agregaron que era “particularmente serio” porque los actos fueron cometidos por un expresidente que además es abogado, por lo que, “estaba consciente” que los actos cometidos representaban acciones ilegales.
Entre las acusaciones está el intento de soborno a un juez para que le facilitara información sobre un caso legal en el cual él estaba implicado y ayudar a algunos amigos cercanos, como el exmagistrado Gilbert Azybert, quien también fue sentenciado bajo la misma condena, a conseguir un empleo en Mónaco, acción que Sarkozy no negó, pero afirmó que ni hizo nada incorrecto.
Parte de la evidencia incluye conversaciones telefónicas en el 2014 con su abogado, Thierry Herzog, también condenado, y Azybert.
Su equipo legal se quejó de la violación a la privacidad de un abogado con su cliente.