El indicador mensual de la actividad económica se expandió casi tres veces más de lo que estaba previsto. La economía creció un 3% desde junio de 2021, y un 2,9% en lo que va de la gestión de Jair Bolsonaro.
El Banco Central de Brasil confirmó que la actividad económica se expandió un 0,69% en el mes de junio, según la serie desestacionalizada del indicador mensual. El dato efectivamente relevado superó holgadamente a todas las proyecciones de mercado, ya que se esperaba alcanzar una expansión de sólo el 0,25%.
El nivel de actividad correspondiente al segundo trimestre del año registró un incremento del 0,57% en comparación con el trimestre inmediatamente anterior. Esto marca una fuerte aceleración si se compara con las variaciones registradas entre el primer trimestre de 2021 y el último del año 2020.
La serie desestacionalizada de la actividad económica mensual muestra un fuerte crecimiento del 3,09% en comparación contra el mes de junio del año pasado, y una expansión del 2,18% comparando los primeros 6 meses de 2022 en relación a los primeros 6 meses de 2021.
La economía de Brasil tuvo un importante dinamismo a partir de octubre del año pasado, después de una abrupta interrupción del crecimiento en marzo de ese año. Entre septiembre de 2021 y junio de 2022 la actividad mensual tuvo un repunte del 3,14%.
Esta dinámica expansiva se produjo incluso a pesar del incremento de la tasa de política monetaria llevada adelante por el Banco Central de Roberto Campos Neto. La tasa SELIC trepó del 6,5% nominal anual en octubre de 2021 al 13,25% en junio de 2022, y desde agosto alcanzó el 13,75%.
En lo que va de la gestión de Jair Bolsonaro como presidente y Paulo Guedes como ministro de Economía, la actividad económica brasileña acumuló un crecimiento del 2,91%. Los actuales niveles de actividad son los más elevados desde abril de 2015, cuando la economía de Brasil se derrumbaba hacia el final del mandato de Dilma Rousseff.
El promedio de 12 meses sobre la serie desestacionalizada evidencia que la economía continúa con la tendencia de crecimiento que había antes de la pandemia, y revirtiendo parcialmente los efectos de la crisis heredada por el PT.
Las proyecciones de crecimiento para fin de año mejoraron considerablemente. Mientras que en enero los mercados financieros y las consultoras esperaban una tenue expansión de sólo el 0,3% para 2022, ahora se proyecta alcanzar un piso de por lo menos 2% anual.
La recuperación de la economía produjo un fuerte impacto sobre el mercado laboral, una conexión que se vio aceitada en mayor medida por las políticas de flexibilización regulatoria llevadas a cabo por Bolsonaro. El desempleo cayó al 9,3% en el trimestre finalizado en junio, y hasta el 9,16% según la serie desestacionalizada del indicador.
A la par del mejor nivel de actividad desde 2015, las cifras en torno a la desocupación abierta son las más bajas desde enero de 2016. La proporción de personas desocupadas en relación a la población activa cayó un 3,5% en lo que va de la administración de Bolsonaro.