Caracas. – Hoy viernes, 22 de octubre, se conmemoran 19 años del pronunciamiento y la rebelión protagonizada por un grupo de oficiales venezolanos, tanto activos como retirados, y de distintos rangos y componentes militares, contra el narco régimen liderado por Hugo Chávez, quienes eligieron como escenario para su proclama la plaza Francia de Altamira, en el municipio Chacao (Miranda).
El 22 de octubre de 2002, 14 oficiales del alto mando, se concentraron en ese espacio, desde donde hicieron un llamado a través de los medios de comunicación, tanto a las fuerzas armadas como al pueblo venezolano, a desconocer el mandato ejercido por Chávez en ese momento y a sublevarse.
«Nos declaramos en desobediencia legítima, desconocemos al régimen actual, convocamos al pueblo venezolano a respaldar esta medida y llamamos a la tropa, suboficiales, cadetes, oficiales subalternos, oficiales y almirantes a sumarse a esta acción», fueron las palabras del general de brigada Enrique Medina Gómez, portavoz en ese momento de los primeros 14 oficiales que dieron el histórico paso.
Como antecedente al pronunciamiento, se cita la exigencia a Chávez para que renunciara, efectuada por el coronel de la aviación Pedro Soto, el 7 de agosto de ese mismo año, casi tres meses antes, quien habló precisamente desde la plaza Francia.
Entre los primeros altos mandos en sublevarse en octubre figuraron, entre otros, y aparte de Medina Gómez, los generales del Ejército Néstor González González y Félix Ruiz Guzmán, el vicealmirante Héctor Ramírez Pérez, y los generales de la GN, Carlos Alfonzo Martínez y Felipe Rodríguez Ramírez.
Dos meses después, a este primer llamado se habían sumado 102 efectivos más de todos los rangos y fuerzas, quienes eran acompañados a diario por casi 2000 personas, quienes se concentraban en la plaza.
Dos hechos violentos ocurrieron alrededor del movimiento militar escenificado en ese espacio público. Uno fue el ataque realizado por un ciudadano de origen portugués, identificado como Joao de Gouveia, quien el 02 de diciembre se infiltró entre la multitud y abrió fuego con una pistola, asesinando a tres personas e hiriendo a otras 25, sin ser culpado ni condenado hasta la fecha por esos asesinatos.
Luego, en febrero de 2003, una mujer y tres efectivos de los militares disidentes, fueron encontrados muertos. Una niña que los acompañaba logró sobrevivir al ataque, pero quedó en un delicado estado de salud.
Se cree que estas personas, encargadas de vigilar la plaza en horas de la noche, fueron víctimas de esbirros del régimen chavista, quienes los habrían asesinado para enviar un mensaje a los demás efectivos, sobre la suerte que correrían sino deponían sus intenciones.