Un terremoto ha matado por lo menos a 1.000 personas y herido a 1.500 en el este de Afganistán mientras dormían. Cientos de casas fueron destruidas por el desastre natural de magnitud 6.1 que además tuvo una profundidad de 51 km.
Es el terremoto más mortífero en el país desde hace casi dos décadas y representa un gran desafío para los talibanes, el movimiento terrorista que recuperó el poder el año pasado luego del colapso del gobierno que era respaldado por Occidente.
Los funcionarios talibanes exigieron asistencia a los organismos internacionales encargados de brindar ayuda humanitaria. Pidieron a la ONU que «los apoye en términos de evaluar las necesidades y responder a los afectados», según reportes de la unidad de UNICEF en Kabul.
El representante especial del Reino Unido en Afganistán, Nigel Casey, dijo que el Reino Unido estaba en contacto con la ONU y «listo para contribuir a la respuesta internacional».
Afganistán es propenso a los terremotos ya que está ubicado en una región tectónicamente activa. Estos tienden a causar daños irreparables y de gran magnitud, especialmente, en áreas rurales, donde las viviendas son inestables o están mal construidas.
Según datos suministrados por la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, durante la última década más de 7.000 personas han muerto en terremotos en Afganistán.