De Libertatio
Por Jorge Jraissati
A pesar del éxito económico abrumador en las décadas pasadas, el presidente electo del país, Gabriel Boric, parece estar impulsado un giro económico importante.
Desde mediados de los 70s, Chile ha sido la economía más exitosa de Latinoamérica.
Desde entonces, el Producto Interno Bruto se ha multiplicado por cuatro. La tasa de pobreza ha caído desde aproximadamente la mitad de la población a menos de un 10% de los chilenos.
Similarmente, desde los años 90s, la extrema pobreza ha decrecido desde un 35% hasta un 2%, lo cual es un logro significativo. Para ponerlo en perspectiva, un país como Venezuela, tiene una tasa de extrema pobreza de un 70% de su población.
En general, Chile es un país con una clase media robusta (65% de la población) y una esperanza de vida de 79 años. Así que, según todos los indicadores, Chile es un ejemplo de éxito; un milagro económico dentro de una región marcada históricamente por fracasos masivos de todo tipo.
De hecho, el índice de desarrollo humano de las Naciones Unidas tiene a Chile como el país líder en la región, junto con los otros 50 mejores del mundo. Esto es increíble, especialmente para un país que a inicios de los 70s era pobre.
Aún así, a pesar de su éxito, Chile parece infeliz con su historia reciente y modelo socioeconómico de desarrollo.
En el año 2019, el país vio olas de protestas masivas en su capital, Santiago. En el 2020, 79% de los chilenos votaron en favor de redactar una nueva constitución para su país, también escogieron a una mayoría absoluta de socialistas para redactar dicha constitución. Y ahora, en el 2021, Chile escogió a su primer presidente sociales desde Salvador Allende en 1970.
En la primera semana de diciembre, Chile escogió a Gabriel Boric (un exactivista estudiantil) como presidente. Con sólo 35 años de edad, Boric se convirtió en el presidente más joven de la historia del país.
Boric venció a José Antonio Kast (candidato conservador) con un 56% de los votos contra un 44%. En su discurso de aceptación, Boric dijo que su elección representó un cambio fundamental para el modelo económico chileno actual.
“No podemos seguir permitiendo que los pobres paguen por las desigualdades de Chile,” dijo Boric en su discurso.
En sus propuestas económicas, incluyó una seria de reformas socialistas, desde desmantelar el sistema de pensión privado hasta aumentarle los impuestos a los ricos e incluso a sectores económicos clave como la minería.
Desde esta perspectiva, el plan de Boric claramente es no incluir un mayor grado de solidaridad a un sistema económico exitoso, como otros socialdemócratas lo han hecho en el pasado en sus respectivos países. Por el contrario, lo que Boric y sus seguidores parecen querer es fundamentalmente cambiar el modelo económico de Chile, a pesar de su éxito económico abrumador.
Esto es lamentable, no solo para los chiles, sino para la región entera, pues parece que nuestros países siguen repitiendo los mismos errores una y otra vez.